La crisis influye también en el estado de las escolleras. Tal es así que desde hace al menos siete meses la presencia de inmigrantes es prácticamente anecdótica. El puerto sigue acogiendo sin papeles, en su gran mayoría magrebíes, que frecuentan la zona para ocultarse en los vehículos; pero resulta prácticamente imposible localizarlos en las escolleras como tradicionalmente ha ocurrido. La llamada desaceleración económica incide, y mucho, en la presión migratoria.