Hace unos días recibimos una carta firmada por “grupo de vecinos de las Puertas del Campo” en el que nos alertaban del problema que están sufriendo la decena de enormes árboles localizados al comienzo de la transitada avenida de África, junto al edificio polifuncional de la Ciudad Autónoma. Los vecinos andan preocupados, más bien indignados por el tono del escrito que nos remitieron, tras conocer la intención de talar algunos de estos árboles debido a su mal estado de salud. A simple vista se aprecia que los dos primeros ejemplares que conforman esta esbelta hilera de árboles se encuentran prácticamente sin vida. Los propios vecinos dan por descontado que estos árboles se encuentran mal y que poco se puede hacer por ellos. Pero no se conforman con esta simple apreciación visual. Quieren saber qué ha pasado y quienes son los responsables de la muerte de estos árboles. Y tienen razón. No podemos permanecer impasibles ante la desaparición de unos verdaderos monumentos naturales que llevan acompañándonos desde hace muchas décadas. Cualquiera que tenga un mínimo de sensibilidad no puede dejar de entristecerse ante el triste destino que espera a estos extraordinarios árboles.
En su carta los vecinos de las Puertas del Campo achacan la enfermedad de estos árboles a unas obras que se realizaron hace algunos meses en las inmediaciones. Según cuentan, en el transcurso de esta obra se abrió una ancha y profunda zanja que estuvo abierta mucho tiempo. Tal zanja pudo afectar a la raíces principales de los árboles dando lugar a los problemas de salud con hoy día presentan los ejemplares de laurel de Indias. Los vecinos lo tienen claro. Ésta y no otra ha sido la causa del mal que sufren estos árboles. No obstante, a nosotros nos han llegado otras hipótesis. Una de ellas, al parecer, fue expuesta por el actual Consejero de Medio Ambiente. Desde su punto de vista, el mal que padecen estos árboles tiene que ver con la eliminación de las importantes pérdidas en la red de distribución de agua detectadas en la barriada del Polígono Virgen de África. Esta agua era, según esta hipótesis, la que nutría a estos árboles y al disminuir de manera drástica ha afectado a su estado de conservación. Más recientemente, mantuvimos una conversación con una persona vinculada a los trabajos forestales en nuestra ciudad en la que salió a colación el asunto de los árboles de las Puertas del Campo. Para este profesional de la silvicultura habría que remontarse a la construcción del edificio polifuncional para encontrar una explicación a la grave afección de estos árboles. Tendríamos, por tanto, que retrotraernos quince años atrás para identificar el origen del mal que ha acabado con la vida de dos hermosos árboles y amenaza al resto con una muerte irreversible y lenta.
Con independencia de la verosimilitud de las distintas hipótesis expuestas con anterioridad sobre la/s causa/s de la enfermedad de estos árboles, creemos que lo más oportuno es, -como piden los vecinos-, abrir una investigación con el objetivo de dilucidar esta cuestión. Una vez determinados los motivos, tendría que identificarse a los causantes de este grave atentado patrimonial y depurar las correspondientes responsabilidades. Puede que a algunos les parezca excesiva nuestra postura y a la de los vecinos, pero les aseguro que no lo es.
Estamos ante la pérdida de auténticos monumentos naturales cuyo expolio es comparable al de cualquiera de los edificios históricos declarados Bien de Interés Cultural en Ceuta. La pena es que no se hayan atendido las numerosas voces que llevamos pidiendo desde hace años la realización de una catalogación del patrimonio arbóreo local. Si se hubiera llevado a cabo, estos árboles figurarían entre los más valiosos con los que cuenta nuestra ciudad. Por los motivos expuestos, reclamamos de manera pública la apertura de una investigación seria y transparente sobre el deterioro de estos magníficos árboles. Tenemos el derecho a saber que ha pasado y quienes son los responsables de esta tropelía.
Como ciudadanos nos interesa conocer todo lo que rodea a este caso de arboricidio, pero también exigimos que se actúe con carácter urgente en la salvaguarda y cuidado del resto de árboles que presentan patentes síntomas de enfermedad. Aquí no vale el voluntarismo y el salir del paso que caracteriza a la acción del gobierno en nuestra ciudad. Exigimos que se tomen en serio este tema y pongan en manos de expertos el diagnóstico y tratamiento de los árboles que nos quedan. Una reflexión final. Agradecemos al “grupo de vecinos de las Puertas del Campo” la confianza puesta en nosotros para que emprendamos acciones relativas a estos árboles. Sin embargo, no deja de sorprendernos que en un estado que se declara democrático los ciudadanos envíen cartas colectivas sin dirección ni teléfono de contacto. ¿Qué temen?. Resulta triste que la gente en este país aún tenga miedo a dar la cara, aunque sea por un asunto de índole ambiental. Está muy bien que confíen en las entidades ecologistas, pero tienen que pensar que también nosotros necesitamos un apoyo explícito de la ciudadanía y no vernos siempre, como Gary Cooper, “sólos ante el peligro”. Aún así, cuenten con nosotros.
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