Se ha hecho todo lo posible por identificarlo pero las labores han sido infructuosas. En la tumba 4646 descansan los restos del joven magrebí cuyo cadáver fue recuperado por la Guardia Civil el pasado 13 de septiembre, a 2,5 millas de Benzú.
Nadie ha preguntado por él, no constan denuncias ni tampoco portaba documentación que sirviera para intentar llegar a alguna vía de investigación al objeto de evitar lo que finalmente ha sucedido: ser enterrado en Sidi Embarek como un no identificado.
Por su apariencia física debía tener poco más de 20 años, vestía un bañador de color rosa, una camiseta azul y, por encima, una sudadera negra con unas letras en tono plata que conformaban el siguiente mensaje: Stone Island.
Debió iniciar la travesía guardando documentos en un globo que, a su vez, lo suelen atar con una goma a la muñeca. Es una técnica usada por los inmigrantes que cruzan a nado para proteger sus pertenencias, pero en este caso el globo estaba roto así que cualquier pista que pudiera ayudar a su identificación se perdió en el camino.
Hoy, sin poder hacer algo más por poner identidad a este joven, se le ha tenido que enterrar en Sidi Embarek, justo al lado de las tumbas de dos yemeníes que fallecieron también en el intento de cruce a nado hasta Ceuta.
No hay espacio ni recursos para intentar cumplir con una función importante para las familias que han perdido a sus seres queridos y no saben dónde están.
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