“Sufrió mucho por el
COVID porque desde que empezó, ella lloraba y lloraba por la gente que se iba muriendo, por la manera en la que se habían muerto, por las reuniones familiares que no podíamos hacer y porque no nos podíamos dar abrazos. Yo trabajo en el
hospital de Ceuta y siempre me decía que le diera un beso y era yo la que tenía que decirle: ‘mamá no puedo”, rompía a llorar Nawal Kador.
Su madre, Jadiya Mohamed Abdeselam, de 59 años, era su “ángel en la tierra”, pero tras cinco semanas en el clínico de Loma Colmenar, el pasado sábado, “sobre las cuatro o cinco de la tarde, dejó de luchar contra el COVID y ahora estará en el cielo”.
Jadiya era una madre de 5 hijos y abuela de 9 nietos y todo en su vida era por y para ellos. “Siempre ha sido ama de casa porque gracias a mi padre, Omar Kador, que tenía una carnicería en el Mercado central, nunca le hizo falta trabajar. Se dedicó siempre a su casa y a sus hijos. Ella siempre decía que su vida era para sus hijos y ahora disfrutaba de sus nietos”, recuerda su hija.
“En todo momento he podido estar con ella porque trabajo en el hospital”
Esta ceutí “nació, se crió y vivió toda la vida” en Hadú, concretamente en Vicedo Martínez. Sus hijos la definen como “una mujer luchadora, solidaria, siempre pendiente de sus vecinos, con las puertas abiertas y una señora de los pies a la cabeza a la que todo el mundo quería. Los vecinos cuando se enteraron de que estaba ingresada, todos hicieron plegarias por ella. Era una mujer única”, rememora Nawal.
Hubiera cumplido los 60 años en noviembre, pero el coronavirus se cruzó en su camino. La familia Kador Mohamed no sabe cómo se contagió su madre puesto que “ni tuvo síntomas ni nada”. “Tenía un resfriado y poco más, pero cuando le empecé a ver la saturación baja le dije que se viniera a Urgencias. En ningún momento se encontró asfixiada ni nada. Cuando fue al hospital era el 26 de febrero y al hacerle la prueba dio positivo en COVID”, detalla.
Los primeros nueve días los pasó en Observación y después en Planta hasta el 7 de marzo, que entró en la Unidad de Cuidados Intensivos. “Ahí luchó, se curó del COVID, dio negativo y la sacaron de la UCI de COVID. Entonces la pasaron a UCI limpia y la iban a bajar a Planta hoy lunes (por ayer). Estaba muy bien porque ya hacía tiempo que había dado negativo”.
“Era una mujer luchadora, solidaria y estaba siempre pendiente de sus vecinos”
Estuvo entubada “20 y tantos días” y los médicos decían que “se estaba portando muy bien”. “Todas las enfermeras le decían que era una campeona porque llevaba 10 días comiendo y bebiendo y todo bien. Todo iba bien hasta el sábado que se puso mal y falleció”, lamenta su hija.
A pesar de su dolor, Nawal busca y encuentra un alivio en que, a diferencia de otras muchas víctimas de esta pandemia en nuestra ciudad, sabe que su madre “gracias a Dios nunca ha estado sola”. “En todo momento he estado con ella porque trabajo en el hospital y he estado aquí. Nunca se ha sentido sola, que es un privilegio también porque hay gente que entra y no ve a sus familiares hasta que salen en una caja”, siente con pesar.
Jadiya era una persona maravillosa, querida en su barrio, y de la que “toda la gente se acuerda y habla bien de ella”. “Ese será el recuerdo que mantengamos de ella. Era un ángel en la tierra. A veces me peleaba con ella de tan solidaria que era. Todos estamos destrozados, sobre todo mi padre. Eran de estos matrimonios que ya no existen, que estaban muy unidos para todo”, concluye Nawal, “abatida por el dolor”.