'Kamal', presidente de Príncipe Alfonso: “Los delincuentes campan a sus anchas y los vecinos de bien tienen miedo”

Los últimos días han dejado protagonismo a una hilera de actos delictivos que han marcado, de nuevo, la barriada del Príncipe. Y no lo han hecho precisamente para bien. Muy al contrario. Que se hable de disparos a la Policía, de quema de contenedores y vehículos o de lanzamiento de artefactos explosivos no son buenas noticias. Tampoco ayudan a normalizar la imagen que muchos residentes en el barrio quieren dar. Entre ellos el presidente de la asociación vecinal, Abdelkamil Mohamed ‘Kamal’, que ha hablado con FAROTV sobre todo lo sucedido.

–Los últimos acontecimientos convulsos ocurridos en el Príncipe han vuelto a poner en la picota el barrio. ¿Qué piensa usted como presidente de todo lo sucedido?

–Está volviendo a suceder lo que hemos venido avisando en otros artículos. Son jóvenes con fracaso escolar, falta de empleo, cada vez más numerosos y fáciles de captar por la delincuencia. Así tenemos estos problemas, hasta con disparos a la Policía. Estos jóvenes crecen, acaban en la cárcel o mueren… por coger este camino. Tenemos a jóvenes captados por delincuencia, radicalismo… Veo que las administraciones no hacen nada por solventar esta problemática que continúa y no acaba. Es un infierno para los vecinos de bien.

–Se tiende a generalizar, pero estamos ante un infierno que los vecinos sufren en silencio...

–Los vecinos de bien están preocupados. Hay un Subgrupo que viene por la noche, pero esa presencia policial es escasa y de pocas horas. Nosotros reclamamos una comisaría en la barriada, decían que lo iban a estudiar pero no han dado respuesta a la reivindicación. Pedimos una presencia continua de Policía, que no haya este vacío. Los delincuentes campan a sus anchas y los vecinos de bien tienen miedo. Son jóvenes armados, se acumulan robos, actos vandálicos, se repite lo que hemos ido pasando estos años y no se hace nada ni escuchan a los vecinos. Las alarmas a nivel nacional y mundial hablan del Príncipe, de lo que puede llegar a suceder, deben tomar esto en serio y reunirse con nosotros para buscar soluciones. Esto no tiene fin.

–Ustedes son también víctimas...

–Se están quemando vehículos de vecinos, no duermen por la noche por los escándalos. No ha habido víctimas pero vamos a rebobinar al pasado y vemos que el Príncipe tiene un lado oscuro. Muchos no hablan por miedo. Yo les traslado esto a las administraciones pero es un rechazo total hacia las palabras de los vecinos de bien. Es preocupante la realidad del Príncipe cómo ha acabado en distintas épocas de la historia… Es muy complicado para estos jóvenes porque nadie desea este mundo. Todos queremos estudiar, pero es complicado salir de la marginación. No tienen salida y la ven en el mundo de la delincuencia. Algo hay que hacer, pedimos cosas y no se llevan a cabo, hacen caso omiso.

–Dispara un individuo a la Policía, se rompe la línea con un tipo de acto así, a un grupo de policías que además todos los vecinos conocen...

–Es muy preocupante que ocurra en contra de la Policía, si ellos sufren esos ataques los vecinos más todavía. Hay que poner las cartas sobre la mesa, hacer una reunión de seguridad, hablar con los vecinos, que se nos invite a tratar estos temas. Se ha cruzado una línea y las administraciones deben ser contundentes.

–¿Una comisaría en el Príncipe es la solución?

–Pero no soluciona todo, también hacen falta actuaciones sociales, que saquen a los jóvenes del camino que cogen. Esos jóvenes crecen, pasarán al mundo penitenciario o al de los muertos, pero vienen otros que caen en lo mismo. Es una pescadilla que se muerde la cola.

–Pasan los años y suceden los mismos problemas, ¿no es desesperante?

–Lo hemos ido avisando, todo lo que sucede no se lo toman en serio. El Príncipe no es tan complicado, igual es una fuente de ingresos para pedir ayudas a Europa e inversiones que no se llevan a cabo. No se pone el interés que se tiene que poner. En mi viaje a EEUU en 2017 fuimos a ciudades con millones de habitantes. Por ejemplo Detroit, con barriadas marginales y peligrosas, y se llevan acciones sociales con comunidades, acercamiento con las fuerzas de seguridad. Desarrollan actividades que dan frutos y sacan a gente de este mundo. Aquí hablamos de 10.000 habitantes, no creo que sea tan complicado. La solución en el Príncipe es fácil, solo hay que implicarse y hacer políticas para estos jóvenes. Es el futuro de un país, si no se administra bien su camino tenemos lo que vemos ahora y peor porque se acumulan cada vez mas jóvenes porque irán creciendo. Empieza en el Príncipe y acaba extendiéndose por toda la ciudad.

–¿Cómo es la labor al frente de la asociación?

–Sigo trabajando, he estado un mes y medio descansando tras diez años trabajando continuamente en las redes, prensa, el barrio. Es complicado, es una actividad sin ánimo de lucro, tenemos nuestra vida, nuestros hijos… He recapacitado el camino que quiero coger, pero me veo con fuerzas para seguir trabajando, hay ideologías que chocan contra nuestra ideología y quiero seguir para que el Príncipe sea un barrio normalizado. No es difícil que sea una barriada más de Ceuta, el Príncipe es difícil porque no hacen nada. Hay una pasividad total en infraestructuras, empleabilidad, a los vecinos de bien que queremos que el Príncipe cambie nos lo ponen difícil.

–¿Qué responder a los que acusan a los vecinos de no colaborar?

–Mirándolo desde la perspectiva exterior es fácil poner a los vecinos de culpables. La gran mayoría es gente de bien, trabajadora, que cría a sus hijos. Generalizar es lo peor que se puede hacer. No es fácil colaborar, vivir en el Príncipe, no hay presencia policial que te proteja. Esa seguridad la hay por tiempos. Los vecinos se ven solos, acorralados, aislados y no tienen medios, el miedo es parte de ese aislamiento que hacen los vecinos. Estamos viendo que los vecinos son víctimas de estos actos, se levantan y no saben si su coche está quemado, se levantan y ven su pared tiroteada… Son situaciones en las que los vecinos son víctimas y no se les puede echar mas tierra encima. Hay que apoyarles, que sepan que no están solos ante los malos.

–¿Hay esperanza en el Príncipe?

–Sí, pero pedimos ayuda, que las administraciones presten ayuda y nos den apoyo.