Es una de los 28 alumnos egresados de toda la entidad nazarí a las que se le ha reconocido la brillantez académica
La ceutí Ana Romero, estudiante hasta el pasado curso en la facultad de Educación del campus de Ceuta, ha sido una de los 28 alumnos egresados de la Universidad de Granada que recibirá el reconocimiento a la excelencia académica. Un premio que otorga anualmente la entidad nazarí junto con la Caja Rural en reconocimiento a los estudiantes que finalizaron el pasado curso con mayor brillantez. Dichos premios se distribuyen en función del número de egresados y por ramas de conocimiento, siendo Romero la elegida en Educación (de entre las tres facultades que integran la UGR), y la única del campus ceutí que ostenta a dicho reconocimiento. La exestudiante caballa, ahora maestra en el colegio La Inmaculada, considera que el reconocimiento a la excelencia es necesario ya que, en su opinión, “en numerosas ocasiones, sacar más o menos nota da igual y no se reconoce el esfuerzo de los estudiantes”. Precisamente por ello, manifiesta la necesidad de premiar a los alumnos que se esfuerzan durante su etapa académica. “Este tipo de acciones impulsan a los estudiantes a seguir superándonos para lograr ciertos objetivos y no conformarnos con el simple aprobado”. En su caso, explica, este reconocimiento lleva tras de sí “muchísimo esfuerzo, momentos buenos y malos, el apoyo de mi familia, que es fundamental, y, sobre todo, constancia, que creo que es una de las claves del éxito”, sentencia. La ceutí decidió concurrir cuando el pasado curso se le premió en su facultad con el Premio Extraordinario de Grado y al mejor Trabajo Fin de Grado. Esta oleada de reconocimientos le impulsó a optar al ‘premio gordo’. “En cuanto a las posibilidades no sabía cuántas tenía, ya que hay muchas personas estudiando Magisterio de Primaria en Ceuta, Granada y Melilla y nunca imaginas que tu nota sea la más alta de las tres ciudades”, reconoce. El objeto del premio es reconocer a los estudiantes pertenecientes a la Universidad de Granada, que hayan finalizado con mayor brillantez sus estudios, un reconocimiento de carácter oficial que al mismo tiempo comporte un incentivo económico. En la actualidad, Romero disfruta de su primer año como docente pero sin dejar de lado el estudio, ya que señala que entre sus aspiraciones, en un futuro próximo, se dibuja un examen de oposiciones para, así, intentar conseguir una plaza fija.