Servicio de urgencias de un hospital cualquiera. Paciente que llega con una hemorragia digestiva. ¿Qué pensaría cualquiera de nosotros si el médico de guardia ordena que al paciente le limpien la cera de las orejas? Pues seguramente que, o es un incompetente, o le ha entrado un ataque de pánico ante la gravedad del cuadro. La realidad es que el paciente, como se dice por aquí, lo tiene crudo. Muy crudo.
Cuando, tras las pasadas elecciones generales, supimos que el Sr. Rajoy sería el presidente del gobierno, algunos, incluso los que no habíamos votado al candidato de su partido, tuvimos la esperanza de que, al menos, algo cambiaría en este país. Por fin habíamos dejado atrás la pesadilla de un presidente que no tenía ni formación ni aptitudes para serlo, y tendríamos a otro al que, por lo menos se le suponía un mínimo de ambas cualidades.
Poco tiempo ha tardado el Sr. Rajoy en decepcionar. Se está fijando más en la paja que en el grano, y, lejos de reconocer que la auténtica hemorragia económica de este país está en los gastos inútiles, se está cebando con los funcionarios y los trabajadores, con la sanidad y la educación, con los dependientes y los jubilados, con las minorías y los discapacitados. Enfrentar problemas complejos tomando soluciones fáciles es de mediocres. Y castigar a los vulnerables en lugar de hacerlo con los poderosos (léase políticos corruptos, enchufados, y demás gentes de mal vivir) es de cobardes.
No nos intente engañar, Sr. Rajoy, porque usted sabe mejor que nadie que de ésta no salimos si no recortamos en lo superfluo y dejamos en paz lo necesario. Puede usted seguir insistiendo en que es innecesario eliminar duplicidades administrativas; puede usted negarse a reconocer mil veces que a este país lo esta consumiendo la corrupción política, pero al final, o toma usted las medidas que terminen con el despilfarro y la corrupción, o el país le tomará medidas a usted y pasará al cementerio de los cadáveres políticos, como su antecesor Zapatero, eso sí, con un cómodo asiento en el Consejo de Estado.
¿O es que está usted dispuesto a que este país se vaya a la mierda, repitiendo las palabras de su antecesor, “cueste lo que cueste, me cueste lo que me cueste”?.
POSDATA: El pasado viernes la Comisión Europea señaló con el dedo al despilfarro incontrolado de los gobiernos autonómicos, como culpable de que España no vaya a cumplir los objetivos del déficit marcados para este año y el próximo. Europa nos está diciendo a gritos que tenemos una hemorragia, y nuestro Gobierno se preocupa en limpiarnos la cera de las orejas. Lo tenemos crudo. Muy crudo.
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