La cruda realidad

Muñoz Serrano, Manolo Luque, García de Vinuesa, Mohamed Amar... Y hasta un imaginario E.C.L., que a voz en grito pregonaba con su proverbial socarronería la pavana de Vicente Álvarez amenizando el cotarro. El patio parecía animarse. Magnífico. Cinco, o quizá más, aspirantes a la presidencia. ¿Quién dijo que el Ceuta estaba cada vez más sólo? Esto puede ser un magnífico revulsivo, pensaban algunos. Como jamás en la historia, rara avis, la presidencia parecía tener muchos ‘novios’ (?).
El Ceuta fue siempre un club de candidato único. Excepto en una época, tras la fusión con el At. de Tetuán, en 1956, que, dicho sea de paso, nos sirvió para colarnos por la puerta de atrás en Segunda División.
Qué tiempos aquellos en los que, además de llenarse el estadio a rebosar para disfrutar del fútbol, Pepe Benoliel y Julio Parres se disputaban ‘encarnizadamente’ la presidencia. Los dos la disfrutaron. En su mandato, Julio sostenía que era necesaria la existencia de la oposición en aquel club, que sí que tenía socios. Muchos. Y con ellos se celebraban las asambleas. Solían llenar el ‘Teatro Cervantes’ y a ellas acudían ‘parristas’ y ‘benolielistas’, tantas veces enzarzados noblemente con las distintas ideologías futbolísticas de sus líderes.
Estamos muy lejos de aquello. En el tiempo y en la realidad del fútbol ceutí. Cuando el miércoles se cierre el plazo de presentación de candidaturas para la atípica elección de presidente de un club que carece de socios, solo quedará un nombre. Los demás, por diversas razones han desaparecido, incluso los que se decía que estaban en la sombra. Qué pena. Van a sobrar las urnas.
Lo más triste y repugnante del caso es que el único candidato que parecía poder disputar la presidencia a Muñoz, haya tenido que abandonar precipitadamente su idea tras ser objeto de graves amenazas, extensivas a su familia. Aunque todo sea cosa de algún exaltado, era lo único que le faltaba al fútbol de Ceuta y a la ciudad. Luego nos quejaremos de que nos crucifiquen y difamen por ahí, especialmente quienes expresaron esta temporada en otras categorías su temor a jugar en nuestra ciudad, y hasta la posibilidad de una negativa a desplazarse a ella.
Vaya mi mejor apoyo para Manolo Luque en estos momentos. Un hombre de cuyo proyecto me quedo con su iniciativa de la creación de la figura del socio y cuanto llevaría consigo; con su promesa de transparencia permanente de las cuentas a través del seguimiento de una letrada teniendo en cuenta que la Ciudad cubre en un 90 por ciento el presupuesto de la entidad, con el compromiso de que todo lo que se extralimitase del mismo correría a cargo de su bolsillo; y la convocatoria de unas elecciones en toda la regla, un año después, ya con los socios.
En tiempos de crisis y de duros recortes, con el escaso número de seguidores que tiene el Ceuta, al menos en las gradas, hay que plantearse su futuro de una vez por todas. Otra cosa sería que se lograra ilusionar de nuevo a la afición, lo que podría justificar de alguna manera la fuerte inversión municipal. Porque lo de la publicidad que para Ceuta supone su representante en el fútbol suena a otras épocas.
El que quiera fútbol que lo pague de su bolsillo, como bien decía nuestra pavana el viernes. Que se llegue hasta donde quienes arropan al equipo lo permita o el presidente de turno lo posibilite con su altruismo, más la ayuda municipal de toda la vida, sí, pero siempre, siempre, proporcional a la respuesta de los aficionados y a la promoción de la cantera. Qué lejana y extraña resulta ya esa imagen de ‘A. Murube’ que les rescato de la época de la desaparecida Agrupación Deportiva Ceuta. Ese era el ‘Murube, efectivamente.
Es la hora de poner en orden una entidad a la que muchos dicen querer, pero que en la práctica sólo lo demuestran los fieles de siempre. Todo parece indicar que Felipe Escane entregará el testigo a Muñoz Serrano, el único aspirante a la presidencia como se preveía.
Como abonado, conste que deseo lo mejor para el club de mi tierra y que jamás desaparezca el Ceuta como tantas otras cosas que hemos perdido. Pero la realidad y la sensatez por delante. Mientras nadie demuestre lo contrario, el Ceuta deberá ser lo que quieran sus seguidores, y a otra cosa.