Los estudios de Catherine Numa se han enfocado principalmente en los factores que influyen sobre los patrones de la biodiversidad en diferentes escalas espaciales y temporales. Experta en gestión de especies, resalta numerosas iniciativas en las que la colaboración de cualquier ciudadano puede resultar de mucha utilidad.
–¿Cuál es el papel que pueden ejercer los ciudadanos en la conservación de determinadas especies? –Como ciudadanos de a pie tenemos la oportunidad de colaborar porque ahora hay nuevas tecnologías, la comunicación es mucho más rápida y mejor y en muchos casos podemos tener la oportunidad de estar en un sitio que probablemente un científico o un gestor no está. Con el desarrollo de las nuevas tecnologías está comenzando toda una corriente de intentar involucrar a los ciudadanos en temas, no sólo de conservación, sino también de investigación científica. Cuando se requiere conseguir volúmenes de datos, la colaboración de la gente ayuda a ser más rápidos en este tipo de trabajos.
–Y en todas estas iniciativas imagino que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza está jugando un papel muy importante... –Se trata de una organización de la que casi se podría decir que somos todos, ya que está compuesta por miembros, por un secretariado distribuido en distintas oficinas alrededor del mundo, por organizaciones internacionales y científicos que participan, en proyectos o de forma voluntaria, proporcionando información. Entonces casi cualquier persona que colabora en un proyecto de la Unión Internacional es parte de la Unión. La oficina para el Mediterráneo lleva trabajando especialmente en el norte africano en los últimos 15 años. Colaborando con instituciones gubernamentales y ONGs hemos conseguido un volumen de información muy importante sobre diversidad y sobre las amenazas que la afectan, y el paso que queda seguir ahora es conseguir que toda esta información se refleje en acciones concretas de conservación.
–¿Cuándo se decide buscar el apoyo de la ciudadanía para que colabore con estas iniciativas? –No es una decisión de la Unión, sino que diferentes proyectos llegaron a la misma conclusión o al mismo tipo de actividades. Hay muchos proyectos en los que la Unión Internacional está colaborando que están relacionados con la participación ciudadana. Concretamente, en la Península Ibérica ha coincidido que ahora estamos enfocados en abordar las principales amenazas que afectan a la biodiversidad, y una de ellas son las especies invasoras. En el norte de África estamos trabajando en reducir la mortalidad por electrocución de las aves.
–El norte de África está muy relacionado con el entorno de Ceuta… –En el norte de África el principal problema es la falta de información. En el caso de la reducción de la mortalidad por electrocución y colisión con tendidos eléctricos, para priorizar dónde invertir el dinero para prevenir estos accidentes, hay que tener información cartográfica sobre qué tipo de diseño tienen estos tendidos, ya que existen muchos que aunque son peligrosos las aves no los frecuentan. No tenemos dinero para cambiar todos los tendidos peligrosos y hay que elegir dónde se invierte para reducir estos riesgos, unido a que esta información no es fácil de conseguir. Esto nos lleva a que necesitamos a mucha gente identificando diseños de tendidos, su ubicación o informando cuando encuentran animales muertos debajo de un poste.
–¿Cómo la ciudadanía puede colaborar con este proyecto? –Es un proyecto que comenzó en el 2016 con una etapa de concienciar a los gestores para que sepan la importancia de este problema, así como reconocer qué tendidos son peligrosos. Ahora estamos en una segunda fase en la que queremos conseguir una cartografía para el norte de África, empezando por Marruecos, de los tendidos peligrosos. Para ello necesitamos recorrer terrenos y tener una buena base de datos. Por esta razón estamos desarrollando una aplicación móvil que va a permitir que cualquiera que siga sus pasos colabore contestando determinadas preguntas. Tienen varias fotos que guían al usuario y al final le permite enviar una foto del poste. Estamos intentando que esté adaptado para el norte de África y que además pueda servir en el futuro para cualquier parte del mundo.
–Cuéntame más iniciativas interesantes. –La UICN tiene otros proyectos más globales. Tiene uno, por ejemplo, de identificación y distribución de caballitos de mar, que son de los grupos de peces con más especies en riesgo de extinción. Este proyecto lo que busca es tratar de mejorar la información sobre la distribución y la presencia de distintas especies en el mundo. Entonces tiene una página web donde si eres un buceador aficionado y ves un caballito de mar, le tomas una foto y la envías, y ya los expertos se encargan de identificarla y de georreferenciarla para tener un mapa de distribución de los caballitos de mar.
–¿Algún otro proyecto destacado en el entorno de Ceuta? –Hay proyectos en los que la UICN colabora pero no es directamente suyo. Por ejemplo, en Ceuta hay un proyecto de seguimiento del cambio climático y de la mortalidad masiva de especies marinas como los corales. Los expertos sospechan que por el cambio climático se genera una mortalidad masiva en todos los mares.
–¿Hay pesimismo de cara al futuro? –En la actualidad tenemos más información y el público cada vez está no sólo más informado, sino también más preocupado, y eso hace que pasemos de la inacción a intentar hacer cosas como participar en estas iniciativas en las que no tienes que ser un experto para hacer algo. Ahora ya somos conscientes, pero la magnitud del problema no está siendo perseguido en comparación con otros: creo que percibimos otras cosas como más importantes, nos preocupamos por las cosas inmediatas.