Pocas veces damos una opinión en la que coinciden todas las personas que la leen, pero en la colaboración de la semana pasada titulada “LAS DOS CEUTA: LA SUCIA Y LA LIMPIA”, todos los lectores y amigos opinaban en la misma dirección, aunque algunos con matices o señalando a personas que nunca nombré, ya que en ningún momento responsabilicé a nadie sobre el trato diferenciado de “las dos Ceuta”.
Sin lugar a duda, los primeros responsables de que estas bolsas de basuras y todo tipo de restos estén y sigan estando en todo el recorrido desde Benítez a Benzú son los ciudadanos que las tiran, pero que permanezcan por tiempo indefinido es responsabilidad de los que gestionan el servicio de mantenimiento y limpieza de esa zona. Desconozco quién es responsable, si la Ciudad o Delegación de Gobierno, porque es un tramo de una carretera del Estado, pero no nos equivocamos si decimos que tanta mierda y tanta dejadez denigra a toda la ciudad, porque somos ciudadanos de Ceuta, no ciudadanos de la calle Real, Puerto o Benzú, por poner un ejemplo.
Antes de entrar a valorar algunos comentarios realizados en la web de El Faro o los que se han dirigido a mí directamente, les pregunto: ¿Si dejáramos unas bolsas de basura en el tramo de la calle Real o Paseo de las Palmeras, cuánto tiempo permanecerían allí? La respuesta es poco o nada, pero en el tramo denunciado, incluso en cualquier otro lugar, pueden cumplir hasta algún trienio. Esa es la realidad, intentar justificar o maquillar esta dejadez es simplemente engañarnos, cosa que ocurre con mucha frecuencia en la pequeña, acogedora y marinera.
Unos apuntaban que la suciedad se debe a la dejadez y falta de vigilancia durante el verano, porque cuando los vecinos acaban su jornada de playa tiran la basura donde les parece, aunque también denunciaban que mucha culpa de ello es por la falta de contenedores en la zona, llegando aconsejar que el próximo verano se deben instalar más contenedores y, por supuesto, dedicar más policías locales para controlar y denunciar a los que arrojan las bolsas o dejan toda la playa llena de restos. Y en esa misma dirección han apuntado muchos ciudadanos. En definitiva, carencias de servicio y de vigilancia que provocan una pésima imagen de la ciudad.
Varios vecinos comentaban en la web que “Juan Vivas y el servicio de limpieza no tienen la culpa”, y como decía anteriormente, es cierto que ellos no tiran las bolsas de basura, pero igual sí tienen la responsabilidad de no gestionar que limpien esos espacios. Otros comentaban en la web que hay zonas del centro como la Cala de Fuente Caballo o detrás de la Biblioteca que están muy sucias y, por tanto, la dejadez no sólo está en el extrarradio. Y la verdad que, después de pasarme por allí, la limpieza deja mucho que desear, aunque sin llegar a los extremos del tramo del que escribía la semana pasada.
Otros apuntaban a la falta de limpieza en Hadú, pero también en equipamientos y lamentaban -con razón- que Hadú había sido otra especie de Centro con muchas tiendas, librerías, joyerías y otros comercios que poco a poco han ido desplazándose hacia el centro por falta de seguridad y dejadez, incluso se quejaban de que la nueva y futurible Comandancia de la Guardia Civil se traslade a la ubicación que se le pretende dar, porque dejaría a la barriada un poco más huérfana de seguridad. Es cierto que Hadú hace años fue una especie de Centro con su propia feria en el Morro, donde nos reunimos los jóvenes y menos jóvenes de las barriadas periféricas y que servía, por qué no decirlo, para que mucha gente del centro subiera a la barriada. Sin embargo los tiempos cambian y no es menos cierto que desde hace años Hadú ha ido perdiendo aliciente y eso se nota en la vida comercial y social de esas barriadas.
Pero insisto, la pasada semana, no solo hablaba de limpieza, también de falta de atención, como la de unos pocos árboles muertos en una plaza muy concurrida de la barriada del Puerto, sin reponer desde hace más de una década, de falta de papeleras y equipamientos que deslucen las barriadas en general y, de alguna manera, invitan a los guarros a fomentar su incivismo. Sin embargo, responsabilizar sólo a la administración de tanta dejadez es eludir la responsabilidad que tenemos como ciudadanos para denunciar en los medios de comunicación, incluso en las propias instituciones la falta de servicio de limpieza y equipamientos.
La realidad es que los vecinos de las barriadas, incluso del centro, en las zonas más recónditas, se quejan de la falta de limpieza, lo que debería servir a quien corresponda para reflexionar lo que debe cambiarse y de las medidas que deben tomarse para tener una ciudad más confortable y, sobre todo, hacer campañas en barrios y colegios para educar a los niños y menos niños y, por último, sancionar a los que de forma incívica ensucian nuestros barrios y plazas. Sin olvidar que cambiar esta situación es una responsabilidad de todos y, muy especialmente, de los presidentes de las barriadas por no exigir la reposición de árboles, papeleras y equipamientos básicos que, en muchas ocasiones, son inversiones mínimas que no se hacen por pura dejadez y porque los responsables de las barriadas están más por cerca de la administración que de los vecinos.
¿Quién tiene la culpa?
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