Opinión

Oh Jerusalén, mi Palestina

Ya de vuelta de “Belén con los pastores” , lleno de sensaciones a cual más amarga al comparar la Jerusalén que conocí y la que acabo de ver, coincidiendo también con el fin de año 5779 del calendario judío y comienzo del siguiente desde la creación del hombre o “Rosh Hashaná” y en el que he oído el sonido del shofar, un cuerno de carnero generalmente o de otros animales menos conocidos, que anima las fiestas judías. Ese sonido grave y sobrio me identifica con la gran tristeza que en general me produce el pueblo judío, aunque haya visto a cientos de ellos bailar ante el muro de ochenta y siete metros “de las lamentaciones”, a partir de la puesta del sol del Viernes que es cuando comienza el Sábado y continúen hasta la siguiente puesta de sol.

Sabido es que el judaísmo no practica el proselitismo, está prohibido, por lo que no hay misioneros que puedan convertir al judaísmo a otra persona. Es la conciencia y creencia de la persona la que voluntariamente pide acceder a ser miembro de esa religión, y suele suceder en el caso de matrimonios mixtos, para lo que el aspirante tendrá que estudiar a lo largo de unos tres años, conocer la historia de Israel, y aprender en profundidad el Antiguo Testamento. Esa conjunción de creencias religiosas, en el caso de acceder sin tener antecesores familiares judíos, no sé si llevaría a mantener al mismo tiempo las ideas que pone en práctica para su supervivencia el Estado de Israel, donde la religión está unida al Estado por la rama más ortodoxa. Esa rama ortodoxa dedica a sus jóvenes más religiosos, al estudio del Antiguo Testamento casi exclusivamente, por lo que no tienen mayor bagaje intelectual que el aprendizaje memorístico, y es motivo también de grandes deserciones entre dichos jóvenes y si deciden apartarse de ese camino e iniciar otro en sus vidas se enfrentan a grandes dificultades al no poseer ningún otro conocimiento, por lo que en algunos casos llegan al suicidio, siendo esta una de las preocupaciones actuales del Estado de Israel.

La separación de hombres y mujeres que ellos niegan, es evidente en el mismo muro de la lamentaciones, donde hombres y mujeres rezan por separado y donde los hombres bailan agarrados en corro mientras las mujeres miran o en las sinagogas donde las mujeres no pueden entrar y rezan fuera , mientras sus niñas se encaraman a las ventanas en el exterior de la sinagogas. Esto es normal en ese Estado que llega al paroxismo en la llegada de Sábado donde todo se paraliza y aunque parezca ridículo en nuestra cultura, no se puede realizar acción alguna, por lo que, por ejemplo, no se puede subir en un ascensor porque habría que pulsar un botón. La solución, es que los ascensores ese día paren en todos los pisos. Si usted está en un hotel, no busque leche caliente, porque no se puede calentar desde el día anterior y que permanezca caliente, como ocurre con el agua. Todos los judíos, desde los más ortodoxos a los más laicos, toman estas cosas como normales e incluso se admiran de que no las comprendamos. Y es que la creencia de ser el pueblo elegido por Dios, les lleva a aplicar a rajatabla los preceptos del Antiguo Testamento, no sea que Dios se enfade, cuando la mayor aberración es la de creer que Dios tiene un pueblo preferido al resto de la humanidad. Por eso creo que la llegada de Cristo, con sus principios ecuménicos sin pueblo elegido, la igualdad de todos los seres al nacer y su religión de paz, choca con las otras religiones monoteístas y en el caso que nos ocupa con el judaísmo que defiende principios infinitamente más agresivos y de en algunas situaciones, si no de desprecio a la mujer como en el islam, inferioridad respecto al varón.

La Palestina que he visitado es muy diferente de la que conocí. Israel se ha hecho fuerte, y ha decidido desnaturalizar Jerusalén aunque sea la mayor fuente turística y de peregrinación del mundo entero. No se puede convertir Jerusalén en una Nueva York, con rascacielos por doquier. La ciudad pierde su esencia. La imagen de Jerusalén desde el Monte de los Olivos, ya aparece con varias torres detrás. En el resto de la ciudad se están levantando edificios de quince o veinte plantas, sin que nadie frene el desarrollo desaforado de los dirigentes israelitas. Siendo una ciudad reconocida como Patrimonio de la Humanidad, ¿qué dice la Unesco? Pero esa barbaridad se ha contagiado a la pequeña ciudad de Belén en Palestina. Y las dos con la suciedad característica de los pobladores de Oriente.

