¡Son todos!

Infiltrándome por placer en los renglones apaisados de literatos y personajes bíblicos de la historia, con sus expresiones metafóricas de primer nivel, poco se habla y menos se goza de las particularidades propias de vidas que, como en este caso, hoy pretendo desde aquí  desenterrar y narrar, con algún pasaje que me haga lograr, aunque sea por una sola vez, “superar el orbe de los seres transmisores para adentrarme de puntillas en los límites de lo meramente literario”. Dificil misión cuando la extensión del texto y su contenido, se concentran generalmente en el mundo del deporte y el altruismo. Es el gusto de escribir sin soportar el peso que otros manifiestan sufrir “por un puñado de dólares”… el licenciado en Periodismo es consciente de lo que supone recibir directrices contrarias a como actuar, redactar y percibir la noticia. La política, el interés económico y la influencia tórpida de seres sin formación, propician que haya escribientes sin valor, principios ni escrúpulos.
Conocida es por los estudiosos la enigmática disyuntiva en la que, durante su vida, persiguió los designios del profeta Balaam y su continuo desconocimiento de la frontera que entretejía los lindes que bordeaban su interesado acercamiento a lo pagano y su sumisión a los sabores de la riqueza. Sus predicciones eran muy apreciadas por Balac, rey de los moabitas, y por dos veces mandó hombres a buscarlo para así maldecir al pueblo de Israel. Tras acceder en la segunda ocasión y a cambio de muchas riquezas, el profeta notó que Dios le impedía proferir tan maléfico mensaje…
Nacido 800 años a.c, su leyenda va unida a sus vivencias con su burra. Transitaban por montes y valles cuando Balaam se sintió cansado. Su burra, extrañada por la actitud de su amo, le increpó duramente: ¡No entiendo como puedes estar cansado!…
Extenuado por lo duro del camino y sorprendido por las palabras volcadas por la boca de su burra, no llegó a saber hasta mucho tiempo después que un ángel se había reencarnado en su animal…
Para los días de hoy, quedó manuscrita la siguiente frase: “Cuando la burra de Balaam habló… el profeta enmudeció”.
Por fin y aunque supuestamente se recibiese un fax en la Federación de Futbol de Ceuta y proveniente de la Española,  hace ya de esto algunos días, la web oficial de la AD. Ceuta colocó en la misma la imposibilidad del equipo ceutí para realizar fichajes en el mercado abierto, debido a las denuncias presentadas por impago de sus emolumentos por varios jugadores que lo fueron en la temporada anterior. Como no podía ser de otra manera, lo expuesto (nota de prensa), era información que el que subscribe ya advirtió en anteriores artículos… el escrito informativo de la web oficial es realmente desafortunado y supuestamente elaborado por su autor en un momento de euforia improcedente. Hizo mella el olvido sobre la idiosincrasia generadora de deudas que padece el club, pero sí culpando de estas denuncias al anterior presidente Felipe Escane. Cabría decir que el texto muere en “una espiral cuya última de su vueltas contiene a la anterior… y predice su forma”.
El citado comunicado, de nula objetividad, propugna en la persona inteligente un despropósito cargado de contradicciones que, puedo aseverar, ha dejado un reguero de incorrecciones que solo el tiempo dirimirá. Bien es cierto que antes de llegar a la situación actual y si el propósito era finiquitar y liquidar con los jugadores a los que se les debía, la solución no entrañaba dificultad alguna. Más inclusive cuando se derrocha el dinero en el fichaje de un nuevo entrenador que, a su vez, interesa del presidente no electo la contratación de nuevos jugadores. Ya sabemos que Gibson Silva dejó de pertenecer a la plantilla blanquinegra… pero ¿conocen los aficionados como se ha efectuado la misma?...
Para el anecdotario, un jugador profesional se dirigió a su entrenador para decirle: -Es usted el segundo mejor entrenador que he conocido-.
Éste, muy sorprendido, preguntó al jugador que quien era el primero y mejor…
Con tranquilidad, el deportista contestó:-El primero y mejor que he conocido ¡Son todos!-.