Hace solo algunos días que se estrenó tu refugio, ese rincón, esa coqueta capilla frente al altar de Jesús Sacramentado. Esa reja donde tantos y tantos devotos se agarran para mirarte sin perder el equilibrio que se tambalea cuando se enfrenta a tu humilde mirada. Ese reducto de tierra africana dentro de la Casa Madre. Ese pedazo de cielo que tantas tardes y tantos buenos ratos me han regalado en su divina presencia.
Cuando he visto las fotos que me envió Jesús, volvieron recuerdos a mi ya cansada memoria. Cuando mis retinas se impregnaron del verde de las dos columnas que enmarcan a ese Lirio Tronchado por el peso del madero, y los reflejos salmón de sus cartelas me transportaron a años remotos, años de juventud ilusionada, años de inocencia cofrade en los que me conformaba con estar muy cerca de Él, de mi maestro, don José Serón Sánchez, Prioste de priostes, como dijo un buen amigo en su pregón, cuando se fue con Santa María de África su cuerpo quedó prendido en el pecho de la Niña Guapa del Martes Santo, como alfiler que sujeta sus delicadas blondas de encaje…
…En esos años, hablo de los maravillosos ochenta, se remozó, se le lavó la cara, se adecentó el altar de la Reina del Carmelo, fui fiel testigo de ello, los ojos de aquel joven se quedaron impresionados al ver cómo con unos pinceles mágicos se transformaba un altar en finos y ricos mármoles para Ella, el Santo de Padua y la Santa de Ojos fracturados. Pues bien, ahora, con el pasar de los años, vuelvo a ver ese milagro en la Casa de mi Padre, ese Padre Bueno que carga con la Cruz de nuestras debilidades y fatigas, Ese por el que una rica hebrea perdió su nombre de Sara para adoptar el de Verónica y así poder enjugar su rostro y portar entre sus manos el paño que cubría sus cabellos, con el vero icono de Él, el Alfa y el Omega, el Bravo león de Judá, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad y así acompañar la espera dulce y serena de esa Madre que es Vida, Dulzura y Esperanza Nuestra.
Y es que…
Que no, Señor, que no
No puedo guardar silencio
Porque si yo me callase,
No me cabrían por dentro
La devoción, el cariño
Y el fervor que yo te tengo.
Que no, Señor, que no
No puedo guardar silencio
Que me salen sin pensarlo
Las palabras y los versos
Pensando que no es mentira
Ni fantasía, ni invento
Que no es que yo lo imagine
Que no es que esté suponiendo
Es que estoy aquí, Señor
Para ser tu nazareno.
Que este ambón, este atril
Improvisado, sin dueño
El atril de dónde hablo
De mi esencia de pequeño,
Perdonad si me equivoco
Es la emoción, son los nervios
Al ver uno dónde está
Al verse donde lo han puesto
Tan lejos de tu persona
Pero cerca de tu Encuentro.
Que no, Señor, que no
No puedo guardar silencio,
Porque si yo me callase
Se oirían como un eco
Las campanas, los palermos
El llamador, el revuelo
Que formara cada gota
De la sangre de mi cuerpo
Que al pasar como un galope
Desbocado por mi pecho
Fuera tornando el latido
En singular palmeteo
Que te hicieran un compás
Acorde a tu jaleo.
Que no, Señor, que no
No puedo guardar silencio
Que este bendito regalo
Me sobrepasa, lo siento
Y no sé yo si sabré
Cumplir con este mi sueño
El de contar con palabras
Lo que me quema por dentro
Aunque lo haya hecho ya
A la gente de mi pueblo
Porque me tiemblan las manos
Aunque no sea nuevo en esto
Y el pulso se me acelera
Al contaros lo que siento
Y poder pagar a otros
Lo que han hecho por el Reo.
Soy yo en este momento
Indigno y falto de méritos
Sólo encuentro dos palabras
Familiares, algo nuestro:
Esperad al Martes Santo
Para encontrarme de nuevo.
Gracias doy a mi hermandad, por regalarme este capricho cofrade, ese arabesco de inteligencia cofradiera, esa exquisitez del detalle, ese cariño que Jesús ha puesto al vestir a la Madre, al Padre y a la Mujer Verónica. Ese cariño que Andrés ha derrochado en los cuadros que custodian su presencia. Ese cariño que Julio ha dejado plasmado en la vidriera. Ese cariño con el que Jesús ha sabido decorar primorosamente cada rinconcito de tu capilla… Ese cariño que Ángel ha depositado en los cimientos para que soporten nuestra casa y tu casa…
Ese cariño de tantos y tantos hijos tuyos que con fe te veneran junto a tu querida Madre, la Niña de mis Ojos…
¿Y cómo no iba a ser así? ¿Cómo podría haber sido de otra forma? ¿Cómo podría haberse realizado ese milagro sin el influjo de su Espíritu Divino? Yo sé bien cómo ha sido, yo, no creo en las casualidades y se bien, queridos hermanos, que: “LA LUCHA POR LA VERDAD ES UNA LARGA PACIENCIA”. El Alfa y el Omega, el Principio y el Fin, el Sol de Justicia que viene de lo alto, la Luna que se posa a sus plantas de Mujer Apocalíptica lo saben…
Una sola Fe, un sólo Bautismo, un Único Dios y Hombre Verdadero, un Único Espíritu Vivificador que nos anima el alma. El domingo 25 de marzo se llamará Dulce Nombre, el Martes 27 de marzo, le diremos Nazareno, el 5 de Agosto reposará dormido en sus brazos de Patrona y Madre esperando una Triunfal Resurrección. Unidad, como siempre hubo bajo esos muros, bajo la casa de la Gran Madre de todos los caballas que se despoja de su peana de cultos para que se pose su Divino Hijo, para que su carga sea más llevadera cirineada por la Madre Corredentora, que presta gustosa su verde manto para que Ella cubra su ilusionada espera vespertina de nerviosa tarde de salida procesional.
