Juntos como hermanos, por Miguel Ángel Villodres

Hace solo algunos días que se estrenó tu refugio, ese rincón, esa coqueta capilla frente al altar de Jesús Sacramentado. Esa reja donde tantos y tantos devotos se agarran para mirarte sin perder el equilibrio que se tambalea cuando se enfrenta a tu humilde mirada. Ese reducto de tierra africana dentro de la Casa Madre. Ese pedazo de cielo que tantas tardes y tantos buenos ratos me han regalado en su divina presencia.

Cuando he visto las fotos que me envió Jesús, volvieron recuerdos a mi ya cansada memoria. Cuando mis retinas se impregnaron del verde de las dos columnas que enmarcan a ese Lirio Tronchado por el peso del madero, y los reflejos salmón de sus cartelas me transportaron a años remotos, años de juventud ilusionada, años de inocencia cofrade en los que me conformaba con estar muy cerca de Él, de mi maestro, don José Serón Sánchez, Prioste de priostes, como dijo un buen amigo en su pregón, cuando se fue con Santa María de África su cuerpo quedó prendido en el pecho de la Niña Guapa del Martes Santo, como alfiler que sujeta sus delicadas blondas de encaje…

Ese cariño de tantos y tantos hijos tuyos que con fe te veneran junto a tu querida Madre

…En esos años, hablo de los maravillosos ochenta, se remozó, se le lavó la cara, se adecentó el altar de la Reina del Carmelo, fui fiel testigo de ello, los ojos de aquel joven se quedaron impresionados al ver cómo con unos pinceles mágicos se transformaba un altar en finos y ricos mármoles para Ella, el Santo de Padua y la Santa de Ojos fracturados. Pues bien, ahora, con el pasar de los años, vuelvo a ver ese milagro en la Casa de mi Padre, ese Padre Bueno que carga con la Cruz de nuestras debilidades y fatigas, Ese por el que una rica hebrea perdió su nombre de Sara para adoptar el de Verónica y así poder enjugar su rostro y portar entre sus manos el paño que cubría sus cabellos, con el vero icono de Él, el Alfa y el Omega, el Bravo león de Judá, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad y así acompañar la espera dulce y serena de esa Madre que es Vida, Dulzura y Esperanza Nuestra.

Y es que…

Que no, Señor, que no

No puedo guardar silencio

Porque si yo me callase,

No me cabrían por dentro

La devoción, el cariño

Y el fervor que yo te tengo.

Que no, Señor, que no

No puedo guardar silencio

Que me salen sin pensarlo

Las palabras y los versos

Pensando que no es mentira

Ni fantasía, ni invento

Que no es que yo lo imagine

Que no es que esté suponiendo

Es que estoy aquí, Señor

Para ser tu nazareno.

Que este ambón, este atril

Improvisado, sin dueño

El atril de dónde hablo

De mi esencia de pequeño,

Perdonad si me equivoco

Es la emoción, son los nervios

Al ver uno dónde está

Al verse donde lo han puesto

Tan lejos de tu persona

Pero cerca de tu Encuentro.

Que no, Señor, que no

No puedo guardar silencio,

Porque si yo me callase

Se oirían como un eco

Las campanas, los palermos

El llamador, el revuelo

Que formara cada gota

De la sangre de mi cuerpo

Que al pasar como un galope

Desbocado por mi pecho

Fuera tornando el latido

En singular palmeteo

Que te hicieran un compás

Acorde a tu jaleo.

Que no, Señor, que no

No puedo guardar silencio

Que este bendito regalo

Me sobrepasa, lo siento

Y no sé yo si sabré

Cumplir con este mi sueño

El de contar con palabras

Lo que me quema por dentro

Aunque lo haya hecho ya

A la gente de mi pueblo

Porque me tiemblan las manos

Aunque no sea nuevo en esto

Y el pulso se me acelera

Al contaros lo que siento

Y poder pagar a otros

Lo que han hecho por el Reo.

Soy yo en este momento

Indigno y falto de méritos

Sólo encuentro dos palabras

Familiares, algo nuestro:

Esperad al Martes Santo

Para encontrarme de nuevo.

Gracias doy a mi hermandad, por regalarme este capricho cofrade, ese arabesco de inteligencia cofradiera, esa exquisitez del detalle, ese cariño que Jesús ha puesto al vestir a la Madre, al Padre y a la Mujer Verónica. Ese cariño que Andrés ha derrochado en los cuadros que custodian su presencia. Ese cariño que Julio ha dejado plasmado en la vidriera. Ese cariño con el que Jesús ha sabido decorar primorosamente cada rinconcito de tu capilla… Ese cariño que Ángel ha depositado en los cimientos para que soporten nuestra casa y tu casa…

Ese cariño de tantos y tantos hijos tuyos que con fe te veneran junto a tu querida Madre, la Niña de mis Ojos…

¿Y cómo no iba a ser así? ¿Cómo podría haber sido de otra forma? ¿Cómo podría haberse realizado ese milagro sin el influjo de su Espíritu Divino? Yo sé bien cómo ha sido, yo, no creo en las casualidades y se bien, queridos hermanos, que: “LA LUCHA POR LA VERDAD ES UNA LARGA PACIENCIA”. El Alfa y el Omega, el Principio y el Fin, el Sol de Justicia que viene de lo alto, la Luna que se posa a sus plantas de Mujer Apocalíptica lo saben…

