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La reincidencia hace sospechar que la trama dedicada a cobrar a parturientas por recibir atención sanitaria, investigada en 2010, sigue activa u otra red tomó el relevo
Una señora conduce a dos mujeres en avanzando estado de gestación al Servicio de Urgencias del Hospital Universitario de Ceuta para un primer contacto, cerciorarse de cuántas semanas están y someterse a una ecografía. Ella dice ser la tía de estas tres féminas que, casualmente, quedaron encinta en fechas próximas entre sí. Las acompaña, sí, también habla con ellas, pero en su trato no hay ni un atisbo de afecto. Más bien, cubre un trámite al interceder entre ellas y el personal tanto sanitario como no sanitario. Nunca han visto una transacción económica entre esas ‘parientes fantasma’ y las gestantes, pero no son pocos los trabajadores que sospechan de la naturaleza de la relación entre ambas partes y perciben, tras ésta, un interés económico de las primeras a cambio de mediar en el suministro de la atención a las embarazadas foráneas.
Esta casuística resulta conocida ya que, a mediados de 2010, la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) denunció una trama para atender a marroquíes en el clínico de Loma Colmenar, en una época de recortes y congelación salarial a los funcionarios, que llevó a esta organización a investigar una serie de prácticas que corrompían el derecho de estas embarazadas –por urgencia– a la atención sanitaria en la sanidad pública local. Una corruptela ciudadana que no es solo cosa del pasado ya que, según pudo conocer este periódico, sigue produciéndose en la actualidad.
Otra de las variantes de este modus operandi consiste en que la parturienta irrumpe en el Hospital Universitario en solitario, sin hablar español ni documentación, pero, de repente, hace acto de presencia una presunta amiga de la primera que ejerce de intermediaria ante los servicios sanitarios. Una persona que, quienes tratan a diario con los pacientes en el complejo hospitalario, identifican de otras asistencias sanitarias y en la que nunca ven muestra alguna de cariño: como darle la mano o consolarla.
Siempre cabe la posibilidad de que sean familiares que se preocupan por la salud de sus parientes al otro lado de la frontera y les llevan al Hospital, sin embargo, la reincidencia de las mismas personas ha levantado de nuevo las sospechas. La supuesta red indagada por la AUGC orquestaba un cadena perfectamente establecida y coordinada en varios eslabones hispanomarroquíes que cubrían desde la figura de la captadora de las embarazadas, pasando por sus ocultadores en viviendas de la ciudad hasta los ‘familiares fantasmas’.
Una trama que guarda similitudes con la investigada en estos momentos por la Policía Nacional en Melilla, donde tratan de esclarecer si están actuando mafias que introducen a marroquíes embarazadas para que den a luz en el Hospital Comarcal debido al elevado número de parturientas de esa nacionalidad que atienden en la ciudad hermana.
Estas organizaciones se estarían aprovechando económicamente de estas mujeres a cambio de que sean ingresadas en el centro sanitario melillense, ya que al tratarse de una urgencia médica, son atendidas por el hospital. A fecha 31 de octubre, el número de partos en el clínico de Melilla ya estaba en 2.600, según las agencias de noticias, por lo que si sigue esta tónica, en 2016 se batiría un nuevo récord de asistencia a embarazadas, con un total de 3.120 entre nacionales y extranjeras.
Partos atendidos
En 2015, el 28,7 por ciento de los partos atendidos en Ceuta fue a mujeres extranjeras. El 23,3 por ciento del total de mujeres que dieron a luz en el Hospital Universitario en 2014 fueron marroquíes que cruzan la frontera para tener sus bebés en la sanidad pública española. Según las estadísticas facilitadas por Ingesa, en los cuatro años anteriores estos alumbramientos alcanzaron el 32 por ciento en el 2010, el 35 por ciento en el 2011; el 30 por ciento en 2012; y el 24,1 en 2013.
Mas claro el agua
En este país somos unos auténticos tontos de remate. No tenemos para los de casa y les pagamos el parto y la estancia a los de un tercer país "enemigo fiel". Así nos va y nadie le pone coto a todo este subterfugio.