Isabel Pagán habla de la "adicción" a la gimnasia rítmica

Isabel Pagán es una de las monitoras del Campus de Gimnasia Rítmica que se está celebrando esta semana en las instalaciones del ‘Guillermo Molina’, junto a su hermana Caridad.

En él están participando 22 jóvenes gimnastas que estarán entrenando hasta el sábado, día en el que tocará exhibición.
Con experiencia internacional, en donde destaca especialmente su participación en los Juegos Olímpicos de Atenas (2004) y Pekín (2008), la gimnasta habla para ‘El Faro’ en su segundo año en nuestra ciudad.
–Repite en Ceuta.
–Así es. El año pasado nos trataron como reinas. Estamos muy a gusto, y el ambiente dentro del pabellón nos encanta. Estamos muy felices con Mari Ángeles y sus niñas.
–¿Qué objetivo se marcan para una semana de trabajo?
–Lo fundamental es que las niñas se diviertan y que mejoren sobre todo técnica corporal. Por supuesto nos gustaría ver que entre el viernes y el sábado se produce una mejoría.
–¿Han cambiado mucho el programa respecto al año pasado?
–Este año nos hemos centrado más en la técnica de aparatos. Hay muchas niñas pequeñas, y por eso hemos optado porque toquen todos los aparatos para tener una pequeña base de cara al futuro.
–¿Qué impresión se están llevando de las niñas en cuanto a su predisposición?
–Son buenísimas. Estaban muy ilusionadas por empezar. Es verdad que después de tantas horas entrenando se cansan un poco, lo normal. Lo importante es que su predisposición en muy buena.
–¿Qué nivel tiene Ceuta en esta modalidad?
–Bastante bueno, y lo digo de corazón. Mari Ángeles las trabaja muy bien, con mucho amor. Se nota que tiene mucha ilusión por trabajar con las niñas, y ellas tienen muchas ganas de mejorar.
–¿La gimnasia rítmica es un deporte tan exigente como parece?
–Es más de lo que parece. Requiere mucha disciplina y horas de trabajo, y dejar de lado muchas actividades para entrenar. Es muy sacrificado.
–De hecho tiene, en ese sentido, hasta mala fama.
–Es verdad que la tiene, y va a ser muy difícil que se la quitemos. Pero nadie te obliga a a practicarlo, y de hecho crea adicción. Es cierto que es duro, sobre todo porque trabajar la flexibilidad es doloroso. Pero insisto en que nadie falta ni un día a entrenar, y si hay que faltar a un cumpleaños por entrenar, lo hacen sin dudar.
–¿Con cuántos años empieza a practicar este deporte?
–Con siete. Creo que es la edad ideal para empezar a entrenar.
–Echando la mirada atrás, ¿satisfecha por haber tomado este camino en cuanto a su carrera?
–Por supuesto, la gimnasia parte forma de mi vida. No recuerdo mi vida sin este deporte, y lo digo de verdad.
–Y usted que ha tomado parte en competiciones internacionales, ¿en qué nivel se encuentra la gimnasia rítmica española?
–En este momento es verdad que estamos algo por detrás de países como Rusia o Bielorrusia, e incluso Italia, que actualmente tiene un gran nivel. Pero para eso estamos, para trabajar. Ahora somos séptimas del mundo, y ahora vamos a buscar la clasificación para las Olimpiadas de Londres.
–Para un deportista, el gran sueño, la principal meta, es participar en unos Juegos, ¿es así?
–Por supuesto, lo que un deportista quiere es llegar al equipo nacional, y después estar en los Juegos Olímpicos.
–Estuvo en Atenas y Pekín, ¿con qué momento se queda?
–Sin duda la inauguración de los Juegos Olímpicos de Pekín. Fue impresionante. En Atenas no estuve en la inauguración, porque competíamos al final. En Pekín tenía 22 años y lo veía todo diferente como fue en Grecia, con 18. Es un país diferente, y disfruté muchísimo. Fui consciente de que estaba viviendo algo que sólo iba a disfrutar una vez en la vida. Fue absolutamente increíble.
–Y como entrenadora, ¿cuál es su meta principal?
–El que las niñas lleguen al equipo nacional. Y una vez que lleguen allí, estar en unas Olimpiadas, porque para cualquier deportista vivir aunque sea un minuto el ambiente de unos Juegos es algo mágico.
–Y a nivel de práctica de gimnasia rítmica en España, ¿cuánta aceptación tiene este deporte?
–Muy alta. No hay más que ver los Campeonatos de España. Son una pasada. Estamos hablando de miles y miles de niñas, muchísimas ilusiones, y ganas de estar ahí, en un nacional.
–¿Qué puede aportar este deporte, a cualquiera que lo practique, a su vida diaria?
–Sobre todo que desde pequeñas quieren conseguir metas por ellas mismas sin la protección de sus padres. El instinto de superación, ese intento de que te salga ese giro a base de constancia. Es un afán de querer hacerlo todo mejor que no te vas a encontrar en las niñas que ves en la calle.