La región del Sahel, escenario de un ascenso sin precedentes del Estado Islámico (EI) en los últimos meses, se ha convertido en el foco terrorista que más preocupa a Marruecos por ser un "refugio seguro" para los yihadistas, afirma en una entrevista el jefe del servicio antiterrorista marroquí, Habboub Cherkaoui.
El director de la Oficina Central de Investigación Judicial (BCIJ) recibe a Efe en Rabat en su despacho de la institución, dependiente de la inteligencia interna marroquí (DGST) y que lidera desde hace un año y medio. Es la que se encarga de todos los casos relacionados con el terrorismo en el país magrebí.
Para Cherkaoui, el EI está "intensamente activo" en el Sahel -una franja que recorre África de este a oeste por debajo del desierto del Sahara-, lo que genera también una "gran preocupación a nivel regional e internacional, y supone una amenaza no solamente para los países africanos sino también para los países árabes y europeos".
"El foco que más molesta y que más preocupa a Marruecos, actualmente, es la zona del Sahel, que se ha convertido en un refugio seguro y fértil para las redes terroristas (...) y a donde se ha trasladado el EI tras su derrota en Siria e Irak", afirma.
La escalada terrorista en la zona coincide con dos golpes de Estado sucesivos en Mali, en agosto de 2020 y en mayo de 2021, y otro en Burkina Faso en enero pasado, a lo que hay que añadir la retirada de Mali de las tropas antiterroristas francesas y la suspensión del trabajo de los instructores militares de la Unión Europea.
Además del terrorismo, destaca el jefe antiterrorista, el Sahel es un espacio en el que prolifera la actividad de diferentes redes de crimen organizado especializadas en la trata de seres humanos, la emigración ilegal, el contrabando y el tráfico de armamento y drogas.
"Lo que inquieta a Marruecos también es la connivencia entre (el terrorismo) y las redes criminales que puedan proporcionar financiación a las organizaciones terroristas gracias a sus ganancias", subraya.
"La ideología del EI sigue ganando adeptos en Marruecos y las personas leales a ese grupo siempre guardan el deseo de ir a los focos de conflicto, pero en particular a la zona del Sahel", afirma Cherkaoui.
Según el responsable policial, ante estas amenazas los servicios de seguridad marroquíes actúan "con eficacia en el marco de su estrategia de anticipación", deteniendo a los que planean emigrar a estas zonas o atentar en Marruecos.
El servicio antiterrorista marroquí ha detectado en los últimos años vínculos entre yihadistas arrestados en Marruecos y la zona del Sahel, y la gran parte de las armas de fuego decomisadas con los detenidos proceden de esa región subsahariana.
En octubre del 2020, Marruecos desarticuló en Tánger, en el norte del país, una célula terrorista formada por cuatro presuntos seguidores del EI que tenían la intención de incorporarse a la filial del grupo en la zona subsahariana, donde opera también Al Qaeda.
El responsable marroquí critica que, a pesar de este peligro, las autoridades argelinas, que comparten fronteras directas con Malí y Níger, "siguen negándose a colaborar con sus homólogos marroquíes en la lucha antiterrorista".
Marruecos y Argelia mantienen una crisis diplomática abierta con el conflicto del Sáhara Occidental como telón de fondo. Sus fronteras terrestres están cerradas desde 1994 y en 2021 Argel rompió relaciones diplomáticas con Rabat.
"Estamos preocupados por la cercanía de nuestro territorio a los campamentos del (independentista saharaui) Frente Polisario en Tinduf (en el suroeste de Argelia), ya que está confirmado que hay jóvenes que fueron reclutados allí por imanes locales y enviados a las filas de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI)", afirma.
Cherkaoui señala que el EI ha perdido sus bastiones en Oriente Medio y Rabat está estudiando cómo repatriar a los combatientes marroquíes para procesarlos en su país. Esa repatriación incluirá a sus familiares atrapados en esa zona.
Según cifras del BCIJ, 1.663 personas se desplazaron desde Marruecos a la zona sirio-iraquí para luchar en las filas de varios grupos yihadistas, 1.062 de las cuales ingresaron en el EI.
De estos combatientes, 747 fallecieron, 251 fueron detenidos en Siria e Irak, y 270 regresaron a Marruecos; la mitad de ellos fueron juzgados gracias a una ley que castiga "la incorporación a zonas de conflicto" con hasta diez años de cárcel.
Junto a estos yihadistas viajaron 291 mujeres, muchas de las cuales tuvieron hijos una vez se instalaron en aquella zona. Un centenar de ellas volvieron a Marruecos y se calcula que quedan detenidos en la región 136 mujeres y 630 menores, ya que solo volvieron 82 de ellos.
La última operación antiterrorista realizada por el país magrebí fue el pasado 16 de marzo y se saldó con la detención simultánea de cinco "lobos solitarios" leales al EI, que planeaban atentar contra instalaciones gubernamentales y asesinar a funcionarios del Estado.
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