La Catedral que hicimos todos

La Catedral de Ceuta afronta la segunda gran reforma de su historia, ya que desde ahora hasta finales del año que viene, el Estado invertirá medio millón de euros.

Eso implica que antes hubo una primera, ¿pero quién se acuerda de ella? Esta preocupación, la de que no cayera en el olvido, fue la semilla del libro que hace unas semanas se ha publicado, ‘Memorias de un deán’.
Pero esta semilla fue plantada hace mucho tiempo. Exactamente en 1984, cuando Rafael Navarro Acuña, ya octogenario y antiguo deán de la Catedral además de promotor apasionado de esta reforma, encontró la ayuda de José Luis Gómez Barceló, entonces un joven investigador de apenas 20 años de edad. “Él creía que se estaba olvidando todo aquel proceso en el que participó el pueblo de Ceuta en su totalidad, en el que se logró ilusionar a todos . Y por eso lo escribió, una tarea que le llevó diez años, hasta 1994”, explica José Luis Gómez Barceló, quien se ha encargado de la edición del libro desde los primeros capítulos manuscritos hasta el punto final. “Él veía que mucha gente le contaba cosas sobre la Catedral o la reforma que eran equivocadas, y ante eso, decidió que la memoria no tenía que perderse”.
Mientras tanto, el libro ha permanecido en suspense durante más de quince años. Primero, porque el propio autor se mostró reticente a publicarlo en vida. Después, por circunstancias que han impedido su publicación hasta este mismo año. Casualmente, en el que se vuelve a hablar de la Catedral para, más que reformarla, rehabilitarla.
Que la Catedral ha sido obra de todos los ceutíes no es una afirmación vacía. De las 3.620.625 pesetas que se invirtieron entre 1949 y 1959, en lo que todavía se puede calificar de posguerra, más un millón vino de donativos particulares, y el resto del Gobierno ceutí. “Cada uno pagaba lo que podía. Desde personas adineradas que sufragaron una vidriera entera hasta quien pagó sólo una baldosa”, comenta Gómez Barceló. Vidrieras que podían tener un tamaño de 2,5 metros de largo por 1,5 metros de ancho y costar 12.473 pesetas de la época, en contraste con losetas que podían costar 25 ó 50 pesetas, lo cual para mucha gente podría ser un gran esfuerzo en un tiempo en el que todavía se vivía la posguerra. Aunque constan por escrito todos los donantes que hicieron posible la obra de reforma, este es el primer libro que muestra aquél proceso.
Según Gómez Barceló,cronista oficial de la ciudad y archivero diocesano, la propia personalidad del deán tuvo mucho que ver con que emprendiera esta labor. “Él era muy activo. Tenía un proyecto, y si veía que tenía posibilidades, lo llevaba a cabo. Por ejemplo, cuando se proclamó la II República y los estudios de la iglesia dejaron de tener validez, él se sacó la carrera de Filosofía y Letras y estudió  tres años de Derecho para seguir impartiendo clases”, ejemplifica. “Él veía que la catedral de Ceuta tenía unas posibilidades, y por ello se puso manos a la obra con la ayuda de varios arquitectos”, añade.

Numerosas ayudas
Los arquitectos fueron una de las muchas ayudas que Navarro Acuña pudo recoger. De entre ellos, uno de las más notables fue la del arquitecto José Blein Zarazaga, quien casualmente fue homenajeado el mes pasado durante el congreso de arquitectura en Ceuta. “La reforma implica una fachada nueva con dos torres, en vez de una. También se pretende cambiar la planta de testero recto con tres capillas, convirtiéndola en una planta con girola. Se construye una nueva capilla del sagrario, y el coro se sitúa en el presbiterio en vez de en la entrada, de manera que se gana el doble de espacio para los fieles”, según detalla José Luis Gómez Barceló.
Además del cambio en la estructura del templo, la reforma implicó nuevos retablos, nuevas esculturas, y la rehabilitación de obras de arte. Blein contó con pintores, doradores, escultores, que le ayudaron en su cometido.
Muestra de la implicación popular en la reforma del templo catedralicio son las listas de donaciones que periódicamente se publicaban en los dos diarios que entonces existían en la ciudad, ‘El Faro’ y ‘La voz de Ceuta’. Así, en el libro se reproducen algunos de esos artículos, escritos por periodistas que se involucraron en la promoción de esta reforma, y que Navarro Acuña usaba para comunicarse con la gente. Firmas como la de Joaquín Amador, Leopoldo Caballero o Paco Amores fueron entusiasmados propagandistas de la causa promovida por el deán.

