Opinión

Israel, ¿Quo vadis?

Sí; Israel, ¿a dónde vas…?  Porque cada vez que conectamos cualquier canal de noticias sea en la radio, en la televisión, en Internet o en la prensa escrita, el ejército judío destruye un edificio, un campo de refugiados, un colegio, o un hospital donde se arremolinan los enfermos para ser atendidos de sus heridas…

Todo es destrucción, barbarie, aniquilación, devastación y muertes alrededor de un pueblo llamado Palestina. ¿Qué justificación existe para que un pueblo en pleno siglo XXI, ante la presencia y observación de la ONU y la Comunidad Internacional, aniquile a otro durante los 365 días que dura un año, y sin que tenga visos de que esta acción aniquiladora pare más pronto que tarde?

En la historia milenaria de la humanidad ha habido precedentes de diversos genocidios y holocaustos; y, entre los últimos, el más devastador, sin lugar a dudas, fue el que cometió de manera inmisericorde la Alemania Nazi contra el pueblo judío, que dio lugar a la mayor masacre jamás cometida contra millones de personas inocentes -entre 6 y 7 millones de asesinados- que su único distintivo que les distinguía era pertenecer a la comunidad hebrea.

Ante este aldabonazo de la historia, que no tiene justificación alguna, y están profusamente catalogados como crímenes contra la humanidad el holocausto cometido contra los judíos, que nadie a día de hoy pone en duda, ni es posible justificar por mucho que cambie el orden mundial y el paso del tiempo; no acertamos a comprender la devastación, la destrucción sistemática y la muerte de miles de personas que lleva a cabo el Estado de Israel contra Gaza.

No es fácil escribir un artículo acerca del interminable conflicto Israelí-Palestino, intentando ser un observador imparcial y que al cabo tiene la pretensión de atisbar o hallar alguna tenue luz que alumbre años de obscuridad para hallar una solución que en cierta manera posibilite una paz que se nos antoja imposible.

Se podrá decir que los acontecimientos actuales vienen precedidos por la masacre producida por Hamas el siete de octubre del pasado año, cuando atravesó las verjas de la frontera y arraso los kibutz cercanos asesinando a más de mil personas de manera indiscriminada y tomando alrededor de 255 rehenes1. Sin embargo, es claro que una barbarie no se justifica con otra mayor y que lleva la consigna de la aniquilación total del enemigo, sin que pueda distinguirse ni separarse el elemento palestino del de Hamas.

Y, además en este acaecimiento del pasado año, hay circunstancias inverosímiles que son difíciles de explicar; pues cómo se puede explicar, tal como afirmaba un hombre palestino fuera de sí y lleno de desesperación que,  a la puerta del edificio de  su casa completamente destruida, contaba a los periodista que cubrían la información lo sucedido: «Sí Israel sabe de sobra quién vive en cada casa y controla todos nuestros accesos y movimientos diarios, como es posible  que el grupo  Hamas asaltara  la frontera con excavadoras para romper las vallas, y a continuación penetraran motorizados con todo tipo de vehículos, incluso con  parapentes que cruzaron el cielo, sin que los servicios de vigilancia se dieran cuenta de esta invasión a la luz del día;  y, que durante horas no hicieran nada para contrarrestar la masacre que se estaba cometiendo. Y, con la misma facilidad con que accedieron se marcharan llevándose en sus vehículos a los rehenes capturados».

Dicen algunos periódicos norteamericanos que los servicios de inteligencia israelíes sabían de antemano de todos los complejos ejercicios y actuaciones que durante meses había ido preparando Hamas para la invasión; pero que en su descargo, nunca pensaron que estos planes llenos de una violencia extrema fueran capaces de llevarlos a efecto. No es de recibo, es claro, que la inteligencia israelí de una explicación tan simple, cuando los líderes de Hamas y Hezbolá son asesinados de una manera selectiva que se necesita de una extraordinaria capacitación de conocimientos técnicos informáticos para que puedan ser eliminados. De tal modo, Israel tendrá que explicar: ¿Por qué no se detectó la invasión de Hamas, cuando había tantos indicios que así lo daban a entender? Y, que no cabe duda, que de haberse neutralizado esta invasión en su momento, tiempo y forma, nada de la terrible devastación, muerte y destrucción que se ha producido en Gaza, se hubiera producido.

