La Ciudad Autónoma no rebajará la cota alcanzada en el nuevo vertedero porque hay un proyecto y -dice- se está cumpliendo “estrictamente y no hay nada que cambiar”. Y es que la administración local considera que las obras no han producido un impacto visual en la zona, todo lo contrario, considera que la visibilidad es “similar o incluso mejor”. La Ciudad argumenta que una vez finalizadas las obras, la loma que ha quedado tiene una altura de cuatro metros, que no deja ver el mar, pero recuerda que antes tampoco se veía ya que había árboles de entre ocho y diez metros.
Al parecer, el proyecto sufrió una pequeña modificación en base a una reunión con Costas. El objetivo era que la zona donde irá ubicado el Parque de Santa Catalina tuviera menos residuos para darle más estabilidad al terreno, por lo que éstos serían trasladados al nuevo.
Según la Ciudad, la modificación que se realizó sobre el proyecto inicial fue tan pequeña que no requería un nuevo estudio sobre el impacto medioambiental.
Los traslados de basuras desde el vertedero de Santa Catalina hasta el nuevo ya han finalizado y los operarios han iniciado las labores para sellarlo. De esta manera, ya han comenzado a colocar encima una malla geotextil para cerrarlo herméticamente.
La postura de la Ciudad no es la misma que la de la organización ecologista Septem Nostra, que considera que la modificación del proyecto era “sustancial”, por lo que -dice- requería una nueva declaración de impacto ambiental y la correspondiente autorización ambiental integrada.
Es más, Septem Nostra dice que “no tiene nada que ver” el proyecto original con éste después de la modificación que se llevó a cabo, principalmente porque -entiende- este último “tiene un grave impacto paisajístico”.
Dicha asociación critica también que la administración local ni siquiera la llamó para consultarle el cambio, recordando que fue esta organización ecologista la que entregó las alegaciones, todas ellas centradas en pedir que no se perdiera visibilidad en este sendero del Hacho. Además, recuerda que un “criterio básico” del proyecto era “no perder visibilidad”.
En cuanto a la comparativa argumentada por la administración local sobre la vista al mar, Septem Nostra dijo que “no es lo mismo encontrarse con una arboleda, que permite ver a través de ella, que con una colina de basura”.
En esta línea, esta organización considera que la Ciudad no está cumpliendo con la normativa medioambiental por lo que -asegura- llegará “hasta el final” para que sí la cumpla, estando dispuesta a tomar las medidas que considere oportunas. Y es que recuerda que el impacto es “permanente”.
Polémicas
Esta no ha sido la única polémica que ha rodeado a esta obra. Al margen de la crítica de esta asociación ecologista también ha estado la de los vecinos de la zona y las personas que hacen la tradicional ‘vuelta del Hacho’, quienes se han venido quejando durante los últimos días por la emisión de olores que está generando el traslado de residuos desde el vertedero de Santa Catalina hasta este nuevo. La Ciudad se comprometió a que los olores desaparecerán con el cierre del vertedero.
Reunión con la consejera, el lunes
La consejera de Medioambiente, Yolanda Bel, se reunirá el próximo lunes con los miembros de la asociación Septem Nostra para hablar de este asunto. Ayer mismo, esta organización entregó a la Ciudad documentos para recordar que el proyecto decía que estas obras no afectarían a la visibilidad.
Ayer, miembros de esta organización también se trasladaron hasta el mismo vertedero para mantener un encuentro con técnicos de la empresa que realiza los trabajos.