En el caso del Soldado de Caballería Baldomero Leiva pavo, creo que el olvido que se cometió con él, como escribió un filósofo “…El olvido llega al corazón, como a los ojos el sueño…” (Alfred de Musset), ya que durante más de 50 años la condecoración ganada en el campo de batalla estuvo en el olvido, finalmente hace varios años con todo honor le fue impuesta por el Delegado de Defensa de Córdoba a Baldomero Leiva Pavón, soldado del Grupo Expedicionario de Caballería “Santiago”. EL GRUPO EXPEDICIONARIO ‘SANTIAGO’ EN EL SAHARA
El 13 de Enero de 1958 desde Alcalá de henares de su acuartelamiento partía con destino al Sahara, un Grupo Expedicionario de Caballería al mando del Capitán, Rufino Delgado Olivas, compuesto por dos Escuadrones y Plana Mayor con material de Transmisiones “CSR” (Cañones Sin Retroceso), Talleres y Sección de “Jeeps”.
Un Escuadrón al mando del Capitán Iván Santos Rodríguez con Plana Mayor otro Escuadrón mecanizado al mando del Capitán, Manuel Brenes Moliner, con tres secciones de jeeps y un Escuadrón Blindado de auto-ametralladoras con cañones (A-M8), al mando del Capitán Luis Pérez Blanco.
Apenas habían desembarcado y con muchas dificultades el Grupo “Santiago” el 30 de Enero de 1958 sale en misión de reconocimiento con una Sección de Jeeps y otra de AAC (auto-ametralladoras con cañón), por la carretera, por la carretera Aaiún-Villa Cisneros, para, posteriormente dirección al Meseye, con una profundidad de 18 kilómetros regresando a su base, en este servicio hubo que lamentar la baja del Capitán Raúl Lion Valderrabano que resultó lesionado al fracturarse la pierna derecha, siendo hospitalizado en el Hospital de El Aaiún. El 31 de Enero de 1958 otro Escuadrón inicia la salida con la misión de proteger un convoy, regresando a su Base sin novedad. SIETE HORAS BAJO UN INFIERNO DE FUEGO
Hoy transcurrido más de medio siglo, el Soldado Baldomero Leiva Pavón recuerda cuando, con el Jeep-Willis, como conductor a las órdenes del entonces Teniente, Federico García Gange, con toda dureza cuando se vieron en medio del Desierto envueltos en una lluvia de disparos de fusil y ametralladoras de las Bandas Rebeldes de Liberación Marroquí que era lo más parecido al infierno.
Así lo recuerda este Jinete del Santiago 1. “…Lo ocurrido en el Sahara el 9 de Febrero de 1958, sucedió cuando salimos dos Expediciones desde El Aaiun, cuando subíamos por el río arriba, yo iba con el Jeep por el margen derecho de dicho río, habíamos circulado unos 3 o 4 kilómetros, cuando empezaron a tirotearnos, la hora no la recuerdo bien pero podían ser cerca de las 10 de la mañana. Ante el intenso fuego nos detuvimos y bajamos del Jeep”.
En el fragor del combate el Teniente Federico García-Gange le dice al Soldado Baldomero Leiva Pavón que vaya con el Jeep a recoger varios soldados muertos y heridos que se encontraban a un kilómetro aproximadamente, una misión peligrosa ya que la zona estaba batida por el fuego enemigo, a pesar del riesgo que conllevaba dicha misión el soldado Leiva Pavón arranca el Jeep y se dirige hacia el lugar donde yacían los heridos y los muertos, el enemigo, que se da cuenta de la acción de este heroico soldado, abre fuego de fusilería y ametralladora sobre el Jeep.
Así, en el recorrido de unos pocos metros, el Jeep se convierte en un colador de agujeros del fuego enemigo… A pesar de ello, pudo replegarse y quedarse haciendo fuego contra los atacantes. Para dar una idea de lo que allí sucedió solo es necesario citar que el combate comenzó a las 9 de la mañana y para rescatar a este bravo soldado los muertos y heridos, lo fue a las 6 de la tarde…”.
Fue determinante el Informe que emitió el entonces Teniente Federico García Gange sobre el comportamiento de este soldado, que se ignora cómo pudo dormir en algún cajón de un archivo para que transcurrieran más de 50 años hasta que este valiente soldado viese sobre su pecho prendida la Cruz Roja al Mérito Militar, tan merecidamente ganada.
Del testimonio de un Oficial del Grupo de Caballería “Santiago 1” en la campaña del Sáhara, este recuerda el combate del 10 de febrero, cuando el Sargento Antonio Soto García iba en un Jeep y en el momento que se inicia el combate es herido el conductor, el mencionado Sargento coge los mandos del Jeep y deposita el cuerpo del Soldado en el Jeep, conduciendo el Jeep el Sargento Soto recibe una herida de dos proyectiles, hace alto y ordena el despliegue de su Unidad para repeler la agresión.
Aunque sangra abundantemente, cuando observa que uno de sus soldados cae herido acude en su ayuda, lo recoge del suelo y lo toma sobre sus hombros y, cuando regresan al Jeep con el cuerpo del Soldado recibe una mortal herida por la espalda y otra por el cuello que le arranca la vida.
La Sección de Auto-ametralladoras, al ver la delicada situación gira hacia el borde de la Saguía, abre fuego sobre el enemigo y este huye de la forma que suele hacerlo, aprovechando el terreno más difícil para impedir ser alcanzado por los Jinetes del “Santiago 1”.
Antes de iniciarse los combates en el acuartelamiento donde se hallaba el Grupo “Santiago”, el prestigioso soldado, el Coronel Manuel Mulero Clemente, Medalla Militar Individual, les dirigió estas palabras:
“Esta es una guerra muy distinta a la Guerra Mundial y a nuestra guerra. Aquí tenemos un enemigo duro que conoce bien su terreno y sabe combatir. Pasaréis fatigas y privaciones, pero estoy seguro de que vuestro gran espíritu militar sabrá sobreponerse a todo y venceremos. La patria o necesita y aquí y ahora sois el principal eslabón de la cadena de los que la sirven. ¡Señores, Viva España!”.