El sector regristró una subida del 2,8% en su facturación en julio, pero la cifra puede estar “desvirtuada” por el ‘comercio atípico’.
El volumen de ventas del comercio minorista ha crecido un 2,8% en el último año, según los datos provisionales correspondientes a julio recogidos en los Índices de Comercio al por Menor (ICM) que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE). La noticia, en principio, debería haber sido acogida con optimismo por la Confederación de Empresarios (CECE). Sin embargo, ese dato no despierta ningún entusiasmo en la patronal, que prefiere valorarlo con cautela. El secretario general de la CECE, Alejandro Ramírez, entiende que, en primer lugar, esa cifra puede estar “desvirtuada” por la actividad del ‘comercio atípico’, que poco tiene que ver con lo que se entiende por comercio al por menor. Además, el informe del INE está basado en cuestionarios que se envían al azar a pequeñas empresas, cuyos propietarios están obligados a rellenarlos y que no siempre disponen del tiempo necesario para ello. Y finalmente, en el estudio participan algunos establecimientos, como kioscos, cuya actividad y facturación difícilmente puede ser tenida en cuenta como representativa del comercio minorista en nuestra ciudad.
Un hecho que, en opinión de la CECE, indica que los resultados del estudio no son demasiados fiables es que no hay interrelación entre cifras que deberían evolucionar de manera paralela. Por ejemplo, un incremento del 2,8% en las ventas al por menor, debería tener algún impacto en la inflacción o en el empleo. Sin embargo, el índice de ocupación que ha generado el supuesto aumento de ventas se ha traducido en sólo un 0,3% de incremento medio de las plantillas. “En el sector del comercio hay muchas empresas con dificultades o que están cerrando. Aquí hay algo que no cuadra. Hablamos de comercios de toda la vida, que son potentes, que suelen tener una facturación anual que supera el millón de euros tranquilamente. Algo falla ahí”, asegura Alejandro Ramírez.
En el otro lado está la actividad que se genera en las naves del Tarajal o la que realizan quienes se dedican a las importaciones de mercancía que va directamente al país vecino tras llegar a nuestra ciudad. “Hay quien no tiene ni sitio físico para su negocio. Sólo con un móvil hace las importaciones. Contacta con China, con la gente de aduanas y de aquí va para Marruecos”, explica el secretario general de la CECE. Esta actividad también suma en la recaudación del IPSI, sin embargo, no se traduce en generación de empleo. De hecho, existen naves en el Tarajal que a pesar de su gran actividad sólo tienen un único empleado. “No se puede decir que el comercio local va muy bien porque las cifras del IPSI de importación hayan subido”, advierte Ramírez.
Aquí, en Ceuta, los empresarios son conscientes de todas estas circunstancias, pero quien lee las cifras sin conocer las peculiaridades de nuestra ciudad, observa un panorama económico que por desgracia no es exactamente como el que describen los datos del Instituto Nacional de Estadística.
IPSI de importación, las naves del Tarajal y los pequeños comercios
El IPSI de importación está aumentando, según la información de la que dispone la Confederación de Empresarios, que no es muy precisa. La Ciudad no la facilita alegando que hacerlo puede ir en contra de la Ley de Protección de Datos al poderse deducir las cifras de las empresas cuando son pocas las que existen en un determinado sector. En cualquier caso, siguiendo la lógica económica, si aumenta el IPSI de importación, se debe a que las empresas están solicitando más mercancía. Si es así, significaría que su volumen de facturación y ventas está creciendo. En esa situación, la marcha del comercio debería ser positiva en general. Sin embargo, ese dato del IPSI de importación está ‘contaminado’ por la actividad de las naves del Tarajal, que no tienen relación con lo que se entiende como comercio minorista. De hecho, al examinar puntualmente las importaciones de determinados establecimientos del centro, la CECE asegura que éstas van disminuyendo paulaticamente. Conclusión: Hay datos que si no se toman con cautela ofrece una visión “un poco desvirtuada”, según los empresarios.