Ni una sola vez he escuchado a un judío que la capital de Israel sea Tel –Aviv, siempre Jerusalén aunque haya conversaciones para dividir la ciudad en dos, Este para Palestina y Oeste para Israel. Israel ya da por tomada toda Jerusalén y ahora apoyado por su amigo americano que ha decidido trasladar la embajada desde la capital Tel-Aviv a Jerusalén. Los palestinos piensan en Ramala como capital política y Jerusalén Este su verdadera capital, y en el mismo equilibrio, Tel-Aviv y Jerusalén Oeste para los israelitas.

El Estado judío ha sacado su músculo dejando, por ahora, una Palestina pequeña y dividida que difícilmente logrará ser un Estado mínimamente eficaz. Los cuatrocientos años de dominio otomano deberían haber finalizado con la independencia de Palestina y como consecuencia del Acuerdo Sykes-Picot entre británicos y franceses que dividieron el territorio antes otomano en nuevos Estados, haber seguido los pasos de Líbano, Siria o Jordania. Pero el sionismo estaba detrás del Eretz Israel, la Tierra de Israel, y los colonos judíos se quedaron con la tierra que pertenecía a los palestinos nativos.

En mi opinión , el holocausto judío, artífice del vil asesinato por los nazis de seis millones de judíos, fue una de las palancas que ayudaron a que los británicos, los Estados Unidos, y las Naciones Unidas, accedieran a que finalmente esa tierra palestina fuera objeto de la mayor ocupación de colonos judíos sin título acreditativo hasta ahora conocida. En las cuevas de Qumram, se encontraron los famosos Manuscritos del Mar Muerto, obra de los Essenios, una comunidad judía de unos cuatrocientos hombres, fundada en el siglo II A.C. y descubiertos entre 1946 y 1956 .Son libros de reglas de la propia secta que incluyen también libros apócrifos, encontrando también la versión más antigua del texto bíblico, datado en mil años anterior a la biblia hebrea que actualmente usan los judíos. Estos manuscritos se guardan en el Santuario del Libro dentro del Museo de Israel y para los judíos constituyen la piedra angular de su identificación como pueblo en el lugar: Eretz Israel.

La invención de que el pueblo judío debía regresar a Tierra Santa fue apoyada también por el mundo cristiano, en su propio interés al impulsar la idea de que los judíos abandonaran Europa, de acuerdo con Shlomo Sand (“La invención del pueblo judío”). El sionismo, en principio una facción minoritaria entre los judíos fue ganado adeptos al considerar que el pueblo judío estaba inexorablemente vinculado a Palestina. Pero el sionismo es colonialismo y los palestinos tuvieron que abandonar forzosamente sus tierras, sus hogares y su patria a causa de la violencia, la intimidación y el miedo. La partición de las Naciones Unidas, rechazada por los palestinos y las guerras subsiguientes, han dejado marcado un territorio que difícilmente encontrará la paz si no es por la fuerza extraordinaria del ejército y las fuerzas de seguridad israelíes con un control tecnológicamente muy sofisticado de sus fronteras y de sus principales instalaciones civiles y militares. Israel se ha apoderado de prácticamente de toda Palestina, deja por ahora la franja de Gaza, una parte de la Cisjordania y la parte oriental de Jerusalén para que los palestinos puedan decir que son una nación y de ahí un estado. Ya el tal Netanyahu, habla de apoderarse del Valle del Jordán. Mientras las grúas ayudan a levantar edificaciones por doquier.

Y qué decir de nuestra amada Tierra Santa y de sus basílicas, iglesias , monasterios y conventos. Pues creo que en cierto modo y presionados por las prisas , los horarios de los operadores turísticos y la cantidad de monumentos a visitar, se trata al peregrino como mercancía en unos casos, mientras en otros , principalmente si de lugares santos se trata gestionados al mismo tiempo por distintas ramas del cristianismo (ortodoxos, coptos y católicos) sin ponerse de acuerdo en su organización , las visitas se eternizan por la afluencia enorme de visitantes lo que algunas veces se traduce en peleas si alguien pretende pasar antes de tiempo, impropias de esos lugares tan queridos por los cristianos del mundo entero.

La primera vez que fui a Jerusalén, lo hice sin ninguna organización turística que me dijera cuando y como tenía que ver tal o cual sitio. Esta vez, fui “organizado”. Si vuelvo a Tierra Santa, prometo ir lo más desorganizado posible.

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