Quizás… muchos hemos leído el capitulo de Don Quijote. Aquel que nos dice de cuando se enfrentó a los gigantes, que Sancho Panza decía que era molinos y que salió tan mal parado. ¡Qué ingenuidad ésta… y casi verdad… la de aquel Panza! Porque los molinos son molinos, sobre todo allí en nuestra Castilla-La Mancha. Pero ésta es una de las historias más bellas que muestran nuestro carácter. Y es una obra visible que quedó de nuestra España. ¡Porque no es posible componer otro Quijote como lo hizo Cervantes, dejando su resonancia histórica en nuestras almas! Pero, a fuer de ser sinceros, eran molinos a los que se enfrentaba. Pero a veces… y con el viento, si éste sopla fuerte y si sabemos mirar bien, se vuelven terribles gigantes ante nuestros pensamientos. ¿O es que nadie los ha observado y reflejado desde la ventana de su imaginación?
Porque… en los días grises de cielos acerados, y cuando el aire se dispara sin ton ni son, los molinos se convierten en terribles monstruos gigantescos. Ya que es entonces, que su construcción piramidal se transforma en un poderoso cuerpo blanquecino cubriéndoles todo el cuerpo. Y los ventanucos de sus altas torres apenas cerradas por fuertes ventanas de madera se abren y cierran como si de ojos se trataran, dejándonos ver siniestros universos de algo que nos miran y vigilan siempre. Luego… con el girar constante de sus cuatro aspas de blancas velas maltratadas por los vientos, dos de ellas se hunden en el suelo levantándolo como si de piernas se tratara y las otras dos se clavan en sus costados como grandes brazos que todo abarcan. Y su puerta de entrada abovedada y mal cerrada, se abre y cierra sin cesar, como si necesitase más aire del que todo el campo pudiera exhalar. ¡Y... es entonces que el gigante español se levanta poderoso ante nuestros ojos, dominando el pálido color de los campos de nuestra Castilla-La Mancha y de toda España! ¿Pero, es que ya nadie los ve como los vigilantes de los caminos de nuestra patria? Y esto me sorprende porque estos gigantes, junto al negro toro de Mihura, son la parte más noble de nuestra española alma. Porque estos gigantes molinos muelen todos los días nuestro futuro pan, dándonos la seguridad de nuestro mañana, al tiempo que nos defienden de la desesperanza. De acuerdo… que a fin de cuentas un molino sólo es un molino, es decir una cosa, y las cosas son sólo útiles. ¡Nada más…! ¿Pero donde se quedan los gigantes de nuestras esperanzas?
Por eso… ¿quiénes son ellos… los políticos… aquellos que conocemos como nuestros actuales Sanchos Panzas, que se llenan su propia barriga olvidándose de los gigantes que la mantienen sana y bien surtida? ¿Dónde dejamos a nuestros personales Don Quijotes que nos dieron tanta esperanza y patria? O es que la materialista y mediocre gestión de nuestros Panzas dirigentes que de modo burdo nos adocenan con su nuevo mejunje de fierabrás austero convirtiéndonos en meros Sanchos Panzas sin futuro ni esperanza, es lo único que nos queda. Es decir… nos habremos convertido en resignados bardajes ante los Panzas que actualmente dirigen nuestro destino. Por Dios… ¡Obliguemos a nuestros actuales dirigentes políticos, tanto nacionales como locales, verdaderos todos ellos Sanchos Panzas, a qué vuelvan a ver los gigantes que vio Don Quijote. ¡Y que luchen contra toda esta crisis que nos atenaza! Porque ellos, los molinos, sin dejar de moler diariamente nuestra harina, nos permitirán ver el futuro con decisión y esperanza. Y que no nos vendan que el capital vuelve a España, porque es gracias a una drástica bajada de salarios de los trabajadores, que ven perder su estabilidad económica en aras a la harina que necesitan moler para comer todos los días en sus personales molinos.
¿Y será esto lo que esta pasando en nuestra España? Que caminamos por calles innumeradas e indefinidas, todas ellas dirigidas por gentes de fuera que en la globalización no les importa por dónde y sobre todo de cómo andemos los españoles. Pero… en nuestra casa y… sólo en ella deben estar los caminos que debemos caminar. ¿Mas… donde están los dirigentes que nos deben guiar y defender? Yo creo que todos debíamos ser como Cervantes, cuando soñemos. Es decir… ¡Volver a ser los hidalgos cervantinos de nuestra casa, aunque seamos enjutos! Porque la historia, siendo madre de la verdad, muestra que España es asombrosa, y que Don Quijote es un brindis español al sol. ¡Y yo estoy muy enfadado con nuestros dirigentes políticos! Y es más… ¿Dónde están los espíritus más finos de nuestros políticos, que no son ya capaces de ver los molinos como inmensos gigantes de esperanza? ¿Quién podrá frenar el avance de los reinos taifas que crecen y crecen en insolidaridad y endeudamiento? Y parafraseando a Machado, “España antaño, madre de grandes capitanes/ es hoy apenas madrastra de pequeños ganapanes…” ¿Dónde…esa puerta por la que deben entrar los grandes capitanes?