La Asociación Unificada de Guardia Civiles ya es mayor de edad

El 26 de julio de 1994, la Audiencia Nacional estimó la demanda presentada por José Luis Bargados en el sentido de ordenar la inscripción de la Asociación 6 de Julio de Guardias Civiles en el Registro nacional de Asociaciones, inscripción denegada por el Ministerio del Interior a través de la conocida fórmula del silencio administrativo. Es decir, que como la Asociación no era de su agrado, simplemente la ignoraron. Cabe recordar que la inscripción de una asociación en el Registro correspondiente solamente se realiza a efectos de publicidad. Como bien recuerda la aludida Sentencia de la Audiencia Nacional -Sala de lo Contencioso-administrativo, Sección 7ª- de fecha 26 de julio de 1994 (Recurso 2.401/1994):
“…habida cuenta de que el Texto Constitucional en su art. 22.3 señala que ‘las asociaciones constituidas al amparo de este artículo, deberán inscribirse en un registro a los solos efectos de publicidad’, lo que viene a demostrar que ni la Ley 191/64, de 24 de diciembre, ni la propia Constitución hacen referencia al contenido del art. 2º del R.D. 713/77, de 1º de abril, resulta que si de acuerdo con los Estatutos y acta fundacional puede deducirse cuales sean los fines perseguidos por la Asociación y estos son lícitos, no hay razón legal y objetiva alguna para denegar esa inscripción, máxime si este acto, como dice el Texto Constitucional, no lo es a efectos constitutivos, y sí solo a efectos de publicidad…”.-
Aunque los Estatutos de la Asociación 6 de Julio, al igual que los de la Coordinadora Pro-perjudicados por la Gestión de Luis Roldán y la Corrupción (COPROPER), impulsada por José Morata Gargallo, que fuera Sargento del Cuerpo, actualmente separado del servicio como consecuencia de su labor por la democratización del Instituto y su lucha por los Derechos de los miembros de la Benemérita -labor que ha tenido el reconocimiento del actual Director General de la Guardia Civil en el pasado Congreso de la AUGC en Toledo- sean anteriores a la fecha del mencionado Fallo, siempre se ha considerado el día 26 de julio de 1994 como el día en que la aventura de AUGC comenzó. Por ello se puede afirmar que ya somos mayores de edad, como bien dicen los compañeros de AUGC-Sevilla.-
En octubre de aquel mismo año se produjo la unión de las dos asociaciones descritas, dando paso a la famosa COPROPER-6J y procediendo a una ampliación estatutaria con el firme propósito de convertirse en una organización profesional. También se decidió adoptar la denominación de Asociación Unificada de Guardias Civiles. Tanto el cambio estatutario como el de nombre fueron nuevamente rechazados por el Registro de Asociaciones, dando paso a nuevas luchas judiciales saldadas a nuestro favor. La mayoría recordará la Sentencia de la Audiencia Nacional de 14 de enero de 1998, ratificada posteriormente por el Supremo, que afirma que los fines repudiados por la Administración: “…no sólo son completamente lícitos dentro del marco de nuestro Ordenamiento Jurídico, sino que son altamente saludables, al articular a través de la vía asociativa la participación ciudadana, al logro de una Administración que sirva con objetividad los intereses generales, tal y como proclama el art. 103 de la Constitución, a fin de que no se utilicen potestades públicas para el interés privado cuando éste difiere del general a que toda actuación pública se debe por mandato del precepto constitucional mencionado”.
