¿Qué es una encuesta?

La pasada semana se publicaba una encuesta de Sigma Dos  para el diario El Mundo, de la que algunos medios cercanos al gobierno local del Partido Popular de Ceuta, especialmente, se han  apresurado a resaltar aquello que les conviene. Esto es, que la coalición Caballas no obtendría más de dos diputados. Sin embargo, cuando uno se va a las fuentes, es decir, a la encuesta publicada, observa dos cosas. Una, que a ninguno de los encuestados le han preguntado por su opinión electoral acerca de Caballas como coalición de dos partidos, uno de mayoría musulmana y otro de mayoría cristiana, sino solo por uno de los partidos que la integran, la Unión Demócrata Ceutí (UDCE). Grave error tendencioso. Dos, que desde que dicho partido se presenta a las elecciones, los sesudos encuestadores de esta empresa nunca han acertado en su predicción. O dicho de otro modo, siempre se han equivocado en porcentajes estadísticamente inasumibles, lo que significaría, técnicamente hablando, que han cometido un error de bulto, que han mantenido en el tiempo.
He titulado este artículo de la misma forma que Fritz Sheuren hace con un interesante folleto divulgativo, cuyo material ha sido tomado de la American Statistical Association, diseñado para promover una mejor comprensión de lo que significa realizar una encuestas por muestreo y de aquellos aspectos que tienen que ser tomados en cuenta en la evaluación de los resultados de las mismas. Dicho trabajo es gratuito y está preparado para personas no especialistas en la materia (http://www.amstat.org/sections/srms/pamphlet.pdf). En el mismo se incluye la famosa foto en la que en 1948, un sonriente recién elegido Presidente de los EEUU de América Harry Truman, mostraba con sorna el ejemplar del Chicago Daily Tribune, en el que se había dado como vencedor a su contrincante Thomas Dewey, favorito en todas las encuestas de opinión realizadas.
En dicho documento se dicen cosas muy interesantes. Por ejemplo, que la calidad de una encuesta es determinada, en gran medida, por su propósito y por la forma en que se llevó a cabo. También nos recuerdan que la mayoría de llamadas que se hacen en las investigaciones de TV, o en determinadas revistas electorales, son muy sospechosas, pues los participantes en las mismas no suelen estar científicamente seleccionados, o son más propensos a responder en un determinado sentido (hacerla telefónicamente cuando se sabe que la mayoría de los que pueden apoyar a determinada coalición electoral no disponen de teléfono fijo en sus domicilios). Asimismo nos indican que las encuestas no deben ser diseñadas para producir resultados predeterminados, o como un ardid para las actividades de marketing y similares. También que cualquier persona a la que se le pida que responda a una encuesta de opinión pública debería poder decidir si las preguntas son justas (por ejemplo, alguien no puede estar de acuerdo con votar a uno de los partidos que integran la coalición Caballas, pero sí a la coalición en sí, como signo de integración verdadera). O que una violación importante de la integridad y ética profesional se produce cuando bajo la apariencia de encuesta lo que se esconde es un vehículo para estimular o para orientar la opinión en un sentido determinado (identificando Caballas exclusivamente con Juan Luis Aróstegui, al que previamente se le ha sometido a una terrible campaña mediática de desprestigio, llegando incluso a destacar un "comando" del Partido Popular, cuya única misión ha sido buscar en las hemerotecas y sacar de contexto artículos y opiniones suyas del pasado).
Algunos de estos fenómenos están estudiados por la ciencia estadística y son conocidos bajo el nombre de “errores de no respuesta”, dándose cuando no se dispone de información para todas o algunas de las preguntas que figuran en el cuestionario. Entre las causas de esta no respuesta podemos encontrar varias. Por ejemplo, cuando el entrevistado está ausente, o cuando se niega a cooperar, o cuando está incapacitado para contestar porque no entiende la pregunta, o simplemente cuando no hay posibilidad de identificar la unidad o de acceder a la misma.
En la encuesta de Sigma Dos para Ceuta se comete el grave error de preguntar por separado de los dos partidos que componen la coalición Caballas, de la que no se hace pregunta alguna. Sin embargo, la tendenciosa identificación que hacen de la misma en solo uno de los partidos que la integran, lleva a obtener conclusiones (erroneas) sobre Caballas. Es decir, podríamos estar en presencia de un importante error de no respuesta, que provocaría una disminución del tamaño de la muestra y, por tanto, de la precisión, lo que llevaría a un sesgo independiente del tamaño muestral escogido.
Sin embargo, también la ciencia estadística ha diseñado soluciones técnicas, aunque todas pasan por realizar una segunda fase de muestreo con aquellas personas a las que en la primera fase no se les ha podido preguntar, o de las que no se ha obtenido respuesta, por alguna causa, sobre alguna de las cuestiones que interesan. Pero, claro, esto tiene dos costes añadidos. Uno económico. Otro político, pues quizás los resultados no serían del agrado de los que van a obtener la mayoría absoluta.
Una vez más, los creadores de opinión violan los principios éticos y la deontología profesional de la técnica estadística. Perjudicados, todos. Fundamentalmente la ciencia estadísticas y los técnicos que la estudian.