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La avería

Mi hija junto a su madre asistieron a unas jornadas sobre emprendimiento de la Universidad de Granada y decidieron montar una pequeña panadería ecológica. Lo hicieron en plena crisis económica, pese a las dificultades financieras.

Era la única forma de salir de las garras del desempleo y sentirse útiles a la sociedad. Para ello han contado con la eficaz ayuda de un banco responsable, Triodos, que les facilitó un préstamo a bajo interés. Lo hacen con este tipo de pequeños negocios, siempre que sean sostenibles y respetuosos con el medio ambiente, y que se gestionen bajo los principios de la Responsabilidad Social. También obtuvieron una subvención del Fondo Europeo de Desarrollo Regional a través la Agencia IDEA de la Junta de Andalucía, que financiaba un 20% del valor aproximado del proyecto. El negocio, como la mayoría de pequeñas y medianas empresas de este país, ha tenido dificultades para salir adelante. Pero a pesar de la crisis, han conseguido hacerse un hueco en el saturado mercado del pan. El pan artesano y ecológico tiene su clientela en una sociedad que cada vez más demanda productos naturales y sostenibles, y mira con interés la recuperación de aquellas profesiones artesanas que eran el reflejo de una vida más tranquila y sosegada. Su tesón y buen hacer han hecho el resto. Primera dificultad. La Agencia IDEA, que se constituyó para facilitar el desarrollo económico regional, pero que tiene a gran parte de sus cargos directivos procesados por malversación de fondos públicos, decide rebajar la escasa subvención en un 30%, por razones totalmente espurias. Este pequeño incidente les ha supuesto un alto coste financiero, pues con el dinero de la subvención debían pagar en una fecha parte del préstamo, que ha tenido que posponerse. Finalmente han tenido que demandar en los Tribunales a la Agencia. Esto va a suponer un retraso de un par de años para poder percibir la cantidad retenida. Hoy día, cualquier empresa que pretenda sobrevivir ha de estar en las redes sociales a través de internet. La panadería había funcionado, hasta hace poco, con las conexiones telefónicas y de internet de la vivienda familiar aneja. Pero se dieron cuenta de que era necesario contar con su propia conexión. El alta en Movistar fue rapidísima. Menos de media hora en un proveedor oficial. La instalación muy lenta. Tuvieron que llamar unas cuantas veces para reclamar la línea. Aunque las razones de la tardanza se las achacaban a la larga lista de espera, el verdadero motivo era que tenían que instalar una línea nueva, al tratarse de una calle también nueva, lo cual no les resultaba muy rentable. Pero lo hicieron. Primer problema. La velocidad y capacidad de internet no se correspondía con lo contratado. Nueva queja. Excusas y más excusas. Cuando parecía que las conexiones comenzaban a medio funcionar, se avería el router. Llaman al servicio técnico y se les indica que se den prisa, que el negocio no podía estar sin conexión. Nuevamente, a funcionar con las conexiones de la vivienda familiar. Lo arreglaron cambiando el router, pero nos advirtieron de que lo normal sería que se volviera a averían el aparato un par de veces más, hasta que se acoplara a la línea externa. El aparato que pusieron era de fabricación más antigua y nuevamente volvieron los problemas de velocidad y capacidad. La segunda avería no tardó en llegar. Nuevamente se averió el router. Las fechas eran complicadas, pues comenzaba la Semana Santa. No solo porque la gente está de vacaciones, sino porque en una panadería es cuando más se trabaja. Mientras que atendían la avería, se instaló un aparato que se quitó de otra vivienda familiar. El servicio técnico les preguntó si había línea. La respuesta fue que sí, pero con un aparato que era de otra vivienda, que también lo necesitaba. Cuando pasaron tres días, volvieron a llamar al servicio técnico advirtiendo de que si no venían pronto a reparar la avería, nos íbamos a dar de baja de esa compañía. Ni caso. Esperaron a acabar las fiestas y un día después enviaron al técnico. El técnico que vino se sorprendió de que le hubieran marcado 158 horas en el parte para arreglar la avería, en lugar de las 3 o 4 que es habitual. Movistar sabía que estábamos cubiertos, aunque fuera con un aparato nuestro, y que no nos íbamos a cambiar, porque en esa localidad las otras compañías no tienen buena cobertura. De cualquier forma, un abuso puro y duro. Entrando en las páginas de Telefónica, vemos que tienen hasta una cátedra de Responsabilidad Social Corporativa con la UNED. Y si nos vamos a las de la Agencia IDEA de la Junta de Andalucía, nos explican las cosas tan maravillosas que hacen para promover el desarrollo de la pequeña y mediana empresa en Andalucía. Mientras tanto, el Gobierno enviando inspectores de Hacienda y de Trabajo, para ver si las pequeñas y medianas empresas incumplen alguna normativa. Y los partidos que sustentan estos gobiernos, pidiendo el voto al ciudadano para seguir encaramados al poder.

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