¡Somos tontos... o... solo somos tontos!

Me van a perdonar!. Pero sigo dándole vueltas a mi cabeza desde los terribles y dramáticos acaecidos en la frontera del Tarajal. Al problema social que se avecina en nuestras casas de frontera y al ataque que desde dentro como necios seguimos haciendo a nuestros centinelas. ¿Acaso…hemos olvidado cual es la historia que forjó nuestro mundo?. Lo siento, pero creo que al menos debo poner mi pequeño granito de arena en defender mi casa.
Porque, creo que he encontrado la solución, y voy a explicarla. Ya que estoy seguro que la solución siempre la hemos tenido en la mano, y no nos habíamos dado cuenta. ¡Sin duda somos tontos!.
¡Vamos a ver…analicemos el problema!. Por una parte, tenemos el terrible problema de personas humanas del fracasado tercer mundo (según nuestra opinión), que por determinadas circunstancias deciden emigrar a occidente, buscando el bienestar y la seguridad de sus vidas que en sus casas no tienen. ¡Sentimiento, que es legitimo y que cualquiera de nosotros lo tendríamos en sus condiciones!. Y por otra parte, tenemos una legión de ONGs dedicadas exclusivamente a su defensa, entrada y bienestar. Por cierto la casi totalidad de ellas subvencionadas con el dinero de todos. Es sin duda una gran bondad que las engrandece a ellas y a nosotros que las mantenemos.
Entonces… ¡Que problema tenemos! Ya que si analizamos el asunto, vemos que por una parte hay muchísima gente necesitada y por otra muchísimas de nuestras gentes que quieren ayudarles. ¡Sin duda somos tontos! ¡Hemos tenido la solución en nuestras manos desde siempre, y nos hemos dado cuenta!
Porque la solución lógica no esta aquí en la acogida, sino en los países de origen donde los emigrantes viven mal. Luego vámonos allí. Si…allí donde se produce el problema. Y si en esos lugares hay gente necesitada de ayuda y aquí tenemos a quienes quieren ayudarles. ¡Consigamos, con nuestra ayuda y colaboracion que todos que las ONGs se vayan a esos territorios problemáticos. ¡Eso si con nuestro apoyo incondicional! Aumentemos las subvenciones a estos grupos, pero que representándonos se vayan a luchar por los ideales democráticos que nos animan a todos. ¡Son nuestros nuevos cruzados misioneros de los que estaremos siempre orgullosos!.
Esta idea es congruente, ya que si todos sabemos que la fuente de los problemas está en sus países de origen, y que es necesario solucionarlos. Que impide, que sean ellos…nuestros nuevos apóstoles de los derechos democráticos los que luchen en esos lugares y los mejoren. ¡Si es lo que desean! ¡Y además, nosotros les ayudaremos desde aquí en todo lo que podamos! Es más… ¡Lo que necesiten se lo daremos e…incluso más! Serán nuestros nuevos misioneros o cruzados de bondad y bienestar democrático de igualdad.
¡Ven como no es difícil la solución! Pero necesitamos que se vayan casi todos ellos. ¡Algunos, muy pocos deben quedarse con nosotros, por mera logística!. Pero la inmensa mayoría de esos cruzados que de corazón sincero luchan por la igualdad en derechos de todos los seres vivos, vivan donde vivan, deben irse a propagar su apostolado. Porque los de aquí, necesitamos que una vez allí resuelvan los problemas desde su origen. Y mientras luchan que sepan y que estén seguros…¡que desde aquí seguiremos apoyándolos en lo que necesiten!. ¡Nunca los defraudaremos! Hagamos apostolado de nuestra democracia y de los derechos humanos. Pero hagámoslo allí…allí donde se necesita y que todavía no conocen sus ventajas.
Yo estoy tranquilo de que esto será así, porque para eso los tenemos a ellos. A esas legiones de buenas gentes que tanto orgullo personal nos proporcionan. Por ello animo a que todos ellos, comprometidos con su apostolado de derechos democráticos, a salir e ir a los lugares donde su bondad es más necesaria. Porque, sabemos…es más… estamos convencidos de que tenemos con nosotros a una nueva y necesaria compañía del buenismo global. ¡Es de ley ayudarles!. ¡Hay que conseguir que nuestra democracia nacida de los derechos humanos de acuerdo con nuestras ideas occidentales sea universal!.
Esto es simplemente una idea. Yo… ya hace tiempo que deje la edad en la que pensaba que tenía razón y además la obligación de imponerla a los demás. Por eso simplemente la apunto como reflexión propia no como verdad absoluta. Mas… me gustaría que mientras tanto… ¡Se deje a nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad tranquilos! ¡Que sigan cumpliendo la obligación de centinelas que les hemos mandando hacer!. Y desde luego, que se deje de buscar responsabilidades y cabezas de turco, donde creo que nos las/os hay.