La crisis, que ha azotado y sigue azotando con dureza a muchas familias, ha provocado un cambio en el tipo de necesitado que se está acercando hasta Cáritas Diocesana de Ceuta para solicitar ayudas.
Se trata de familias que si bien no se asemejan al perfil de pobre que tradicionalmente se ha atendido, sí dan forma a un tipo de necesitado que se ha convertido en asiduo para cualquiera de las siete parroquias que se encuentran bajo el paraguas de Cáritas. Son familias que marcharon de Ceuta al conseguir trabajo en la península, permaneciendo allí trabajando y sin problemas económicos en los años de bonanza. Así hasta que la crisis dejó de ser un rumor para convertirse en un hecho, en una problemática aplastante que ha provocado que sean muchas las familias que han tenido que regresar a su ciudad natal para buscar aquí lo que perdieron allá. Sin trabajo, necesitan de Cáritas ayuda para poder pagar su manutención, son más de mil los que han regresado aunque menos los que necesitan de esa ayuda. No obstante, Cáritas ha visto incrementada en un 30% la atención que dispensa motivada por estos fenómenos de recesión económica.
El resto de demandantes siguen siendo los de siempre, atendiéndose además de manera específica a otro colectivo constante, el que protagonizan las mujeres marroquíes que residen en Ceuta con su tarjeta y que carecen de recursos económicos después de haber sido abandonadas por sus parejas. Los divorcios y separaciones sufridos les han dejado solas en el camino, a menudo con niños a su cargo, pero sin pensión, lo que les obliga a pedir ayuda a Cáritas. Este colectivo se mantiene en similar volumen que otros años, sin que la crisis haya motivado un aumento.
Sí que ha bajado el número de personas que acudían a Cáritas para pedir ayudas económicas ya que no podían pagar la hipoteca. Se trataba de demandantes que, con la subida de las cuotas, se vieron imposibilitados para abonar las mensualidades requiriendo la ayuda de la entidad para la manutención. Con el descenso de las hipotecas, este colectivo descendió notablemente aunque todavía quedan algunas familias a las que se sigue apoyando. El secretario general de Cáritas en Ceuta, Javier González, reconoce que el año pasado, sobre todo en los primeros meses del año, se registró un pico importante de atenciones vinculadas con estas circunstancias. Eran sobre todo matrimonios jóvenes a los que se estuvo ayudando para evitar que quedaran en la calle. Pasado un año ese tipo de demandantes ha recuperado la normalidad.
En total son 500 las familias que mensualmente tiene que atender Cáritas, un 30% más que en otros años por culpa de la crisis. A todas ellas se les presta ayuda que comprende desde la manutención, hasta la entrega de ropa o dinero para abonar los recibos de agua, luz o material escolar. Esta ayuda se facilita después de un exhaustivo control y estudio sobre el tipo de demandante que la reclama y se complementa con la labor incentivadora que realiza la entidad, ya que, tal y como reconoce González, una de las metas que se propone Cáritas es lograr que los demandantes busquen por sí mismos soluciones a la situación que les ha tocado vivir. Que esos necesitados se conviertan en personas que ya no requieren de la ayuda de Cáritas es la meta que persigue la entidad, orientándoles para la consecución de la misma a través de las ayudas ofrecidas por la red de siete parroquias.
La pobreza también camina según que barriadas
Las zonas que tradicionalmente requieren de una mayor ayuda por parte de Cáritas son las ubicadas en el cordón que comprende desde Los Rosales hasta el Príncipe. Es, a tenor de las estadísticas que maneja la entidad, el distrito que más demanda presenta tanto de necesidad de alimentos como de dinero para abonar recibos. Pero también surgen novedades. Es el caso de Villajovita, una barriada en donde las demandas han aumentado notablemente. Tal es así que si en 2005 se prestaba ayuda a 60 familias ahora se está atendiendo al doble, a 120. Todo tiene su explicación, y es que la parroquia de San Juan de Dios, perteneciente a la red de Cáritas, atiende a las familias que residen en los alojamientos protegidos que ha levantado la Ciudad en esta barriada. Son familias que cobran pensiones de 400 euros y que no disponen del dinero suficiente como para poder mantenerse. A ellos se les ayuda facilitándoles los alimentos que requieren para poder llegar a final de mes. Es precisamente ‘esa bolsa’ que reparte Cáritas la que posibilita que haya familias que puedan sobrevivir aunque en Ceuta se piense que no hay la miseria que se ve de forma más palpable en otros lugares de la península. Con pensiones reducidas se suceden auténticos dramas.
Los perfiles:
Marroquíes: Mujeres dejadas por sus maridos y sin dinero
Protagonizan el colectivo más dramático pues son mujeres que residen legalmente en Ceuta con su tarjeta. Estuvieron casadas con ceutíes o con marroquíes legalizados que luego las abandonaron. Desconocen prácticamente el castellano, tienen hijos a su cargo y no disponen de dinero para poder mantenerse. Nadie les pasa la obligada pensión.
Ancianos: Con pensiones tan bajas que no llegan a final de mes
Hay unidades familiares a las que les resulta imposible llegar a final de mes o cubrir gastos básicos como la manutención, el abono del agua o la luz. por eso necesitan de la ayuda de Cáritas. En determinados casos con 300 ó 400 euros al mes se registran situaciones tan dramáticas que requieren de la acción de la parroquia.
Ex trabajadores: Se fueron con dinero y vuelven en la miseria
Eran ceutíes que marcharon a la península con un trabajo que les daba para vivir en óptimas condiciones económicas. Ahora, al quedar en paro y ser despedidos sin prácticamente indemnizaciones, vuelven a Ceuta en busca de una salida y tienen que vivir en la auténtica miseria, solicitando ayuda a las familias y, también, a Cáritas.
Jóvenes: Que no podían pagar ni el mes de la hipoteca
En esto sí que el panorama ha cambiado. Cáritas indica que hace un par de años se notó un repunte de familias e incluso de jóvenes que no podían pagar los gastos porque no les llegaba ni para la hipoteca. Ahora con los precios no tan elevados, la situación ha regresado a una cierta normalidad aunque persisten algunas historias.
Las ayudas: de donativos y de subvenciones
Cáritas Diocesana consigue llevar a cabo toda esta labor gracias a las subvenciones que percibe y a los donativos de personas que, de manera altruista y desinteresada, envía dinero para aliviar las penurias económicas de los necesitados. Este año la entidad recibía un apoyo inesperado: 28.000 euros. Esa es la cantidad que recibía en nombre de Cáritas su director en Ceuta, Manuel Gestal, hecha efectiva por el presidente de la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta, Fernando Tesón, tras cumplirse y ejecutarse la sentencia a su favor derivada de la condena de quien fuera delegado del Gobierno, Luis Moro. El cincuenta por ciento de esos veintiocho mil euros, catorce mil, lo van a repartir entre las siete Cáritas parroquiales, tal y como avanzó a este medio, las cuales se encuentran ahora mismo con muchas peticiones de ayuda y pocos fondos. Además estudian la posibilidad de realizar una aportación extraordinaria para ayudar a la reconstrucción de Haití. Las colectas en las parroquias además de los donativos de otras entidades ayudan a que Cáritas pueda luego ofrecer las ayudas a los núcleos que las necesitan. En toda España y con motivo de la crisis se han visto obligadas a atender a un mayor número de demandantes.
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