“Jorge era un chico bueno, amante del deporte, la música y la Semana Santa”

Compañeros, amigos y familiares, entre los que estaban su hermando gemelo, despiden al joven de 19 años que falleció el viernes en un fatal accidente de tráfico en el Serrallo

“Todo lo que se diga bueno de esa familia y de Jorge es poco”, comentaba con voz queda África a su amiga Ana ayer en la puerta del Tanatorio Municipal de San Amaro, “porque personas tan nobles no se dan así por así”.
La primera mañana del año nació limpia y azul como si de tal modo se quisiera mostrar el resplandor que ha causado la llegada al cielo de Jorge, quien al amparo de  Dios, se ha reencontrado con su madre, fallecida en el otoño del año 2010.
Devoto del cristo de la Hermandad de la Amargura, apasionado de la Semana Santa de nuestra ciudad, Jorge Luis Casas Heredia, el chico que falleció trágicamente en la noche del pasado viernes 30  de diciembre en la carretera del Serrallo mientras viajaba en el interior de un coche  de color rojo marca Open y modelo Corsa, se marcha dejando en su escasa vida de 19 años una huella imborrable.
Por tal motivo, numerosos compañeros, amigos y familiares, entre los que se encontraba su hermano gemelo, destrozado por el dolor, quisieron despedir a Jorge, primero en el Tanatorio y posteriormente –eran ya las diez y cuarto de la mañana– en el cementerio de Santa Catalina, donde se vivieron instantes de desgarradora emoción, desde el primer instante en que el coche fúnebre, en cuyas partes laterales colgaban hasta seis coronas de flores, accediera al recinto del camposanto hasta que el último de los asistentes se marchara de regreso a una realidad empapada en lágrimas.
“No puede ser, no puede ser”, se repetía un familiar, consolado por el tío de Jorge; “Nunca te olvidaremos”, exclamaba una vecina del chico, residente en la barriada de Villajovita, “en concreto al lado del comercio que tiene allí ubicado de San Pablo”, confirmaba esta misma mujer; “Que Dios lo guarde en su gloria y le otorgue todo lo que no ha podido disfrutar en vida”, decía Manuel; “Por eso tiemblo cuando mi hijo, de la misma edad que Jorge, sale por las noches o da una vuelta con el coche del padre”, comentaba Marisa, a la salida de escuchar la misa funeral oficiada en el Tanatorio por el cura de Villajovita; “¡Vaya manera de comenzar un año!”, se resignaba con desconsuelo un asistente a la misa funeral; “Faltará tu talento en la música”, recordaba un compañero del joven fallecido en la banda de música de la cofradía, frases que simbolizaban a la perfección el sentir generalizado que era de dolor, impotencia y reconocimiento por la figura del joven.
Entre las muchas personas que echarán en falta a Jorge se encuentra Manuel Delgado, tesorero de la Agrupación Musical de la Hermandad de la Amargura, quien tuvo la deferencia de atender a ‘El Faro’ en trances tan delicados: “El chico iba a cumplir seis años dentro de la agrupación e ingresó junto a su hermano Cristian; en la actualidad, además de él, pertenecen a la Hermandad un total de seis miembros de la misma familia, sus cuatro hermanos, su tío y su primo”.
Mientras habla, a Manuel se le amontonan los recuerdos de Jorge, como su pasión por la música “algo que demostró, junto a su hermano gemelo, desde el primer día que llegó a la agrupación de la Hermandad”.
En este lapso de la vida, y según indica Delgado, Jorge “desempeñó una labor excelente, ya que era un chico muy sano, que jamás dio un problema, un joven normal, que dentro de la banda tocaba un instrumento de percusión, concretamente el tambor, y que  no desentonaba en nada, al contrario, si había que colaborar en algo, era el primero que estaba ahí en disposición de ayudar, de hecho durante la Cruz de Mayo contribuía con la Hermandad, de la que era hermano, desde su papel de cocinero porque él hizo con anterioridad un curso de cocina”, como asimismo queda narrado en la información contigua al cuerpo principal de la presente crónica, un retrato humano de un joven bueno fallecido trágicamente.
“Jorge”, prosigue el tesorero, “era un muy buen chico, alegre, responsable y apasionado, al que le entusiasmaba la Semana Santa, la música, que era ferviente seguidor del titular de la Hermandad Nuestro Padre Jesús Caído, un buen chico con un corazón grande, un chaval que a pesar de los problemas que le ha presentado la vida, tenía muchas ganas de vivir, que siempre estaba feliz y sonriente”.
Por último y a modo de balance, Delgado indica sobre Jorge que “era muy amigo de sus amigos y en especial tenía muy buena relación con los componentes  de la agrupación ya que siempre quedaban y se movían juntos para todo lo que organizaban; muy responsable y dedicado a su trabajo por completo como cocinero; cuidadoso y pendiente en todo momento de sus hermanos pequeños. Hermano Cofrade de la Hermandad de la Amargura de Ceuta, a la que pertenece la agrupación y colaborador junto a su familia en todos los actos que organiza la Hermandad y Agrupación, por lo que la Hermandad de la Amargura y los componentes de la Agrupación Musical lo echaremos de menos y siempre lo tendremos presente”, señala Delgado.
Precisamente con los amigos de la banda de la Amargura a los que se refiere Delgado, Jorge solía jugar al fútbol en campos que reservaba previamente, “porque era él el gran organizador de los partidos”, aseguraba ayer Javi, uno de los chavales que participaba en los encuentros deportivos “que tanto le gustaban a Jorge”.
De hecho, era tal la pasión por el deporte que “además de disfrutar con los partidos emitidos en televisión de Rafa Nadal, de Pau Gasol o con la mayoría de los de la Liga de Fútbol”, Jorge jugaba en un equipo de ‘El Puerto’ en el que destacaba por sus habilidades técnicas y físicas, aptitudes que aúnaba, a tenor de lo que comentaban de marea unánime ayer en el entierro los asistentes, “una bondad enorme porque Jorge era eso: un chico muy bueno que, por enorme desgracia ya no está en vida”.

