La Autoridad Portuaria confirmó esta semana que la báscula del Puerto vuelve a estar fuera de servicio, aunque trabaja en resolver cuanto antes la avería que afecta a los sensores. Nadie se atreve a ponerle fecha, pero no es la primera vez que trascienden los percances que sufre este equipamiento a causa de su actividad: el pesaje de los camiones de mercancías que desembarcan en la ciudad autónoma. Una falta de funcionamiento que, dependiendo de la fuente consultada, afecta en mayor o menor grado a la lucha contra el fraude en la importación de mercancías. Un protocolo articulado mediante el acuerdo suscrito por la Ciudad Autónoma y la Delegación del Gobierno a comienzos de 2015, ante las sospechas de proliferación de esta modalidad de defraudación.
El Organismo Autónomo de Servicios Tributarios de Ceuta (OAST) considera que mediante el control exhaustivo del peso de todos los vehículos se puede comprobar que el contenido real se corresponde con la carga declarada, evitando así los desfases denunciados por los empresarios de los polígonos del Tarajal. Los comerciantes de las naves aseguran que han entregado a la Ciudad Autónoma facturas por importaciones infravaloradas de 6.000 y 12.000 euros cuyo valor real oscilaba entre los 100.000 y 135.000 euros. Una práctica que, aseguran los empresarios, continúa hoy día con la mercancía procedente de Fuenlabrada y no solo afecta a la competitividad de sus negocios, sino que repercute en las arcas públicas puesto que la recaudación por el Impuesto sobre la Producción, los Servicios y la Importación (IPSI) resulta mermada.
Incremento del 30% en IPSI
La sociedad municipal de Servicios Tributarios hace uso de los resultados que arroja la báscula porque, cuando se producen los pesajes de camiones y contenedores, hasta su servicio llega la información con la que actúa en consecuencia. Este departamento de la Ciudad Autónoma revisa los datos y, si las declaraciones son ajustadas al peso de la báscula, la mercancía se despacha al propietario. De lo contrario, las autoridades abren el procedimiento que corresponda en cada caso. Pese a la inoperatividad esporádica de la báscula, un informe del propio OAST apunta a que los ingresos por IPSI se han incrementado en torno a un 30 por ciento en cinco años –de 34,7 millones de euros en 2010 a 45,7 en 2015–.
Sin embargo, como reconocieron desde el OAST, la parada técnica de la báscula del puerto tiene su repercusión en las navieras, el Puerto, la Ciudad Autónoma, transportes y Aduanas, entre otras instancias, ya que en ese punto confluye el cumplimiento de la normativa de transportes, importación, aduanas...
Por su parte, la Asociación de Transportistas explicó que la báscula del Puerto serviría para sancionar a aquellos transportistas que vienen con exceso de kilos para la capacidad del vehículo o contenedor inspeccionado. Sin embargo, explicaron estos profesionales, el Puerto carece de una Inspección de Transportes en este punto y el interés de habilitar la báscula responde a que quiere evitar la evasión de las tasas portuarias.
Transportistas dicen que solo el PATT puede verificar qué lleva el camión
El refuerzo de las inspecciones a través del Punto de Atención al Transporte Terrestre (PATT), el control ubicado en el Puerto que está dedicado al cumplimiento de las obligaciones tributarias en el marco de la inspección de mercancías, permite verificar que los valores declarados están directamente relacionados con los precios medios que previamente han sido manifestados en su entrada a Ceuta. Para la Asociación de Transportistas, la única forma de saber con certeza qué carga un camión es el reconocimiento físico, el cual se realiza precisamente en el PATT si el vehículo es susceptible del mismo por control aleatorio en Aduanas o porque viene en circuito rojo mediante procedimientos informáticos. Algo que sí se está haciendo, puntualizó el colectivo.
Los transportistas sostienen que la báscula del Puerto no es primordial para dar caza a los bultos de las consignas irregulares del Tarajal porque, entienden, nada tiene que ver la cantidad de artículos que traiga un camión de mercancías con los kilos declarados. Mientras que el cálculo de los kilos puede ser a ojo de buen cubero –aunque siempre al alza, aseguró el colectivo– en la declaración de factura de la compra sí tienen que coincidir forzosamente, es decir, el engaño puede ser en kilos pero no en cantidad. Tras este razonamiento, concluyó que el control de mercancías de un puerto siempre es el PATT. Y, por otra parte, diferenció este asunto de los fardos de productos que se confeccionan en Ceuta.
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