Una reforma inacabada
Según afirma Gómez Barceló, que ayudó a Navarro Acuña a escribir su libro, “a él le hubiera gustado terminar su reforma”. Aunque logró llevar a acabo un cambio estructural en el templo, no es menos cierto que algunos aspectos no han sido atendidos. Principalmente, no se pudieron construir los altares laterales que el deán tenía proyectados, y que debían ser en mármol. También se pensó en construir unos retablos laterales, lo que tampoco fue posible. Otro de los elementos que no se pudieron concluir fue habilitar una sala capitular, algo que no existe.
Entre las grandes obras de arte que dejó esa catedral, se encuentran muchas piezas. Gómez Barceló destaca la colección de vidrieras, la orfebrería de la catedral, la colección de indumentarias, que se remonta al siglo XVI, y algunas pinturas. “Ni más ni menos, pero esta colección sitúa la Catedral de Ceuta en el mismo nivel que cualquier otra de Andalucía”, asegura.
Una vez Navarro Acuña abandonó Ceuta, volvió a Sevilla, donde había nacido y donde terminó sus días. No volvió a cruzar el Estrecho, pero sí que se sentía orgulloso de haber podido reformar la Catedral. “Al proponerme dejar escritas estas memorias [...] he querido rendirle un homenaje muy merecido, aunque tardío, al pueblo católico de Ceuta por lo muchísimo que me ayudó en mi incansable y entusiasta empeño de hacer[...] una catedral que fuera decorosa CASA de Dios y digna de la ciudad de Ceuta”, comienzan las 300 páginas. Una introducción que muestra el agradecimiento del deán a las aportaciones populares. Una reforma que precisamente ahora empieza, tras cincuenta años, a requerir una profunda revisión debido al estado del templo, que necesita continuar su rehabilitación.

500.000 euros en año y medio para reformas de la Santa Iglesia Catedral, aportados por el Estado
La consejera de Educación, Cultura y Mujer, Mabel Deu, y el subdirector del Instituto de Patrimonio Cultural (IPC) del Ministerio de Cultura, Alfonso Muñoz, acordaron ayer una inversión de 500.000 euros a lo largo de este año y el próximo para las obras de reforma de la Catedral.  De ellos, 50.000 serán destinados este año, y los otros 450.000 euros se incluirán en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) del año 2011. El proyecto, según informó ayer la Ciudad Autónoma, será una adaptación del remitido por el Gobierno de Ceuta, eliminando las que se han ejecutado hasta ahora; en total, durante cuatro años se han destinado 400.000 euros a la mejora del templo. El Ministerio de Cultura sacará este año a concurso la actuación de este año. Este acuerdo ha sido posible gracias a la inclusión de la Catedral en el Plan Nacional de Catedrales, que ejecutará las obras previstas en el Plan Director de la Catedral de Ceuta. Ahora mismo, y desde febrero, se está llevando a cabo el arreglo de las cerchas que sujetan la estructura de la bóveda, y que permitirán volver a habilitar como zona transitable el suelo de la parte central del templo, ya que había peligro de desplome. Las memorias de Navarro Acuña son, según Gómez Barceló, “una guía para acometer las reformas y entender el sentido de lo que hay ahora”.