No tenía la suerte de conocer a
Ismael Derdabi Montegordo. Nos conocimos cuando se acercó a la Comandancia de la
Guardia Civil para darnos las gracias por
un artículo en el que AEGC cuestionaba el trato que le han dispensado a un policía nacional que se jugó la vida haciendo su trabajo. Quizás me quedé corto, porque debería haber dicho el maltrato que recibió. Ahora volvemos a insistir sobre su historia para que ciudadanos, policías y guardias civiles, tomen conciencia de lo que nos pueden hacer, de lo que podemos hacer y de lo que podemos esperar.
La madrugada del 8 de noviembre de 2017 –hace casi dos años- la central de Policía daba aviso de un robo en el colegio García Lorca, trasladándose al lugar varias dotaciones de policías, entre ellos, el policía nacional Ismael. Una vez en el colegio observaron la presencia de varios individuos en el techo del centro escolar por lo que subieron al mismo.
Ismael cayó de una altura de quince metros al suelo provocándose lesiones graves y heridas de diversa consideración.
A las pocas horas del accidente fue intervenido de fracturas de cadera y de fémur, pero Ismael tenía otras más en el codo, hombro, brazo izquierdo y escafoides. Una vez operado desde el hospital de Ceuta decidieron evacuarle al de Jerez, donde disponen de un cuadro médico muy especializado en las operaciones de codo y hombro. También sufrió lesiones en la cabeza que le impedían dormir, además de la preocupación de no saber cómo quedaría.
En aquel primer artículo criticábamos la NO medalla a un policía nacional que casi pierde la vida por intentar detener a unos delincuentes que intentaban robar en el colegio García Lorca. AEGC criticaba la injusticia y pedía contraponerla con otros que fueron condecorados para evaluar si tenía igual o más méritos que otros que habían sido agraciados. Pero esto es una pequeña anécdota con lo que ahora vamos a relatar.
Han pasado casi dos años y el joven policía nacional ha pasado a la situación de retirado por pérdida de aptitudes psicofísicas por las lesiones sufridas en el accidente. Hoy es un pensionista, un jubilado más, aunque un joven pensionista, muy a su pesar. Su dedicación y vocación de servicio, como algunos no paran de repetir en los discursos, lo han llevado a esta situación, algo que le puede ocurrir a cualquier profesional que se implique en su cometido laboral. Lo que seguro no les sucede es verse discriminado, maltratado y que te despidan con un adiós, si te vi no me acuerdo, o mejor que no te digan ni adiós. Eso es lo que le ha pasado a Ismael.
En aquella ocasión denunciábamos que Ismael no había sido condecorado el día del Patrón de la Policía Nacional. Él no tuvo esa distinción merecida, otros policías nacionales sí. No cuestionábamos si los otros se las merecían o no, o incluso si se las merecían menos, lo que sí decíamos es que Ismael era merecedor de ello. Han pasado casi dos años y no se ha hecho justicia con este compañero del Cuerpo Nacional de Policía.
La Ciudad Autónoma de Ceuta no ha hecho justicia, ni se ha preocupado en preguntar cómo le va a un policía nacional que se ha jugado la vida en Ceuta. Nadie lo ha despedido, ni lo despedirá como tampoco se despiden a otros guardias civiles y policías cuando se jubilan. Esa distinción la tienen otros servidores públicos como vemos en este diario cuando se jubilan los profesionales de la educación. La Ciudad Autónoma tampoco ha considerado que tengas méritos para una distinción, eres simplemente un policía nacional, si tuvieras otra profesión tendrías hasta el nombre de una calle o de un parque.
La delegada del Gobierno de Ceuta tampoco te considera acreedor de una distinción porque no puso en marcha los mecanismos para premiar tu esfuerzo y dedicación. Eres sólo un policía nacional, si fueras comisario o subcomisario te hubieras jubilado con una medalla y te despedirían con todos los honores posibles. Sinceramente no esperábamos que desde el Cuerpo Nacional de Policía se cayera en tanta dejación, que hubiera tanta falta de compañerismo. Siento decirte que te faltó morirte, en ese caso, tu entierro hubiera sido precioso, en tu féretro te hubieran impuesto una medalla y todos elogiarían tu dedicación, profesionalidad y espíritu de sacrificio, pero no te has muerto y, como dice la canción, la distancia es el olvido.
La gente normal, los ciudadanos de a pie reconocemos tu esfuerzo. Sabemos que eres un ejemplo de policía y gracias a ti tomamos nota de lo que pueden dar de sí esos que en los discursos nos elogian para hacerse una fotito para los medios. Esos que dicen que sin el esfuerzo de los policías y guardias civiles de a pie sería imposible tener una ciudad segura, vivir tranquilamente. Esos que se ponen negros cuando el día del Patrón hay pocos funcionarios porque estamos hartos de mentiras.
Lo que no esperábamos es que todavía no te reconozcan el pase a retiro en acto de servicio “debido a la pesada burocracia”; incluso que exista la posibilidad de que tengas que pleitear para conseguir ese derecho. Ismael, sabes que vivimos en una sociedad insolidaria, incapaz de dedicar un segundo a los demás. Nadie se ha acordado de ti, porque nos han educado a vivir en una sociedad egoísta, mentirosa y apta para discursos vacíos que nadie se cree, pero muy estéticos para los actos oficiales.
Comenzábamos este artículo diciendo que cuestionábamos el trato dispensado a Ismael, incluso que nos quedábamos cortos porque deberíamos decir que ha sido maltratado. Lo contábamos al comenzar y lo decimos al finalizar, porque cuando a las personas no se les trata con igualdad se les maltrata al darle un trato diferenciado. No podíamos pensar que ese trato diferenciado viniera de Delegación de Gobierno, Ciudad Autónoma y del Cuerpo Nacional de Policía. Puede ser por olvido, porque dicen que la distancia es el olvido, pero cuando tienes una responsabilidad debes anotarte en la agenda las cosas importantes.
Ismael, desde esta página, los guardias civiles y AEGC reconocemos tu trabajo, esfuerzo y dedicación. Te deseamos lo mejor y estamos a tu disposición para lo que necesites. Lo tenemos apuntado en la agenda.