C.Echarri ceuta
La tan esperada Junta Local de Seguridad, de la que algunos esperaban soluciones inmediatas tras la batalla campal entre inmigrantes que tuvo lugar en el puerto, quedó más en una hoja de propuestas y dejó entrever tensión entre la Ciudad y la Delegación del Gobierno a costa de la presencia de menores y adultos en el puerto. Los remedios urgentes no llegarán, ya que lo único acordado, según nota oficial, es la creación de grupos de trabajo en los que participarán las fuerzas de seguridad “preparando los protocolos de actuación que aborden las diferentes situaciones de inseguridad que afectan a esta área de la ciudad con el objetivo de resolver los problemas que se están produciendo”, se informó.
Es decir, después de años de descontrol en la zona portuaria acrecentados en este último, de muertes y de presión constante sobre sectores portuarios, la Junta acuerda crear grupos de trabajo para saber qué se tiene que hacer y cómo se tiene que actuar.
La Delegación del Gobierno informó en un comunicado de prensa que la reunión había concluido con el acuerdo expreso de terminar con la inseguridad que afecta a todo el entorno del puerto. “Todos los integrantes han coincidido en el diagnóstico y para abordar esta situación han determinado crear grupos de trabajo en los que participarán el Cuerpo Nacional de Policía, la Guardia Civil, la Policía Local y la Policía Portuaria”, se explicó.
“Se trata de sumar entre todos, colaborar más estrechamente y tras un análisis pormenorizado, proponer las soluciones que se consideren más adecuadas, propuestas que serán elaboradas por los grupos de trabajo, integrados por los expertos en seguridad”, adelantaba el Gobierno de la plaza de los Reyes.
¿Qué diferencia hay en el puerto para que un muelle esté completamente descontrolado y otro, el de España, se presente completamente blindado? Las infraestructuras y el control. El Puerto ha conseguido tal blindaje en el muelle de cruceros, que resulta imposible incluso para cualquier ciudadano entrar en el lugar. En Poniente y en toda su zona perimetral las incursiones de todo tipo de personas convierten la señal de advertencia de sanciones a los que accedan al lugar sin permiso en una auténtica pantomima.
La Autoridad Portuaria ha reconocido públicamente que están desbordados ante una situación que enmarcan en la presión migratoria que entra por la frontera del Tarajal y que encuentra en el puerto un particular efecto llamada. La situación no cambia y las redadas que se llevan a cabo en las escolleras no son solución para realidades que pasan por los intentos de embarque a la desesperada en los que los inmigrantes ponen en riesgo sus vidas o por los daños causados a sectores portuarios que ya han mostrado su hartazgo por la situación.
Las batidas que llevan a cabo de forma gradual los GRS no pueden ser permanentes puesto que supondría retirar a esta fuerza de seguridad de una frontera que si bien ahora está tranquila, en cualquier momento puede repuntar con picos de tensión.
Con la presencia de los máximos responsables políticos y policiales en torno a la misma mesa, no se alcanzaron acuerdos ni soluciones, evidenciándose, eso sí, que a la Delegación del Gobierno no parece gustarle nada las quejas continuadas que, sobre la situación, está haciendo la Ciudad. Ese malestar quedó patente en la reunión tanto por parte del propio presidente de la Ciudad, Juan Vivas, como con el jefe de Gabinete, Juan Hernández. Se arrastra el malestar desde que el propio presidente del Puerto, Juanma Doncel, no fuera recibido por la delegada, Salvadora Mateos, 24 horas después de la batalla campal de inmigrantes, y desde que se está encuadrando el problema del puerto en un problema migratorio-fronterizo de competencia y responsabilidad del Gobierno central.
Soluciones inmediatas no va a haber más allá de actuaciones puntuales como la desarrollada por la Policía Local la semana pasada y las intervenciones que lleva a cabo, cuando puede, la Benemérita en las escolleras para rebajar los picos de presión que suelen producirse sobre todo de inmigrantes adultos.