¿Y tú de qué vas?

En verano , la prensa se decelera, las noticias parece que se hacen vaho de espejo , entre otras cosas porque todos somos humanos y nos afecta el calor, el cansancio y cómo no la variabilidad profesional -fíjense qué alivio que no he dicho crisis- que hace que las redacciones estén medio vacías y la gente que las puebla , sin saber, muy bien, a qué carta quedarse.
Cuando llega finales de junio- será que tengo afincado el mono de los niños y el curso escolar- me siento protagonista de una feria loca que se acaba de una buena vez, pero solo es boquear agosto el día 9 y los supermercados empezar con la campaña de los uniformes y quitar de los estantes las sillitas, las colchonetas y los cubitos de playa y ya se me cae el moco, como a los pavos, porque sé que falta poco para la masacre de Navidad.  
¿Dónde ha quedado el puñetero verano, ese, en  que se suponía que me iba a relajar bajo una sombrilla chillona, valiumnizando a mis hijos y regalándome un merecido reposo, sin guerrero alguno? . Porque la verdad es que ha sido visto y no visto y no a causa, precisamente,  como otras muchas veces , porque haya estado liada con trabajo, punteando las vacaciones de otros, ni por un estrepitoso blog que no podía vivir sin mí, éste, lo más que ha tenido, ha sido algún escrito que no pude dejar, hasta que me dije ”ya estamos buenos” y después los dedos se me encasquillaron y no saben ahora lo que me duelen de volver a escribir.
Lo cierto es que aún ayer noto en la carretera como me puede el mal genio, que digo mal genio, la brutalidad bucal y el desgaste de la esperanza, cuando me adelanta un X que no vi, porque solo miraba la delantera de su coche y cómo en pleno adelantamiento , donde no tenia visibilidad, camino de secundaria de dos vías, se me venía encima, dando yo un pequeño frenazo, coche lleno de gente y acordándome de la madre que lo parió tonto y con carnet de conducir.
No creo que el pájaro fuera beodo, estuviera ebrio , ni mucho menos borracho perdido, solo era tan imbécil como para pensar que esos segundos que me birlaba de mi tranquilidad y que pudo ser que de mi vida, él o ella , ganó algo de tiempo para después mirarse en el espejo de la luna de un bar, después de orinar o se tumbó a la bartola para no hacer nada o peleó con alguien que no que importaba o que sí, pero no lo suficiente como para no adelantar y jugarse su vida y la de los míos, con un adelantamiento , saliendo tras un camión, como centella apisonadora.
Ya les decía que este verano está siendo un fiasco, una lata y eso que las calles de nuestras ciudades no as inundan los guiris paisaneos de otros años, formando colas en todas partes, coches mal apracados y pijadas de niños para arriba y niños para abajo, no encontrando sitio en la playa no para poner una sombrilla sino ni parta colgar un pañuelo, no este año, eso no, porque se ha notado a crisis y ya no hay para tanta tortillería ni para segunda vivienda ni para meses y mese de vacaciones en un país el trabajar fácil- que se lo digan a los rumanos- se ha terminado y es una ruta imposible no ya conservar el empelo, que lo es,k sino encontrar otro medio bueno cuando te dan la patada en ese.                                                                                                                                
Los de ‘Visteon’ esperan llegar a septiembre como los niños para las recuperaciones , porque no quieren peder su trabajo, no sin luchar, sin peleas y de ninguna manera quieren que cierre la fábrica, como muchas otras, no cuando les ha dado y les ouede dar. Ellos dan fe de ello, muchos beneficios a los americanos.
El verano es un asco se lo digo, al menos a mediados de agosto y se que es fecha en la que aún muchos, sin niños, ni obligaciones, se van a tomar unos días a gusto, pero es lo que tiene ser madre o escritora, trabajar en prensa o oler la menopausia, que ni duermes bien, lo que respiras te engorda y tus amigas se han vuelto mayores y te las esperas encontrar , después de veinte años de no verlas, con coletitas y calcetines marrones y son mayores y lejanas, como las esperanzas de los trescientos a las puertas de Jerjes.