Y, no queda en Gaza2 sólo la cosa, sino que también se asola y se destruye el Líbano3 y todo el sur hasta los suburbios de Beirut porque ahí viven la población afecta a los clérigos de tendencia religiosa chií. Y, se continua la destrucción en Siria; y, se está a la espera de lo que ocurra con Irán, que dicho de manera metafórica; “el mundo contiene el aliento”, porque si no se pone algo de cordura por parte de EEUU en poner freno a las amenazas de Israel en destruir las infraestructuras -petroleras, militares y nucleares-  de este país, podemos estar a las puertas de una guerra devastadora de incalculable proporciones que podría poner al mundo en una crisis de tal magnitud, que a día de hoy, la comunidad internacional no sabe cómo se podría salir airoso de sus efectos apocalípticos. El momento presente que se vive en Oriente Medio es de tal gravedad, que puede que este estallido de acciones continuas de violencia extrema haga que todo se incendie, y el fuego de este incendio salte a otros lugares y a otros países del mundo por muy alejados que estos se encuentren.

Y, es verdad, y como bien dice Netanyahu: “No hay lugar que no llegue el brazo de Israel”. Y, pueden destruir todo y aún más, incluso   todas aquellas cuestiones que no lo tengan  a bien, porque consideren  que no son afines a sus propios intereses: porque no tienen medida y no responden ante nada ni nadie. Ni siquiera a las resoluciones que dicta la ONU, que en un ejercicio de soberbia sin precedente en la escena diplomática internacional, ha declarado «Persona Non Grata» a su secretario general, Antonio Guterres.  Sin embargo, la historia está ahí para aprender de ella, y sacar conclusiones que nos sirvan en el devenir del tiempo que está por llegar…

A lo largo de su dilatada historia es bien sabido a poco que se lea el Antiguo Testamento, que el pueblo de Israel tuvo dos trágicos y sobrecogedores destierros. Uno llevado a cabo por Nabucodonosor que los condujo prisioneros a Babilona. Y, el otro fue el Imperio Romano a través de Tito  ´hijo del emperador Vespasiano- que incendio el Templo de Salomón y los condeno al destierro. De tal forma, que el Gobierno de Israel tiene que reflexionar de su propia historia; releerla atentamente y en profundidad y poner todos los medios a su alcance para que estas antiguas tragedias  no vuelvan a ocurrir jamás. Porque como dice el filósofo español George Santayana -creció y se formó en EEUU- en su cita más conocida: «Aquellos  que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo», Por tanto, la historia está condenada a repetirse por aquellos pueblos que no miran en su memoria pretérita los errores cometidos.

La Guerra es destrucción y nada se gana de ella salvo muerte y desolación. Israel4 no puede ganar una guerra definitiva ante el mundo árabe y musulmán5 porque son más de 1000 millones de personas; y, baste que las circunstancias geopolíticas hagan que EEUU cambie sus prioridades, para que Israel huérfana de la ayuda armamentística americana, no pueda afrontar un estado de guerra permanente como hasta ahora ha llevado a efecto.

Lo hemos dicho en anteriores ocasiones y lo volvemos a exponer ahora, de tal forma que Israel, que es un pequeño Estado de aproximadamente 10 millones de habitantes, y con una extensión cercana a la Comunidad Valenciana (22.145 Km2), deje definitivamente la guerra como la mejor alternativa a su propia existencia ante el mundo árabe: y, impulse  a todo Oriente Medio un mensaje de “concordia y entendimiento” como la verdadera alternativa que pase por la creación del  Estado de Palestina que conlleve la paz definitiva de Israel con los palestinos y con todos los países árabes de la región.

