Categorías: Opinión

¿Que los menores beben? Sí, ¿y qué?

A menudo me pregunto para qué existen las leyes en este país. Dependiendo de qué cuestiones abarque, la sociedad tolera en mayor o menor medida que se incumplan, considerando que violarlas “sólo un poco” no significa estar cometiendo un atropello de nuestro sistema legislativo. Paradójicamente es el mismo pueblo que exige la rigurosidad de las leyes el primero en propugnar con sus laxas acciones la actitud distendida de la justicia que luego se proyecta sobre las cuestiones controvertidas de más alcance social. Pero el conglomerado de ciudadanos españoles no se conforma únicamente con tratar arbitrariamente el cumplimiento de las leyes sino que al mismo tiempo se preocupa en asaltar los principios morales que predica, cual profeta fariseo, cuando las circunstancias no le incumben directamente. ¿Cuántas veces se habrán escuchado críticas feroces a las excentricidades de los estadounidenses, de los japoneses o, por citar a algún pueblo más cercano, de los rusos, blandiendo como argumento maestro la correctísima moral del fingido puritanismo español? Muchas, quizá demasiadas, como suele ser normal en boca de los moralistas que pocas veces aplican sus prédicas.
El agudizado problema de los menores y el consumo del alcohol es uno de los puntos representativos del colosal declive moral de los españoles, volcados desmedidamente en un libertinaje que sus hijos heredan a través de una educación frívola e insustancial. Debería producir escalofríos y una vergüenza insanable que los padres miren hacia otro lado cuando de antemano saben que sus hijos están sobrepasando las leyes y perjudicando nocivamente su salud.
Desde mi punto de vista, más por lo segundo que por lo primero, aunque este último no se ha de tomar como desdeñable, puesto que partir de él supone inculcar a los niños y a las niñas, desde que son muy pequeños, el ninguneo las leyes, con la desastrosa evolución que conlleva esta postura; esa futura rebeldía (muy radicalizada), fuera de toda sazón, e incluso agresiva contra las cimientos del Estado, al que se le considera opresor por regir la nación mediante una legislación, desatando contra aquel una ira inaceptable en un país europeo del siglo XXI.
Usualmente cuando se sienten atacados, los padres recurren a la tradicional defensa de que desconocen lo que hacen sus hijos, arguyendo que es imposible controlar todos y cada uno de sus movimientos. Desatinamos si confundimos conocer lo que los hijos hacen a menudo con controlar hasta la integridad de sus respiraciones. El conocimiento de los pasos del niño es la primera responsabilidad de cualquier padre, ya que su desconocimiento implica que no pueda establecer los límites sobre sus acciones, perdiéndose una parte fundamental de la labor educadora de los progenitores. Si alguien realmente quiere hacernos creer que un padre o una madre no sabe si su hijo consume bebidas alcohólicas, es que tiene una fe desmesurada en su capacidad de persuasión y/o está convencido de que somos idiotas.
Por desgracia hemos llegado a un punto de no retorno en el que se ha convertido en natural que los menores beban a placer; si no fuera así, no tardaríamos en denunciar a todos aquellos locales o tiendas que vendieran bebidas alcohólicas a menores.
Sin embargo, pese a que muchos son conocedores de esta circunstancia, no conozco a demasiadas personas interesadas en denunciar esta indignante situación para que la justicia intervenga y ataje las irregularidades contundentemente.
Ni a muchos padres, ni a muchos tutores temporales, más preocupados en otros quehaceres menos problemáticos. Inclusive son estos padres quienes mueven a sus hijos en determinadas celebraciones a que beban, iniciándolos en lo que la ley no permite; ni mucho, ni poco: ni una sola gota. ¿Qué decir de los tutores temporales centrando la atención especialmente en el mundo de la educación? Si bien es cierto que determinados centros, en el momento de preparar los viajes de estudios, procuran buscar zonas apartadas de las ciudades donde se pueda adquirir este tipo de productos y proteger a los menores, se trata de un caso aislado. Normalmente estos viajes se plantean a grandes ciudades donde cualquier menor que se escabulle puede comprar alcohol con facilidades para engullir hasta las botellas si es necesario junto con sus amigos en el hotel de turno.
Voy a ser sincero: tampoco puedo decir que haya sido partícipe de esfuerzos por parte del Estado para dificultar el acceso del alcohol por parte de los menores, como no he conocido controles de todo aquel joven que beba en las calles (sea en un botellón, del que tendríamos que hablar largo y tendido, o en cualquier otra reunión socio-lúdica) y no aparente la edad correspondiente; para ello están los documentos nacionales de identidad, entre otras muchas cosas.
Esa obsesión que tiene la sociedad española por que los menores adelanten los acontecimientos que han de llegar a su vida escalonadamente es rotundamente contraproducente. Los niños y las niñas deben vivir unas circunstancias acorde a su edad de manera que ellos mismos tengan tiempo para forjar la mesura y la madurez que les acompañará el resto de sus vidas. Habida cuenta del arraigado libertinaje social existente en España en casi todos los sentidos, si se precipita toda clase de experiencias en estos muchachos se dará continuidad a esta faceta social que hace tanto daño a nuestro país, considerado en Europa como el rincón más indicado para fiestear sin un segundo de descanso con un elenco de drogas blandas y duras a entera disposición del extranjero, que puede culminar su visita con todas las correrías sexuales que le plazca.
España es mucho más que esta frivolidad; no obstante somos nosotros mismos los que nos afanamos en hacer que no lo parezca, en seguir condenando nuestra propia tierra mediante una educación bochornosa que cuanto más se prodigue, peor resultará para los intereses de nuestro país y para la imagen de gran nación respetable, seria y ordenada que hemos de proyectar hacia el exterior.

Entradas recientes

París 2024: la selección de fútbol de Marruecos pierde ante Ucrania (2-1)

La selección olímpica de fútbol de Marruecos perdió este sábado ante Ucrania (2-1) en el…

27/07/2024

‘Dragons Camoens’ vuelve a escena un año después

Este sábado 27 de julio el Dragons Camoens lo recordará por mucho tiempo. El equipo…

27/07/2024

La fragata Hassan II protege la residencia de verano de Mohamed VI

Mientras surcaba el Estrecho de Gibraltar en su camino para asegurar la residencia de verano…

27/07/2024

Muere un cachalote tras chocar con una gran embarcación

Circe, Conservación, Información y Estudio sobre Cetáceos, ha dado a conocer este sábado un incidente…

27/07/2024

Un cuadro homenaje a Caballería obra de Pedro Orozco

El general jefe del Mando de Canarias del Ejército de Tierra descubrió este jueves junto…

27/07/2024

Villajovita, protagonista del sainete de verano PSOE-Ciudad

No hay más noticia política en este sábado de verano que Villajovita. El culebrón que…

27/07/2024