Categorías: Opinión

¿Se puede caer más bajo?

El crédito, el respeto y el prestigio de muchas de las instituciones de este país llamado España, no pueden estar más bajos. Las que eran percibidas por los españoles como instituciones modelo, se han ido cayendo una tras otra como si de un frágil castillo de naipes se tratara.
La que hasta hace poco era la joya de la corona de las cajas de ahorro, Caja Madrid, ha sido intervenida por el Estado por su pésima gestión. Todavía fresca la sangre política de la lucha entre Esperanza Aguirre y Ruiz Gallardón por meter en el Consejo de Administración de la entidad a sus protegidos, las decisiones de los políticos han carcomido las vigas de una institución que hasta ahora disfrutaba de un máximo nivel de confianza. ¿Veremos a algún político sentado en el banquillo por haber obligado a la entidad a tomar decisiones que la han llevado a la ruina?  Por cierto: ¿Seguirá el líder de UGT de Madrid Juan Carlos Martínez (ése que mandó hace unos meses al gobernador del Banco de España “a su puta casa”) cobrando los 198.000 euros anuales por su pertenencia a varios Consejos de Caja Madrid?
El Banco de España, que, como sabemos no es un banco comercial, sino que es el responsable de vigilar que la gestión de los bancos se ajusten a unos mínimos de buena praxis bancaria, mira para otro lado cuando bancos y cajas quiebran por gestiones que rozan el delito financiero. ¿Qué hacía el gobernador del B.E., el socialista Miguel Ángel Fernández Ordóñez (aparte de cobrar) mientras Bankia se iba a pique?
El Senado, llamado ampulosamente “Cámara ALTA” y que debe su origen al de Roma en el que ser senador era la máxima dignidad a la que se podía aspirar, es un cementerio de estómagos agradecidos (o a los que agradecer), en el que sus miembros no se merecen lo que les pagamos. La mayoría de éstos ni siquiera tienen la vergüenza política de vivir en Madrid, que es la ciudad en la que tienen su lugar de “trabajo”.
El Congreso, en el que difícilmente vemos ocupados más del 10% de sus escaños, salvo en las horas de las votaciones en las que, eso sí, la consigna es “votar lo contrario de lo que propone el otro”, aunque esa propuesta la hayamos tenido “nosotros” en otro momento, y viceversa. Lo importante es eliminar a la oposición, aunque ello signifique que los ciudadanos estén cada vez más hundidos en la miseria económica y de valores.
Los sindicatos, que en su origen nacieron para defender a los trabajadores de los abusos de los empresarios, se han convertido en agencias de colocación de sus enchufados, algunos en Consejos de Administración o empresas oficiales, con suculentas nóminas.
Ni siquiera la monarquía española, que siempre ha gozado de una buena dosis de simpatía y comprensión, y a la que suponíamos “por encima de toda sospecha”, se libra de verse salpicada de escándalos.
Incluso a una institución supuestamente lejos de influencias bastardas, el Tribunal Constitucional, le cubren nubarrones de sospecha de manipulación por el poder político, y se ha convertido en tribunal de casación del Tribunal Supremo, punto al que nunca llegaría en un verdadero estado de derecho.
Y, por último, aunque seguramente los culpables de todo lo anterior, los políticos.
Políticos que nos hacen añorar a aquellos de la Transición española, que renunciaron a mucho en favor de todos. Políticos que se sirven de su cargo para enriquecerse y asegurarse su futuro a cualquier precio, y que nos están demostrando que la incompetencia no es exclusiva de un partido, unas siglas, o una ideología, sino de la mayoría de esa clase política, convertida por obra y gracia de las urnas en “casta”. Políticos, en fin, que no han tenido el espíritu de sacrificio suficiente para sobresalir en su vida profesional, y que se sirven de su cargo para arañar algo de artificial y momentáneo respeto.
Este país no puede caer más bajo…. ¿o sí?.  
POSDATA: Pero la crisis de valores no se ciñe solo a las “grandes” instituciones. La SGAE, una sociedad  creada para tratar de asegurar la vejez a artistas y escritores (que antiguamente llegaban a sus últimos años de vida viviendo poco menos que de la caridad), se ha convertido en una empresa dirigida por corruptos, que se han llenado sus bolsillos indecentemente a costa de cobrar hasta por la música que se escucha en una modesta peluquería de barrio.
Como vemos, España está trufada de corruptos e incompetentes… elegidos por nosotros.

Entradas recientes

El ermitaño de Ceuta vive en la ciudad

Casi todos en Ceuta han escuchado hablar sobre ese misterioso hombre que todos los días…

03/10/2024

Primera condena por violencia doméstica tras un cambio de sexo registral

La magistrada titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Ceuta ha ordenado remitir…

03/10/2024

A prisión un agente de la Guardia Civil por violencia de género

El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Ceuta, con competencia en asuntos…

03/10/2024

De los transfronterizos a Sánchez

Solo les quedaba Pedro Sánchez, que no les va a hacer ni caso. Pero bueno,…

03/10/2024

Situaciones que esperan respuestas urgentes

Ceuta sigue esperando la solución al problema generado tras el aumento de menores, producto de…

03/10/2024