Después de formarse mediante cursos, Jorge consiguió ser cocinero: trabajaba en un cuartel

Como muchos jóvenes del país, Jorge Luis Casas Heredia, había desafiado a la crisis económica con empeño, dedicación, preparación y esfuerzos diarios que dieron su fruto, el del trabajo bien merecido. Porque el joven de 19 años que tristemente se nos fue en un trágico accidente de tráfico el pasado viernes cuando viajaba en el asiento de atrás de un Opel Corsa, se había formado, mediante un curso de cocina, con vistas a formar parte del sector de la hostelería, algo que consiguió con creces, tal y como muestra la imagen que acompaña estas letras.
En susodicha fotografía, que el ‘El Faro’ publicó en una edición del pasado año ya finalizado, Jorge aparece ataviado con la indumentaria típica de cocinero en un momento de pausa del campeonato de formación profesional denominado con el nombre ‘Ceutaskills’.
Después de ahí, es decir, de los inicios en el mundo de la gastronomía, Jorge, siempre acompañado por su fiel escudero, su hermano gemelo, trabajó una época en el restaurante Mesón Cinco de Oro, sito en Parque Ceuta, etapa que se extendió varios meses en el tiempo y que le sirvió para perfeccionar la técnica y poner en práctica a nivel profesional aquellos conocimientos culinarios que aprendió durante el curso.
Posteriormente, pasó a formar parte del equipo de cocineros del Ejército, donde ejercía su labor de cocinero a diario, en concreto en uno de los importantes acuartelamientos militares ubicados en la ciudad, labor que desarrollaba en la actualidad y que, según indicaban ayer amigos del fallecido, le había producido “una gran alegría porque él siempre sentía la necesidad de servir a la gente y de ser útil”.

El conductor del coche siniestrado queda en libertad

Pasó la noche del viernes en el calabozo. Llevaba un día con carné y equivocó freno con acelerador

El conductor del coche marca Opel y modelo Corsa en el que viajaba Jorge Luis Casas Heredia, único fallecido a consecuencia del trágico accidente acaecido a las 23:00 horas del pasado viernes en la carretera del Serrallo, se encuentra en libertad desde la mañana del sábado tras pasar la noche de la fúnebre jornada en los calabozos bajo la pertinente vigilancia de la Guardia Civil.
En tales dependencias el conductor, también joven ya que era de la misma quinta que Jorge, mostró su profundo pesar por lo sucedido argumentando además sobre el accidente que se debió al mal estado del pavimento así como a su propio error al confundir el acelerador con el freno ya que, según mantuvo ante las Fuerzas de Seguridad del Estado y las autoridades encargadas del caso, pisó el primero en lugar del segundo, algo que motivó que el vehículo, de color rojo y de escaso volumen, saliera disparado hasta chocar con una farola ubicada en uno de los laterales de la carretera del Serrallo.
Asimismo, y tal y como informan fuentes cercanas del caso, el joven conductor estrenaba permiso de conducción pues tan sólo un día antes había recibido el documento oficial que le acreditaba como apto para el manejo de vehículos tras haber superado satisfactoriamente  las pertinentes pruebas de evaluación requeridas por el Estado Español.
Por último y según indican allegados a los ocupantes del vehículo, en el que viajaban tres personas, dos de las cuales precisaron asistencia médica para lesiones que no revestían gravedad alguna, los jóvenes se dirigían a la cercana barriada de Juan Carlos I después de haber comprado bocadillos en el local ‘Bartolo’, sito unos doscientos metros más arriba del fatídico punto, y cenar en una típica reunión juvenil propia de un fin de semana.