Una sola Fe, un sólo Bautismo, un Único Dios y Hombre Verdadero, un Único Espíritu Vivificador

Una sola Fe, un sólo Bautismo, un Único Dios y Hombre Verdadero, un Único Espíritu Vivificador que nos anima el alma. El domingo 25 de marzo se llamará Dulce Nombre, el Martes 27 de marzo, le diremos Nazareno, el 5 de Agosto reposará dormido en sus brazos de Patrona y Madre esperando una Triunfal Resurrección. Unidad, como siempre hubo bajo esos muros, bajo la casa de la Gran Madre de todos los caballas que se despoja de su peana de cultos para que se pose su Divino Hijo, para que su carga sea más llevadera cirineada por la Madre Corredentora, que presta gustosa su verde manto para que Ella cubra su ilusionada espera vespertina de nerviosa tarde de salida procesional.

¿Y cómo no iba a ser así?, si sus hijos han bebido de la misma fuente. Recordad que la corte de Infantes de Santa María de África fue precursora de la Entrada en Jerusalén, que Nuestro Padre Jesús Nazareno siempre vivió entre sus mismos muros, que en años de sequía, como decía Pepe, se prestaban los enseres, y cuando algún graciocillo o enteraillo de turno quería o pretendía meter baza respondía con el arte que le caracterizaba, “son primas, se lo dejan, con gracia”. Y no habéis reparado en que el pintor de los cuadros guía sus pasos cada Martes Santo, a pesar de tener su corazón malherido por la incomprensión y la sinrazón de los que razonan, que su vestidor guía los pasos del Dulce Nombre cada Domingo de Ramos a pesar de tener la sangre envenenada, que las manos que decoraron cada rincón de su guarida, rozan su divino rostro cuando lo cubren con el talip y el de su Madre de la Palma cuando deja caer los encajes de Bruselas sobre sus delicadas sienes a pesar de tener el alma rota; que el corazón que apuntaló sus cimientos guía el camino de Nuestra Esperanza inagotable, a pesar de tener la mente agotada; que el alma mater de la hermandad, mi buen amigo Julio, como lo bautizó Pepe en sus años mozos, “el tonto de la purpurina” se transforma en vidriero, plomero y lo que haga falta para que la trasera del Señor luzca como luce…

¡Qué más puedo deciros, queridos hermanos! Me siento orgulloso de ser hijo y Caballero de Santa María de África, Pollinico por los cuatro costados y Nazareno morado que nunca perdió la Esperanza…

Ante lo que está de Dios

no podemos escaparnos

por eso estoy donde estoy

en Sevilla trabajando,

y por eso en el diario

ha escrito tu nazareno

por sellar una amistad

un compromiso y un credo.

Y es que muy pronto, pero que muy pronto:

delante de mis hermanos

y al son de dulces campanas

se desbocara el corazón

de este cofrade caballa

que pretende recordar

a esos hombres y mujeres

que trabajan sin faltar

día a día de su vida

por tenerte a ti en tu altar.

¡Qué atrevimiento el mio!

qué locura nazarena

pretenderos recordar

las vivencias cofradieras

de un domingo al lubricán

cuando por las calles vaya

Nuestro Dulce sin igual

o ese martes tan querido

que nos acerca aún más

al Señor de los encuentros

a sus hijos sin faltar

que esperan año tras año

aguardando sin cesar

que baje desde los cielos

a esa plaza singular

que lleva el nombre de Ella

Nuestra Madre Celestial.

rodeado por el mar

y delfines costaleros

que hacia el África traerán

a tu humilde nazareno.

y un encuentro abre sus puertas

aguardando en su capilla

y aquí el verso ante tus plantas

se desborda de alegría

cuando mi voz que te busca

desde el Hacho hasta la playa

se va enredando el las olas

que me acercan a tu casa.

aquí al África yo vengo

a traeros ilusiones,

aquí al África yo vengo

envuelto entre resplandores

que a esa Virgen tan morena

envidia de los primores

le traigo un saludo fresco

de la que vive entre flores

cerca de mi Nazareno

y Sara de mis amores,

que a esa Virgen morena

reina de los corazones

la visitará mi Dulce

entre relinchos de amores

envuelta entre querubines

que le sostienen las andas

bajando desde su altar

que queda solo, sin plata

sin plata y sin el oro

que sus hechuras emanan

hechuras de Gran Señora,

Señora que a Ti te llaman

por ser entre todas las flores

la más hermosa serrana

la Madre de los caballas

África la Soberana.

La que parió a mi Dulce

pa´que en Triburcia montara

la que lo hizo un hombre

para que la Cruz cargara

la que aguantó sus dolores

cuando su Hijo expiraba

y lo sostiene en sus brazos

para que duerma su nana

para que todos sus hijos

lo conocieran y amaran

y lo tengan como guía

de sus vidas arruinadas

si no lo ven con los ojos

de mi Palma Inmaculada,

si no lo ven con las manos

de mi Esmeralda cuajada

si no se enteran los pobres

que una Estrella nos proclama

que Jesús es uno solo

y una es la Inmaculada.

que mi Dulce Nazareno

sobre Triburcia cabalga

y mi Dulce Nazareno

con la Cruz nos acompaña

día a día en el camino

que nos acerca a su casa

frente a frente en el Sagrario

dónde a Mamá, llaman África

y dónde vive to el año

mi Verde Palma Morada.

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