Los musulmanes que degollaron al anciano sacerdote en la iglesia de Normandía en Francia; y los fanáticos religiosos que cortaron la cabeza del niño "palestino" de 11 años, lo hicieron gritando "Alláhu Ákbar" -Dios es Grande-(1).
Y, es cierto que nos dicen que el "Islam", es una religión de paz, sin embargo, la muerte que un día sí, y otro también, se lleva por delante a cientos de cuerpos abrasados por la metralla, son seguidores del "Islam" y vocean con la garganta del religioso y la cabeza cortada del niño palestino: "Alláhu Ákbar"...
Y, por consiguiente, "argo" habrá que revisar en las suras y en los versículos del Corán, para aclarar a los yihadistas(2) que hacen una equivocada interpretación del Libro Sagrado, porque "Islam" significa paz, y ellos son auténticos criminales que en su locura sangrienta, no se paran ante un anciano sacerdote, ni ante un niño palestino a los que su ferocidad les lleva a degollarlos.
No existe el pretendido Estado Islámico DAESH(3), es sólo una ficción que ha tomado realidad por la conjunción de diferentes intereses económicos de venta de petróleo a bajo precio y venta de armas a granel. Este monstruo de siete cabezas, ha prosperado en este espejismo de las "primaveras árabes", donde se ha producido un vacío de poder propiciado por las potencias occidentales, ávidas de pingues beneficios en múltiples negocios al rebufo de los campos petrolíferos y las preferencias en el comercio de las armas.
No; no nos parece que sea la solución llenar Europa de emigrantes sirios, iraníes, libios, afganos o paquistaníes, porque estos emigrantes huyen de una guerra, pero mañana hay que darles un trabajo y acomodarlos a una cultura diferentes a la suya, que posiblemente, nunca acabaran de entender y de asimilar. No es ese el buen camino, porque no va al origen del problema, sólo retarda la solución y empeora la situación actual. Porque la verdadera solución, es terminar con la guerra, y llevar a estos emigrantes a sus pueblos y a sus tierras, y darles recursos y protección para desarrollarse en sus propios países, atendido por los organismos internacionales dedicados a estos menesteres, pongamos: la FAO, FIDA, OMS, UNESCO, etc., dedicado a fomentar la agricultura, la salud y la cultura en los países en vías de desarrollo.
Sólo, devolviendo los millones de refugiados -una vez acabada la guerra- a sus países de origen, se puede acabar con el desarraigo y la despersonalización de estas millones de personas que están atrapadas entre una cultura de origen que ya nos le vale, y otra cultura nueva del mundo occidental, sumamente pragmática y llenas de incentivos materialistas faltos de principios éticos y solidarios.
Los occidentales sobran en todos estos países de orientación musulmana, salvo aquellos que estuvieran para ayudar a reconstruir la economía. La forma de estado y la manera de conformarse la sociedad, sólo les corresponde a ellos. No es trasladable la forma que tiene Occidente de entender un estado democrático y de libertades, a la forma de columbrarlo el mundo islámico. El desarrollo de sus naciones, la forma de interpretar la religión y su estructura social, les pertenece sólo a ellos. De tal manera. Occidente, debería cooperar para ayudarles en un futuro posible dentro de una economía sostenible y ajustadas a sus propios recursos.
Toda la injerencia de Occidente en el mundo musulmán ha sido un auténtico fiasco y un fracaso de proporciones tan gigantescas, que pasarán décadas para que pueda subvertirse las consecuencias de etas políticas faltas de credibilidad que ha llevado a la ruina a todo el Oriente Medio. Esta política torpe, falta de inteligencia y del conocimiento necesario para comprender las sensibilidades históricas de esta región del planeta, llevadas a sus últimas consecuencias por Washington, ha tenido el efecto contrario al que supuestamente se pretendía; pues si se pretendía dar un periodo de libertadas con nuevas democracias de corte europeo, se han encontrado con los fanatismos religiosos más exacerbados, y la peor situación democrática en la historia de estos pueblos del medio oriente.
Nada hay más destructivo que creerse iluminados por la mano divina, y tratar de someter a otros pueblos con nuestros propios regímenes políticos, aunque pensemos que la "democracia" fuera la panacea para todos los males de la convivencia de aquellos países que se rigen con otros parámetros tan diferentes a los nuestros...
De tal manera, que en los países donde el acervo cultural del Corán se deja sentir como forma ideológica en el desarrollo en las estructuras de sus sociedades, hay que dejar que el proceso evolutivo tenga su propio marco de actuación, sin que nadie exterior intervenga, salvo las ayudas necesarias para que estos procesos vayan construyendo sus propios caminos de progreso y modernidad.
No creemos en los eslóganes vacíos de contenidos de la "multiculturalidad", porque cada cultura a la postre extrema su postura cuando se ve afectada por otra; sin embargo si creemos en el conocimiento del "otro" y en su desarrollo en sus propio ámbito y en su propia cultura. Porque nos sentimos mal y casi sin alma, cuando vemos en los telediarios las muerte de los emigrantes y los rescatados, pongamos en aguas del Estrecho o de Grecia, cuando estos emigrantes con unas condiciones aceptables en sus propios países, propiciadas por las naciones más desarrollados y mayor riqueza, podrían tener una vida mejor en sus propios entornos culturales, en vez de echarse a los caminos del infierno en pos de unas Arcadias que no existen...
Finalmente, acabo esta reflexión apuntando que no es suficiente decir que los "yihadistas" que, al grito de "Alláhu Ákbar", asesinan y matan de la manera más salvaje y sanguinaria que el género humano pudiera imaginar, son malvados que no representa al Islam; sino que se tiene que decir desde la solemne voz que el almuecín grita en cada minarete de cada mezquita, en cada rezo del día: "Que el Islam es una religión de paz, que no tiene cabida el quitar la vida a otro semejante, y que Dios es el padre de todos los hombres, sean o no sean creyentes". Entonces, sólo entonces, empezaremos a creer que el Islam es una religión de paz...
(1) Voz árabe que significa Dios es Grande.
(2) El yihadismo es un neologismo occidental utilizado para denominar a las ramas más violentas y radicales dentro del Islam político o islamismo, estando caracterizadas por la frecuente y brutal utilización del terrorismo, en nombre de una supuesta yihad, a la cual sus seguidores llaman una "guerra santa" en el nombre de Alá. La yihad como concepto básico del Islam es una cuestión debatida. Tiene dos tipos de acepciones: la «yihad menor» de inspiración violenta, en la que se intentan legitimar los yihadistas, y la «yihad mayor», de interpretación espiritual, que representa el esfuerzo que todo creyente debe realizar para ser mejor musulmán, mejor padre o madre, esposo o persona.
Ideológicamente, el yihadismo como doctrina política es un ideario teocrático totalitario de corte «antiliberal» y «antidemocrático» que, según sus críticos, «desprecia sistemáticamente la vida humana»
(3) Acrónimo en árabe de "Al Dawla al-Islamyia Irak Wa'al Sham" del pretendido Estado Islámico con intención peyorativa.
(4) Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
(5) Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola
(6) Organización Mundial de la Salud.
(7) Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura-
(8) Religioso que desde el alminar de la mezquita convoca en voz alta a los fieles musulmanes para que acudan a la oración.
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