La contradicción hecha testimonio

Constituía la pieza clave de este procedimiento. Durante años se ha hablado de él. De la persona sobre la que se sustentó la práctica totalidad de la investigación policial.

De ese hombre de identidad protegida que supuestamente vio cómo se desarrolló el crimen y señaló a los pocos minutos en sede policial la identidad de uno de los autores.
En una sala separada y a puerta cerrada, oculto con un casco integral, prestó declaración atrapado en un círculo de contradicciones que no se sabía si atribuirse al paso del tiempo, al miedo o a la vaguedad de lo que pudo ver aquella madrugada. El hecho es que el magistrado presidente de la Sala, Fernando Tesón, le tuvo que apercibir en al menos tres ocasiones que tenía obligación de contestar las preguntas y que, de negarse, podía incurrir en una obstrucción a la justicia.
El testigo, del que solo se pudo saber que es marroquí y que se encontraba en Ceuta buscándose la vida, confirmó al jurado (que lo podía visionar a través de una pantalla por videoconferencia) que esa noche vio a 'Tafa Sodia' acompañado de su mujer e hijos y a sus presuntos asesinos, que le dispararon por la espalda y de frente para, después, huir del lugar a la carrera.
Al pistolero le reconoció primero en sede policial porque le pusieron delante dos fotografías. Después lo hizo en rueda de reconocimiento. Pero ayer esa seguridad en los reconocimientos previos dejó espacio a la duda ya que tan solo pudo manifestar que "creía" que era él. Y lo hizo después de, inicialmente, negarse a responder, agachando continuamente su cabeza.
El testigo protegido, considerado como prueba básica en este procedimiento, insistió en que no conocía ni a 'Rambo' ni a 'Tafa Sodia' antes de los hechos y que en su reconocimiento pudo señalar al único procesado porque "tenía la cara delgada y llevaba barba". Así que cuando la Policía le enseñó "dos fotos", señaló al que tenía esas características, quien resultó ser 'Rambo'. En su momento nunca tuvo dudas pero ayer echó mano del verbo creer cada vez que las distintas partes representadas en este procedimiento le preguntaban por la autoría.
Esta situación de incertidumbre llevó a que la Acusación Particular le preguntara directamente si tenía miedo, a lo que respondió que "era normal" que lo tuviera. Lo preguntó ante la extrañeza del brutal choque entre unas declaraciones rotundas (las ofrecidas hace tres años) y otras más que dudosas (las de ayer tarde).
La Defensa fue sagaz a la hora de aferrarse a ese miedo reconocido, preguntando al testigo las razones cuando no conocía ni a víctima ni a presunto verdugo, amén de por qué quiso que se le declarara protegido cuando, supuestamente, no tenía nada que temer. Tras negarse a declarar al principio, insistió después en que a pesar de ello sentía temor.
"¿Le presionó la Policía para que fuera testigo protegido?", le preguntó el abogado Andreas Chalaris. Del silencio se pasó a un "no recuerdo" como respuesta para terminar con un "no me presionaron", en una nueva muestra más del baile en las manifestaciones ofrecidas, que a veces no atendían incluso a lo que le estaba preguntando la intérprete del juzgado, a la que le dio más trabajo de la cuenta lo que terminó por restar pureza a las manifestaciones al perder la continuidad esperada. Eso, unido a los fallos del sistema de telecomunicaciones, hizo que la fórmula de la videoconferencia no fuera la mejor elegida.
"¿Le han ofrecido un premio por ser testigo protegido?", insistió Chalaris. De nuevo silencio, para, después, decir que no, que no le ofrecieron nada, que él solo quería decir la verdad sobre lo que vio. "Si ha sido otra persona que se le parece, ya es otra cosa", recalcó, en alusión a 'Rambo'. "¿Fue adiestrado por la Policía para decir lo que dice hoy?", insistió el letrado. "No", recalcó, cerrándose así una tarde con los mismos interrogantes.

"¿Está seguro de que usted estaba ahí?"
El testigo protegido tuvo que examinar varias fotografías del escenario en el que se produjeron los hechos, justo frente a los Baños Árabes. Lo hizo a petición de la Defensa que pretendía aclarar el lugar exacto en el que estaba posicionado aquella madrugada cuando dos pistoleros terminaron con la vida de 'Tafa Sodia'. La Defensa llegó a preguntarle si estaba seguro de encontrarse allí aquella noche, ya que desconfiaba del testimonio ofrecido. El testigo aseguró que sí, que se encontraba allí, sentado sobre un murete que existía por lo que pudo ver al matrimonio con sus hijos pasear por la Marina y cómo dos personas le disparaban hasta terminar con su vida, atacándole tanto de frente como por la espalda.
La forma de huir del lugar también fue objeto de debate en la sala, pero esta vez por parte de la Fiscalía, que quería conocer por boca del testigo protegido si el pistolero cuya figura se atribuye a 'Rambo' escapaba del lugar corriendo de una manera particular. El testigo insistió en que no, aunque en fase de instrucción había dicho lo contrario. Esa contradicción fue puesta de manifiesto por la Acusación.