Una celda en la
cárcel de Mendizábal ha sido el destino provisional para un español residente en la Península de 27 años que intentaba embarcar desde Ceuta a
Algeciras con casi
9 kilos de hachís escondidos en el coche.
La Guardia Civil encontró la droga repartida entre las vigas y las aletas traseras del vehículo modelo Ford que conducía el joven, procediendo a su detención por un delito contra la salud pública y al decomiso del turismo. La autoridad judicial ordenó este lunes su
ingreso en la cárcel, en donde permanecerá a la espera de la vista judicial que tendrá que celebrarse
en el juzgado de lo Penal. Componentes del Servicio Cinológico del Instituto Armado fueron los que detectaron la narcótica
sustancia perfectamente escondida con vistas a burlar los controles aplicados a pie de embarque.
Un eslabón de la cadena de la droga
Tras hacerse el oportuno reconocimiento se detuvo al único ocupante que se enfrenta ahora a más de 3 años de
prisión. Este es un ejemplo del goteo constante de arrestos de personas que son utilizadas como cabezas de turco para pasar hachís. Los dueños de la mercancía son quienes los emplean para que transporten esa droga bien escondida en vehículos o bien en el interior de sus cuerpos. Detrás de estos casos hay múltiples historias que tienen en común la pena de cárcel a la que se enfrentan quienes han servido para facilitar el negocio del narcotráfico a pequeña escala, completando esa cadena que se inicia en Marruecos y termina en el mercado europeo. Ceuta figura como trampolín de ese pase. La sustancia es entregada tras su decomiso al
área de Sanidad en donde tras su análisis, pesaje definitivo y comunicación al juzgado que instruye el caso se procede a su destrucción y traslado a la Península.