De la “cacerolada” del pasado día dos pueden extraerse diversas y contradictorias conclusiones. Por una parte, es de resaltar el hecho innegable de la nutrida participación. Reunir en Ceuta alrededor de mil quinientas personas evidencia que el problema de la inseguridad ciudadana se ha convertido en una preocupación compartida por casi todos los ceutíes (y digo casi porque excluyo a los delincuentes), habida cuenta de lo poco aficionados que somos a manifestarnos. Está visto que eso de las redes sociales resulta más que eficaz. Eso y, además, la innegable coincidencia en el tiempo de graves sucesos.
Sin embargo, creo que el lugar al que fueron a leer los manifiestos no era precisamente el más adecuado. Todos sabemos –o tendríamos que saber—que la responsabilidad de la seguridad ciudadana corresponde al Gobierno de la nación. Así lo dispone la Ley Orgánica 2/1986 Hace tan solo unos meses, muchos de los asistentes a la “cacerolada” ya estuvieron manifestándose ante la sede de la Delegación del Gobierno, lo que convierte en algo artificial y más parecido a un acto partidista esa demostración del día dos en las puertas del ahora denominado “Palacio Autonómico”. No dudo de la buena fe de los organizadores, pero la Ciudad no tiene transferida ninguna competencia al respecto, salvo la del acogimiento y tutela de los MENA, a los cuales les es aplicables una ley que impide tenerlos retenidos todo el día, sea o no deseable esa norma.
Los MENA no están encarcelados y pueden salir a la calle. Distinta cuestión es la de aquellos menores que pululan por la ciudad, y especialmente por el puerto, sin estar controlados, algunos de ellos porque han preferido escapar de la disciplina del albergue. Que yo sepa, nunca se ha montado una operación conjunta y seria para recogerlos, aunque algunos no aguantaran después las normas del albergue. Lo más discutible al respecto resulta ser algo que, sin duda, es tema de comentarios entre la ciudadanía. Se dice, y se cree, que hay menores tutelados por la Ciudad que son visitados por sus padres, y otros que se van a Marruecos cuando llega el Ramadán y luego vuelven. Si eso es verdad, debería atajarse sin contemplaciones, aun cuando parece ser que Marruecos exige que su familia esté esperándolos en la frontera, una condición casi imposible de cumplir.
La machacona alusión al “señor Vivas” que se produjo, recordándole todo lo divino y humano respecto a las causas de la inseguridad y reprochándole la falta de soluciones, tuvo bastante más de soflama partidista –aunque no lo fuese- que de cualquier otra cosa, ya que la Policía local solamente tiene –y cumple- el carácter de colaboradora con el Cuerpo Nacional de Policía y con la Guardia Civil. Otra cosa es que tanto el Presidente de la Ciudad como el propio Delegado del Gobierno hayan tomado conciencia de la realidad del problema y le busquen soluciones, algo que evidentemente están llevando a cabo, como demuestran tanto el anuncio de la convocatoria de catorce nuevas plazas de Policía local como, sobre todo, la reunión celebrada esta misma semana en Madrid, en la que ambas autoridades expusieron ante la Vicepresidenta del Gobierno y el Ministro de Interior todo un conjunto de problemas que afectan a Ceuta: (frontera, porteadores, seguridad ciudadana, menores extranjeros, necesidad de reforzar la presencia de los Cuerpos y Fuerzas de seguridad del Estado) obteniendo una respuesta positiva que esperemos se plasme en breve en realidad. Una reunión así no se improvisa; estaba ya solicitada con anterioridad a la “cacerolada”.
El problema de la falta de agentes en los Cuerpos y Fuerzas de seguridad del Estado y en la propia Policía local trae causa en las medidas restrictivas de orden presupuestario relativas a la no cobertura de plazas vacantes, adoptadas a efectos de corregir el déficit mediante el control del gasto y, al mismo tiempo, superar la crisis económica. Ni respondía al mero capricho de las autoridades concernidas, ni, por tanto, se les puede echar en cara, pues se han limitado a cumplir una norma impuesta por nuestra pertenencia a la UE y al Eurogrupo.
De cualquier modo, conste mi felicitación a cuantas personas participaron en la “cacerolada” del día dos, pues al manifestarse hicieron patente una preocupación que está afectando a todos los buenos ciudadanos de Ceuta, incluidos tanto el Delegado del Gobierno como ese “señor Vivas” que tan repetidamente fue criticado.
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