La construcción ha perdido 1.500 empleos desde el inicio de la crisis

Fue el sector estrella de la economía española durante la etapa de la bonanza, e incluso bautizó una etapa ahora denostada, la de la burbuja inmobiliaria, pero la construcción se ha desinflado también en Ceuta hasta tocar niveles mínimos desde 2008, la frontera que los expertos marcan como el arranque de la desaceleración que acabaría transformándose en recesión. La última EPA (Encuesta de Población Activa) revela que en esos cinco años el sector ha experimentado un giro brusco de 180 grados. Tanto, que en el primer trimestre de 2008 el mundo del ladrillo y sus empresas auxiliares sostenía la ocupación principal de 1.900 ceutíes. Ahora, según los últimos datos registrados en el segundo trimestre de este año, la cifra ha menguado hasta los 400.
El análisis del sector muestra algunas peculiaridades, como por ejemplo que en el tercer trimestre de 2010, cuando la crisis estaba azotando ya con virulencia el bolsillo de millones de españoles, la construcción aún permanecía ajena en Ceuta al fenómeno y llegó a marcar un máximo de 3.200 ocupados. Sin embargo, a partir de ahí la actividad se ralentiza, la ocupación se precipita cuesta abajo y, en paralelo, el paro se incrementa en línea con la tendencia nacional.
La aportación a la economía local también se ha resentido. Si en 2008 la construcción mantenía al 7,4 por ciento de todos los empleados censados en Ceuta, restando incluso cuota al sector servicios –el gran motor histórico de la actividad en la ciudad durante las últimas décadas por la nula representación agrícola y la discreta de la industria–, el último dato ha hecho menguar ese indicador hasta el 1,8 por ciento. Es decir, de cada cien trabajadores en activo en la ciudad, ni siquiera dos concentran su actividad en la que hasta hace poco fuera la actividad estrella de la economía.
Las estadísticas de la última EPA arrojan otro dato revelador. Si bien la ocupación se ha desplomado, esos 1.500 empleos no se han sumado en Ceuta a las listas del paro. De hecho, en el segundo trimestre de este año la encuesta sólo contabiliza 300 desocupados en la ciudad en el sector. ¿A dónde han ido los restantes? Los expertos señalan varias posibilidades: que o bien hayan emigrado a la península en busca de nuevas oportunidades, que se hayan reciclado en otra actividad ante las nulas posibilidades de volver a desarrollar la actividad a medio plazo en otra empresa o, quizás la más probable, que muchos de quienes figuraban hace años como activos en el sector en Ceuta fueran residentes ocasionales (trabajadores desplazados desde el resto de España que han regresado a sus lugares de origen y por ese motivo no constan ahora como desempleados en la ciudad).

Encontrar empleo, más difícil
Ceuta ha perdido en todo ese tiempo casi 2.600 empleos, de los 25.200 ocupados que testimoniaba la EPA del segundo trimestre de 2008 a los 22.600 que contabilizó la última. Además de disparar el nivel de desempleo por encima del 30 por ciento, las estadísticas dejan constancia de las consecuencias. Una de ellas es que, al reducirse la oferta de puestos de trabajo y dispararse el número de candidatos a ocuparlos, encontrar un hueco en el mercado laboral se ha vuelto una tarea casi titánica. Así, por ejemplo, hace cinco años, a finales de 2008, buscaban su primer empleo 900 ceutíes, en su mayoría jóvenes. Hoy la cifra se ha disparado hasta los 1.900.
Y hay damnificados en todos los sectores. El de los servicios ­–el más amplio de todos los que definen los expertos, incluyendo desde el dependiente de un establecimiento hasta un funcionario público– también se ha resentido pese a su condición de hegemónico en la ciudad. Ha pasado de los 22.400 ocupados de principios del año 2008 a los 21.100 actuales, con una pérdida de 1.300. La botella en este caso puede incluso interpretarse como medio llena: pese al paso atrás, el porcentaje de caída es muchísimo menor que el de, por ejemplo, la construcción. El único sector que parece capear el temporal es el de la industria y sus sectores asociados. Absorbe poca mano de obra en la ciudad, pero al menos los niveles actuales no distan mucho de los que mostraba antes del crack económico.