La Ciudad se centra ahora en fomentar la eficacia de las sociedades públicas

Aparcada de forma definitiva la reestructuración del sector público empresarial para salvaguardar el empleo y sortear el laberinto legal en el que podría haber quedado atrapada, el Gobierno local se ha fijado ahora como  meta profundizar en la eficacia de las sociedades que iban a ser objeto de esa reforma.

El presidente de la Ciudad, Juan Vivas, apostó ayer, en una entrevista concedida a Cope Ceuta y El Faro, por dar un paso hacia adelante en la mejora de la gestión diaria, favoreciendo de esa forma una mayor “transparencia, más control y más racionalidad en el uso de los recursos”. Esa meta, que el jefe del Ejecutivo considera que obliga a inaugurar un “periodo de reflexión”, camina pareja a una aspiración que, reconoció, se ha convertido en una “ilusión” personal: implantar un sistema de “gestión por objetivos” que permitiría calibrar, y evaluar, el trabajo ejercicio por ejercicio.
“Con ese nuevo sistema, antes del empezar cada año se sabrá cuál es el objetivo de cada sociedad y, al acabarlo, se hará un balance público y transparente que permitirá averiguar cuánto se ha cumplido, de forma que el ciudadano sepa cómo se aplican y gestionan los recursos públicos que administra la Ciudad”, detalló Vivas en los micrófonos de Cope Ceuta. Convencido de que “todo se puede mejorar”, recordó que los estatutos de la mayoría de las sociedades municipales acumulan ya varias décadas de vigencia y que, por ello, la maquinaria administrativa de la Ciudad quizás se encuentre en el momento idóneo para inaugurar un debate interno a partir del cual determinar si éstos responden “a la realidad y a las exigencias del momento”, e incluso si se cuentan con los efectivos necesarios para acometer con eficacia la misión que tienen encomendadas. “Habría que establecer mecanismos tendentes a una mayor coordinación y conexión entre las sociedades entre sí cuando haya coincidencias, y entre las sociedades y la propia estructura administrativa de la Ciudad, y también una configuración de las plantillas de personal de las sociedades para que se sepa exactamente hasta dónde alcanza ese empleo estructural”, definió el presidente de la Ciudad. Se trataría, según ese esquema trazado, de fomentar la sinergia y los recursos comunes entre departamentos, de forma interna, y entre distintas sociedades, con carácter externo, en pro  del objetivo de mejorar y enriquecer la prestación de los servicios públicos que reciben los ciudadanos.
Al trazar ese nuevo objetivo, Vivas no quiso pasar ayer por alto los motivos que ha esgrimido la Ciudad para congelar la reestructuración del sector público empresarial. Como ya hizo a principios de semana, aludió a dos argumentos que, insiste, son clave en este asunto: salvaguardar a toda costa la seguridad laboral de los 700 empleados cuyos puestos podrían peligrar y evitar el pleito en el que la Administración local se habría visto envuelta si hubieran prosperado los recursos presentados, a título personal, por varios funcionarios de la Ciudad. Sobre el primer condicionante, que resultó determinante, Vivas se esforzó en desmentir que la reforma se plantease “para garantizar los empleos, que lo estaban y seguirán estándolo porque es un compromiso político” y  recordó que la reestructuración “no dañaba a nadie porque los trabajadores se habrían incorporado a los nuevos organismos en la misma situación laboral en la que están ahora, prestando los mismos servicios y con idénticas condiciones retributivas” a las que ostentan.
Sobre el segundo escollo en el camino, el de los recursos presentados, se reafirmó en que, tras ser examinados por los servicios jurídicos de la Ciudad, se concluyó que avanzar en la reforma podría haber sumido a la institución en un pleito de años con el riesgo añadido de dibujar un escenario “grave e irreversible” ante el que, quizás, “no pudiésemos tener la capacidad de reacción que ahora tenemos”. De ahí que, pese a considerar que el proyecto contaba con todos los informes favorables, se optara por la vía de “la prudencia, la racionalidad y el sentido común” que han concluido en su retirada definitiva. “Gobernar es intentarlo, es moverse, es no instalarse en la comodidad. Gobernar es asumir retos. Había que intentarlo, pero es verdad que los recursos estaban muy bien fundamentados y decidimos que no era conveniente arriesgar porque estaban en riesgo los servicios que se prestan y los trabajos de muchas personas”, recordó.
Vivas, que considera que la reforma “no era cuestión de necesidad sino de oportunidad”, negó que bajo esa apuesta se ocultara la intención de “lanzar un salvavidas” a las sociedades públicas, porque están “en situación de equilibrio financiero y de solvencia patrimonial”, tal y como informó El Faro en su edición de ayer. Pese a ello, la Ciudad ha encargado los preceptivos informes a Intervención para certificarlo y, antes de que finalice el mes de febrero, aprobará un plan para corregir el único desfase detectado, el de la sociedad Puerta de África, “que no quedará desasistida ni desamparada”. También queda por solventar la situación de Obimace y de Parque Marítimo, que deben revertir a la estructura de la Ciudad porque la nueva Ley de Régimen Local prohíbe que una sociedad pública esté participada en exclusiva por otra, como ahora.

Procesa y su potencial, el ejemplo a imitar

Juan Vivas recurrió ayer, como ejemplo de la sinergia que pretende fomentar entre las sociedades municipales, a una que conoce bien: Procesa. Para el presidente de la Ciudad, ésta atesora “un potencial tremendo” por la especialización que requiere, como uno de sus principales cometidos, la gestión de los fondos europeos. Sin embargo, está convencido de que rentabilizar al máximo los recursos, sobre todo los humanos, permitiría a esa sociedad transformarse también en una fuente de asesoramiento en materia económica y financiera. “Procesa, atendiendo a ese criterio de conexión y aprovechamiento de los recursos de las sociedades municipales, podría también analizar cada decisión de inversión, sus costes y sus beneficios, que son imperativos del Tribunal de Cuentas y de las instituciones europeas. Quién mejor que Procesa para, por ejemplo, estudiar el perfil del desempleado en Ceuta, para estudiar los efectos de la economía sumergida y su impacto, para analizar el papel de los trabajadores transfronterizos o de los que llegan de la Península, para sopesar el impacto de las ventas que realizamos fuera de Ceuta. Quién mejor que ellos”, sostenía ayer el presidente. A su juicio, es el momento de fomentar “el énfasis por mejorar y el dinamismo” en beneficio final del ciudadano.