No hay alternativa a la paz, pues lo contrario es una guerra permanente durante generaciones que no dará término nunca; y, sólo traerá más sangre y más dolor donde la muerte sea la salida natural a tanto dolor. De tal forma, que analizados los datos demográficos y la extensión de los países involucrados en esta ya larga contienda, no nos parece que Israel  pueda vencer a los árabes a través de la guerra y la destrucción. Puede alargar esta agonía durante años, mientras lo apoye los EEUU. Baste que este apoyo cese o se debilite, para que Israel no pueda continuar con esta fórmula destructiva de la guerra permanente con el mundo árabe desde su fundación y creación en una votación de la Asamblea General de la ONU en el año 48 del siglo pasado.

Por consiguiente, el tiempo corre en contra de Israel a pesar de su superioridad tecnológica y armamentística actual; sin embargo, sólo los pueblos que miran lo acontecido en su propia historia, y tratan de evitar sus errores proyectándose en un esperanzado futuro, conseguirán sus propósitos, que en el caso que nos ocupa, es nada más y nada menos: que la convivencia con el pueblo palestino y los países árabes del Próximo Oriente…

A modo de resumen y en atención a todo lo anterior, podemos decir sin temor a equivocarnos, que Israel tiene que cesar su ardor bélico que

lleva de manera  permanentemente en su larga historia de milenios; y, tratar de construir una paz definitiva con los países árabes y musulmanes que la circundan. Tal vez hoy se permitan -por unas circunstancias  de superioridad armamentísticas y tecnológicas- pensar que pueden lograr todos los objetivos que un estado de guerra puede proporcionarles; sin embargo, las circunstancias actuales sólo son coyunturales, y mañana pueden haber cambiado encontrándose en peor situación para una futura negociación en una correlación de fuerzas. El tiempo apremia, y da y quita razones, de tal forma, que Israel debe de trabajar y poner todo su esfuerzo en trazar un plan de paz definitivo para su propio pueblo y los atribulados  pueblos con los que nunca cesó de ejercer la violencia…

Este artículo que hoy escribimos apostando por la paz y el entendimiento entre  Israel y Palestina es verdad que sólo es una gota de agua en un mar infinito de devastación, muerte y destrucción; sin embargo, hemos de decir, como ciudadano de este mundo insolidario y violento que nos ha tocado vivir, no quiero de ninguna de las maneras porque en ello me va mi propia estima como ser humano y mi valoración moral y ética, y así también la de mi generación; mirar para otro lado cuando ya se ha cumplido un año de una guerra devastadora con miles de muertos y una devastación propia de un terrible holocausto, que pareciera que nunca acabara y tuviera un punto final como todo lo que nace y expira en la existencia…

________

(1) El 7 de octubre de 2023, Hamás asesinó a más de 1.200 personas y secuestró a otras 255 en los kibutz de Nir Oz, Be'eri, Kfar Aza y Nahal Oz, ...

(2) Franja de Gaza42 010 muertos, más de 16.900 niños y 11.500 mujeres, el 69% del total.

97.166 heridos; 10.000 desaparecidos​; 1.900.000 desplazados​.  Cisjordania: 742 muertos.

(3) Líbano: 2100 muertos.

(4) Israel:  La población: se estima en 9.842.000 habitantes, de los que 7,208.000 que  son judíos (73,2%), 2.080.000 son árabes (21,1%) y unos 554.000 drusos, circasianos y otros (5,7%). Oficina Central de Estadísticas de Israel - CBS, a 31 de diciembre de 2023 y Ministerio del Interior.

(5) Árabes: 22 países. Población: 442 millones.  Países musulmanes: 45.  Población: 1.500 millones.

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