Los empresarios del sector solicitan ayuda debido a que muchos de ellos se ven obligados a cerrar y a dejar en la calle a sus trabajadores. Otros han tenido que vender sus bienes para poder sobrevivir Son verdaderos supervivientes. Los empresarios ceutíes de la construcción luchan en los últimos tiempos contra viento y marea para no cerrar sus negocios y evitar dejar en la calle a los trabajadores que tienen a su cargo.
El descenso de la inversión pública, la única posibilidad que les queda a muchas empresas ante la bajada del 80 por ciento en la iniciativa privada, ha dejado a estos empresarios al borde de un precipicio. Y temen lo peor, ya que pocos confían en que la situación se arregle próximamente.
Además del descenso de las obras públicas, son numerosas las empresas de la península que realizan trabajos de construcción en la ciudad autónoma. A este problema hay que sumarle que las entidades financieras han “cortado el grifo” , dejando de conceder créditos a estas empresas. Así, unas se han visto obligadas a cerrar y otras simplemente no trabajan por falta de medios.
Tal y como confirmó en declaraciones a este medio el presidente de la Asociación de Empresarios de la Construcción de Ceuta, Cristóbal Chaves Muñoz, numerosas empresas que han cerrado no han podido pagar a sus trabajadores y proveedores. Otras han tenido que vender sus bienes para no dejar en la calle a su personal.
Así, los empresarios de la construcción critican la falta de apoyo institucional, concretamente que este sector se haya quedado fuera de la lista de los que se benefician de la bonificación a las cuotas de la Seguridad Social del 50 por ciento. “No se nos ha consultado nada sobre las bonificaciones, y eso que la construcción es uno de los sectores más perjudicados por la crisis económica. ¿Por qué se nos ha dejado fuera de ellas?”, se pregunta. Chaves defendió la labor de las empresas del sector ceutíes, “que siempre intentan cumplir” con los trabajos que se le adjudican, y espera que de alguna manera “y siempre dentro de la legalidad” disfruten de algunos beneficios, como ya lo hacen los trabajadores con el cupo reservado para las obras públicas. Aseguró que las plantillas de las empresas locales están compuestas, en su mayoría, por ceutíes.
El portavoz de los empresarios del sector lamenta que a pesar de la mala situación que están pasando los empresarios del sector, tienen la “mala fama” de ser culpados de la crisis. Así, quiso dejar claro que la culpa no es de las empresas de la construcción. Además, recuerda que cuando corrían buenos tiempos, la construcción aportó dinero a la banca y ahora esta “nos cierra totalmente los créditos”. Esta situación se agrava cuando los proveedores, viendo la situación, piden también pagos por adelantado, pagos a los que estas empresas no pueden hacer frente al no contar con el dinero suficiente.
Los empresarios no sólo culpan a la inaccesibilidad de los créditos, sino también a la demora que se produce en los pagos de los trabajos contratados por las administraciones, especialmente la central. De esta manera, criticó que el Estado “no cumple” con la Ley de morosidad que establece que las facturas deben ser abonadas antes de los 60 días. Toda esta situación no está afectando sólo a las empresas de la construcción, sino también a las auxiliares que realizan trabajos complementarios en las obras.
Un sector en brazos cruzados (Por Cristóbal Chaves *) Es evidente que uno de los sectores más castigados por la crisis económica que padecemos es sin duda el sector de la construcción, un sector que históricamente se ha caracterizado por su capacidad para la creación de empleo, siendo uno de los pilares más importantes de la economía, aportando un importante concurso a la estabilidad y paz social dentro del entorno nacional.
Nuestra ciudad por su característica (poco territorio de actuación), el 80% de las empresas constructoras son de tamaño pymes y de este porcentaje el 50 % se han estructurado en dirección a las obras oficiales, ya sean del gobierno autonómico, ayuntamiento o ministerios.
En estos momentos de recortes estamos de acuerdo en cuanto al recorte del gasto corriente pero para la inversión productiva, habría que ir a la máxima inversión, dando posibilidad de contratación a las empresas de construcción.
Se ha puesto de moda la frase “emprendedores”, nos parece ideal, pero esas pymes que han desaparecido y que por desgracia seguirán desapareciendo, ahogadas por las deudas, ¿no han sido en su momento emprendedoras?
Qué va a ocurrir con las pymes que después de muchos años de trabajo, de esfuerzo, incluso con el riesgo de perder sus bienes privados ante la drástica reducción de las inversiones, es necesario una política presupuestaria de equilibrio, repetimos, máximo recorte en gastos corrientes y el máximo posible en inversiones productivas. Otro de los problemas que como daño colateral se está produciendo, es el de las clasificaciones, si no existe contratación, dicha clasificación se puede ir perdiendo, restando posibilidades para concurrir en las licitaciones oficiales.
Evidentemente nos preocupa mucho la desaparición de empresas, pero también nos desesperamos viendo como aumenta el número de parados en el sector, mucho de ellos después de colaborar con su empresa durante muchos años. En este apartado los datos que aporta el fondo de garantía salarial (FOGASA) nos da unos datos terribles, el pago de indemnizaciones a trabajadores ha subido en diez meses, un 176,6% en el país, (hablamos de 94.235 empresas afectadas en los 10 primeros meses del año, afectando a 53.730 trabajadores de la construcción).
En nuestra ciudad, gracias a la labor del gobierno, se ha conseguido una bonificación en las cuotas de la seguridad social del 50%, siendo un logro muy importante, pero qué ocurre con el sector de la construcción que a pesar de ser el sector más afectado por la crisis, no ha sido incluido en dichos acuerdos, nos gustaría saber el motivo por lo que, se ha dejado fuera de dicho convenio al segundo sector económico de la ciudad.
Resumiendo, el sector de la construcción, está en una situación límite y por tanto, si no se consigue un equilibrio entre licitación y crédito, pocas posibilidades de recuperación se vislumbra en el horizonte. El crédito es sin duda uno de los factores que alimenta el tejido empresarial.
Es también momento de hacer justicia a un sector que en su momento dio grandes beneficios a las entidades financieras durante muchos años.
Tristemente el sentimiento que tenemos por cuanto a nuestra actividad empresarial se refiere, es de no ver claridad en el horizonte, a pesar de ello algunas empresas se aferran al timón de su barco, intentando resistir las embestidas de la crisis, con la esperanza de no naufragar, no necesitamos muchas subvenciones, sólo la oportunidad para seguir trabajando, con lo cual frenar en la medida de lo posible la sangría que representa la desaparición de empresas y el despido de trabajadores.
Refiriéndonos al sector de la construcción, la periferia de empresas auxiliares que se ven perjudicadas es enorme, electricidad, carpintería, fontanería, transportes, pinturas y un largo etc, estos sin contar con los fabricantes de materia prima, dirigidas exclusivamente al sector. Todo ello agravado por la morosidad que actualmente existe. (a pesar de la Ley de morosidad aprobada por el Gobierno en su momento).
(*) Presidente de la Asociación de Empresarios de la Construcción de Ceuta.