Pero más allá de fechas y acontecimientos concretos, lo que yo siempre he querido destacar son las circunstancias en las que nuestra Asociación se gestó y comenzó su camino. Resulta muy difícil explicar o situar correctamente a los profanos en el contexto de tiempos pretéritos, pero lo intentaré. La feroz persecución a la que eran sometidos todos aquellos componentes del Cuerpo que de alguna manera se destacaban en la lucha por una Guardia Civil moderna, democrática y con los mismos Derechos que cualquier otro funcionario público es complicado de imaginar, si no lo sufres de primera mano. No obstante, muchos de los lectores de estas líneas conocen bien lo que es sentirse acosado por esa maquinaria monstruosa; asentada, desarrollada y perfeccionada durante más de siglo y medio y que en aquellos tiempos se aplicaba de manera inmisericorde con cualquier atisbo de implantar algo de realidad democrática en los páramos beneméritos. Lo poco que se conoce de la denominada ‘operación columna’ llega a causar pánico. Pinchazos telefónicos, registro de buzones, seguimientos, falsas acusaciones que servían de excusa para ordenar el ingreso preventivo en prisiones militares… sin olvidar el internamiento en instituciones de tipo mental ya que, parodiando a Obelix: “están locos estos sindicalistas”. Tampoco se libraba el entorno de los afectados, siendo espiados familiares, vecinos, periodistas, abogados, sindicatos de clase y qué se yo quien más.-
A un clima tan sobrecogedor debe sumarse todo lo que estaba en juego: tu profesión (en realidad, tu vocación), el sustento de tu familia, tu futuro, tu honorabilidad y lo que ello engloba, que no es poco… Y en ese ambiente hubo algunos que decidieron guiarse por lo que consideraban justo y digno sin importarles demasiado las consecuencias. El Pepito Grillo que en mayor o menor medida habita en nuestras cabezas y corazones estaba muy acentuado en aquellas personas, tanto o más que los preceptos que rigen nuestra Institución, y por ello consideraron que el honor, el sacrificio, la constancia y la paciencia eran valores aplicables en la búsqueda de algo lógico y justo. Simplemente se negaron a aceptar que la democracia y los Derechos Constitucionales pasaran de largo ante las puertas de nuestros cuarteles sin entrar siquiera a saludar.
Sobre los cimientos de la manifestación de diciembre de 1976 -en la cual participaron varios cientos de guardias civiles y policías-, y posteriormente el SUGC, comenzó la construcción de lo que ahora es AUGC. Hubo que esperar a 1990 para datar los primeros intentos de inscribir una asociación profesional de miembros del Cuerpo. En aquel año, al margen de la inscripción de la Asociación de Cónyuges de la Guardia Civil, un grupo de guardias destinados en Castellón, con Morata a la cabeza, presentaron en el Registro de la Generalitat Valenciana los Estatutos de la Sociedad Unionista de Guardias Civiles. Por su parte, en Asturias, José Luis Bargados con el apoyo de varios compañeros solicitó el registro de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (de ahí viene la denominación adoptada tras la unión de COPROPER y 6-J). Aspiraciones baldías, como muchas otras, hasta la Sentencia indicada anteriormente.
Como curiosidad indicar que quien esto escribe presentó en 1993 los Estatutos de la Asociación de Antiguos Alumnos de las Academias de la Guardia Civil, copiando literalmente el texto estatutario de la conocida Asociación de ‘Polillas’. Evidentemente la inscripción por mi pretendida fue rechazada alegando que tenía carácter reivindicativo. Dado que los Estatutos de ambas organizaciones eran idénticos, ignoro –o mejor dicho, prefiero ignorar- porqué la Administración no procedió a ilegalizar la que ya estaba registrada.
Hoy, con una asociación que alcanza la mayoría de edad, podemos recordar y conmemorar la fecha, aunque la situación no está para celebraciones. Los brutales recortes aprobados por el Gobierno de turno suponen una nueva prueba de fuego para nuestra organización.
Y es por ello, precisamente, por lo que debemos tener presente el espíritu indomable que guiaba a aquellas personas que se enfrentaron al sistema para abrir el camino asociativo profesional que se ha tornado en irreversible. Un camino que otras organizaciones han seguido bajo el prisma que han considerado conveniente, pero que, a la postre, significa ni más ni menos que el triunfo definitivo de las tesis defendidas con mucho sacrificio por parte de aquellos valientes.