¿Y cómo no iba a ser así?, si sus hijos han bebido de la misma fuente. Recordad que la corte de Infantes de Santa María de África fue precursora de la Entrada en Jerusalén, que Nuestro Padre Jesús Nazareno siempre vivió entre sus mismos muros, que en años de sequía, como decía Pepe, se prestaban los enseres, y cuando algún graciocillo o enteraillo de turno quería o pretendía meter baza respondía con el arte que le caracterizaba, “son primas, se lo dejan, con gracia”. Y no habéis reparado en que el pintor de los cuadros guía sus pasos cada Martes Santo, a pesar de tener su corazón malherido por la incomprensión y la sinrazón de los que razonan, que su vestidor guía los pasos del Dulce Nombre cada Domingo de Ramos a pesar de tener la sangre envenenada, que las manos que decoraron cada rincón de su guarida, rozan su divino rostro cuando lo cubren con el talip y el de su Madre de la Palma cuando deja caer los encajes de Bruselas sobre sus delicadas sienes a pesar de tener el alma rota; que el corazón que apuntaló sus cimientos guía el camino de Nuestra Esperanza inagotable, a pesar de tener la mente agotada; que el alma mater de la hermandad, mi buen amigo Julio, como lo bautizó Pepe en sus años mozos, “el tonto de la purpurina” se transforma en vidriero, plomero y lo que haga falta para que la trasera del Señor luzca como luce…
¡Qué más puedo deciros, queridos hermanos! Me siento orgulloso de ser hijo y Caballero de Santa María de África, Pollinico por los cuatro costados y Nazareno morado que nunca perdió la Esperanza…
Ante lo que está de Dios
no podemos escaparnos
por eso estoy donde estoy
en Sevilla trabajando,
y por eso en el diario
ha escrito tu nazareno
por sellar una amistad
un compromiso y un credo.
Y es que muy pronto, pero que muy pronto:
delante de mis hermanos
y al son de dulces campanas
se desbocara el corazón
de este cofrade caballa
que pretende recordar
a esos hombres y mujeres
que trabajan sin faltar
día a día de su vida
por tenerte a ti en tu altar.
¡Qué atrevimiento el mio!
qué locura nazarena
pretenderos recordar
las vivencias cofradieras
de un domingo al lubricán
cuando por las calles vaya
Nuestro Dulce sin igual
o ese martes tan querido
que nos acerca aún más
al Señor de los encuentros
a sus hijos sin faltar
que esperan año tras año
aguardando sin cesar
que baje desde los cielos
a esa plaza singular
que lleva el nombre de Ella
Nuestra Madre Celestial.
rodeado por el mar
y delfines costaleros
que hacia el África traerán
a tu humilde nazareno.
y un encuentro abre sus puertas
aguardando en su capilla
y aquí el verso ante tus plantas
se desborda de alegría
cuando mi voz que te busca
desde el Hacho hasta la playa
se va enredando el las olas
que me acercan a tu casa.
aquí al África yo vengo
a traeros ilusiones,
aquí al África yo vengo
envuelto entre resplandores
que a esa Virgen tan morena
envidia de los primores
le traigo un saludo fresco
de la que vive entre flores
cerca de mi Nazareno
y Sara de mis amores,
que a esa Virgen morena
reina de los corazones
la visitará mi Dulce
entre relinchos de amores
envuelta entre querubines
que le sostienen las andas
bajando desde su altar
que queda solo, sin plata
sin plata y sin el oro
que sus hechuras emanan
hechuras de Gran Señora,
Señora que a Ti te llaman
por ser entre todas las flores
la más hermosa serrana
la Madre de los caballas
África la Soberana.
La que parió a mi Dulce
pa´que en Triburcia montara
la que lo hizo un hombre
para que la Cruz cargara
la que aguantó sus dolores
cuando su Hijo expiraba
y lo sostiene en sus brazos
para que duerma su nana
para que todos sus hijos
lo conocieran y amaran
y lo tengan como guía
de sus vidas arruinadas
si no lo ven con los ojos
de mi Palma Inmaculada,
si no lo ven con las manos
de mi Esmeralda cuajada
si no se enteran los pobres
que una Estrella nos proclama
que Jesús es uno solo
y una es la Inmaculada.
que mi Dulce Nazareno
sobre Triburcia cabalga
y mi Dulce Nazareno
con la Cruz nos acompaña
día a día en el camino
que nos acerca a su casa
frente a frente en el Sagrario
dónde a Mamá, llaman África
y dónde vive to el año
mi Verde Palma Morada.
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