El Centro de estudio y conservación de animales marinos (Cecam) denunció que la Ciudad Autónoma carece de un protocolo para actuar en caso de encontrar especies animales marinas protegidas en situación de riego. En concreto, en la ciudad esta situación se centra en delfines y tortugas bobas, ambas especies protegidas. En lo que va de año, ya se han encontrado en Ceuta unos tres delfines y unas seis tortugas bobas, y en ningún caso ha actuado la ciudad. Su presidente, Álvaro García de los Ríos, es veterinario, y sobre todo reclama que, al igual que en otras comunidades o provincias, haya un protocolo establecido. Pone el ejemplo de Málaga, donde con una llamada al 112, éste pone el dispositivo en marcha.
“Son especies protegidas, y por eso la Consejería de Medio Ambiente debería ocuparse de sus competencias”, opina. Por ejemplo, los veterinarios están adscritos a Sanidad Animal, dependiente de la Consejería de Sanidad, que adquiere las competencias cuando los animales están muertos. No hay ninguna orden explícita de qué hacer antes, y al final son personas que ponen su tiempo y dinero de manera particular para salvar estos animales.
En todo caso, han actuado personas cuya vida está relacionada con el mar y a título particular han decidido salvar esos animales. Es el caso de Franci Valero, buceador profesional propietario del Diving Center Ceuta. “Haces una salida y ves una tortuga. ¿La dejas morir o te la llevas?”, se pregunta. “Lo primero de todo es que pudiéramos llevarla a un sitio en condiciones, no tenerla en un cubo como en el que estamos actualmente. La ciudad debería poder habilitar un lugar en el que esté en buenas condiciones”, reclama.
Además, no deja de ser un negocio que, durante los días en los que acoge a este animal, pierde. Primero en el momento en el que se rescata. Después en el momento en el que todos los días hay que abrirlo en horarios no habituales. Y, por supuesto, cuando se devuelve al mar. Por ejemplo, hace algo más de un mes se detectó un delfín varado en el Tarajal, moribundo. La embarcación del Diving Center fue lo más rápido que pudo, pero lo encontró muerto. Un viaje que, quizá de otro modo, podría haber tenido un final diferente.