Las jornadas jurídicas vuelven a poner el foco en la justicia. La hilera de conferencias previstas en dos días y los temas de interés forman parte de un foro que ha encontrado su hueco en Ceuta, un hueco que no debería perderse una vez que las raíces están más que echadas. Quizá se falle en el impacto social que las mismas deben tener, más allá del interés que genera entre abogados, jueces y fiscales. Si se quiere un mayor prestigio se tienen que buscar conferencias y abordar asuntos que calen directamente en el día a día del ciudadano para generar un enganche adecuado al trabajo de gestión, organización y puesta en marcha de estas jornadas.
Precisamente estos días en los que se aprovecha la visita de auténticas eminencias en este ámbito, no se pueden dejar de lado los pesares arrastrados que han llegado a convertir en tercermundista una maquinaria que funciona si le aportan los recursos básicos, porque profesionales ya los tiene. Aquí hemos llegado a situaciones bochornosas como la suspensión de un juicio con cantidad de testigos desplazados desde la Península por fallos en la grabación; se ha tenido que celebrar una vista de la Audiencia con el tribunal del máximo órgano judicial de Ceuta sentado en un juzgado de lo Penal; o se han tenido que repetir declaraciones de testigos porque los sistemas de grabación fallaron con la pérdida y el daño que hechos así provocan a la justicia. Y esto ha pasado y, desgraciadamente, sigue ocurriendo en un territorio que depende directamente del Estado y cuyo Ministerio vive en parte ajeno a lo que sucede más allá de alguna preocupación ocasional si se tercia.
Esta vez parece que sí tendremos sede judicial en el renovado Banco de España, cuya obra se ha hecho a espaldas de los firmes representantes de los trabajadores y ya arrastra quejas sin que todavía los distintos órganos judiciales se hayan desplazado con, por cierto, años de retraso.
Los pequeños cánceres de la justicia en Ceuta no se curan, van enquistándose y eso es malo no solo para el funcionamiento de la misma sino por la imagen que se da al ciudadano. Jornadas de categoría como las organizadas pueden ser una oportunidad para centrar las miras en Ceuta de una forma más amplia, forzando así la respuesta ágil que se necesita.