Vivir con miedo. Esas tres palabras son las que mejor definen el sentimiento de los vecinos del bloque 27 de Juan Carlos I. Unas casas que se dieron en el año 1978, pero desde entonces el edificio no ha tenido ningún tipo de revisión y mucho menos “ninguna remodelación” aunque los vecinos lo hayan exigido. Y es que el transcurrir de los años no ha pasado por alto en este edificio de 13 viviendas, donde en su mayoría conviven personas mayores que ahora se encuentran con una situación crítica. La estructura del edificio se vence por unos problemas en el sótano que llevan soportando años y que según relata su propio presidente, José Benedicto, a El Faro, han tenido hasta que hacer frente a una derrama de “800 euros” para “poner un parche a un problema gravísimo”.
Al acceder al edificio los malos olores hacen presencia, en algunos momentos cuesta “hasta respirar” ya que son olores insoportables y que se cuelan en las casas de los vecinos. A pesar de que conviven en el edificio es imposible “acostumbrarse” a esos olores y por mucho que utilicen todo tipo de ambientadores las casas y el portal no huelen como deberían. Pero esto sea quizás el menor de los problemas, ya que al acceder al sótano es cuando se comprueba la “gravedad” del asunto. Y es que se encuentra en una situación “deplorable” ya que los cimientos que son los que le dan el sostén al edificio no se encuentran en buen estado y tienen roturas por varias partes. Además las arquetas se encuentran totalmente anegadas y eso ha provocado que se forme “una piscina” de suciedad que es la que provoca que termine subiendo y accediendo a casa de los vecinos.
Una de las viviendas más afectadas es la de Dolores Molina, que accedió a abrir las puertas de su casa a El Faro. Vive justo debajo del sótano y eso ha hecho que su casa tenga las consecuencias más graves. El suelo de la vivienda, que tiene colocada una tarima, se encuentra totalmente levantado; además las paredes están llenas de humedades lo que ha provocado que se formen “hasta boquetes”. Eso ocurre por toda la casa: salón, habitaciones, pasillo, cocina...
Molina explicó que del baño subía toda la suciedad del sótano y que en más de una ocasión se han encontrado la casa “inundada” de estos residuos. “Estoy desesperada. No sé ya qué hacer, esta situación me quita hasta las ganas de vivir”, relató Dolores Molina mientras aguantaba las lágrimas. Todo esto ha llevado a que los vecinos estén “desesperados” y pidan una ayuda. Culpan a la empresa Emvicesa de hacer oídos sordos a sus peticiones ya que “son ellos” los que tienen que “hacerse cargo” de las reparaciones. Benedicto afirmó que ha llamado “en miles de ocasiones” y no encuentra respuesta alguna.
Además explica que la mayoría de las personas que conviven en el edificio son viudas, la paga apenas supera los 400 euros, por lo que una derrama de gran envergadura como la que necesita el edificio le sería insostenible. “He llamado miles de veces y nunca vienen a atenderme. Me dicen que eso es una problemática de los edificios de arriba y que termina cayendo aquí. Pero que me digan eso no es una solución. Tienen que venir aquí y arreglarlo todo”.
Los vecinos tienen miedo de que los cimientos de su edificio se encuentren anegados porque, por ahora, no se ha formado ningún tipo de grietas, pero “no parece” que vaya a pasar mucho tiempo sin que este hecho se produzca. Además temen que las casas más cercanas al sótano se vengan abajo y eso provoque que todas caigan en cadena. Una desgracia que quieren evitar a toda costa y por eso ‘gritan’ para ser escuchados y atendidos de una vez para que se ponga solución a un problema que llevan arrastrando durante años.
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