Septem Nostra ya solicitó en su día que ese edificio estuviera protegido debido a sus “innegables valores arquitectónicos y patrimoniales”, aunque no se ha hecho.
Operarios contratados por la Ciudad Autónoma se encontraban ayer cortando dos palmeras centenarias en la finca situada entre las calles Ramón y Cajal, Canalejas y Álvarez, que antiguamente fue la sede de los juzgados. Según pudo saber ‘El Faro’, los responsables locales habían tomado esta decisión debido a que las palmeras estaban afectadas por una plaga de escarabajo picudo, que al parecer está detectando por toda Andalucía. Desde la Consejería de Medio Ambiente aseguraron que hace algún tiempo que vienen llevando a cabo una campaña de fumigación para evitar que se propague la plaga de escarabajo picudo. Como muestra, hace bien poco se podían observar carteles informativos de las fumigaciones en las palmeras de la plaza de los Reyes. Aunque también se habrán tomado medidas para que no llegue a otros lugares.
Las palmeras que en el día de ayer estaban siendo retiradas formaban parte del conjunto de un edificio histórico que actualmente se encuentra en ruinas y que está considerado terreno público, podría pertenecer a la Agencia Tributaria. Según los vecinos de la zona, el PGOU contempla la realización de una plaza en ese espacio. Lo cierto es que el estado de conservación del edificio es “lamentable” a pesar de las advertencias de varios estamentos. En el año 2007 la organización Septem Nostra ya realizó una petición oficial para que esta finca fuera catalogada como bien protegido debido a su “innegable valor arquitectónico y patrimonial”. A día de hoy, casi tres años después, todavía no han recibido ninguna respuesta.
El valor del edificio sobrepasa lo meramente emocional, ya que su estilo arquitectónico es típico en la ciudad y se repite en diferentes construcciones.