¿Qué es esto, Palestina?

Indignación en la barriada del Príncipe después de que en la tarde de ayer se produjera un nuevo enfrentamiento con la Policía Nacional, en concreto con la unidad UIP llegada de Valencia para llevar a cabo los controles móviles solicitados por la Delegación del Gobierno.

Indignación de padres, mujeres y ancianos que ayer protestaban enérgicamente no por la labor que desarrolla la Policía sino por las formas. “Vienen aquí, se ponen a pegar tiros con los niños delante, con la gente todavía rezando en las mezquitas, entran en los cafetines y se ponen a registrar a las personas mayores...”, se lamentaba un joven en plena calle San Daniel. Todos los vecinos querían hablar, se pisaban unos a otros porque todos deseaban contar a ‘El Faro’ lo que pasaba, su versión, esa que, dicen, nunca se lee en los periódicos. “A nosotros nos parece bien que detengan a los que cometen delitos, ¡pero que no lo hagan así!, le han disparado a un niño que estaba ahí sentado y yo desde la ventana de la casa les he dicho que qué pasaba y también han disparado. Tenía a un niño en brazos y a cuatro hembras en casa... ¿es normal que disparen hacia mi ventana?”, denunciaba otro vecino.
En las manos algunos jóvenes del barrio muestran los cartuchos, reflejo de los disparos de material antidisturbio efectuados por los agentes de la Policía Nacional adscritos a la UIP. En las calles, ladrillos, piedras de grandes dimensiones, contenedores en el suelo, tablas de madera... reflejo de la auténtica batalla campal que tuvo lugar ayer en un barrio en el que la vida normal se paró a las seis y media de la tarde.
“La gente ha tenido que cerrar las tiendas, esconderse en su interior por miedo”, explica un padre de familia que, como tantos otros protestaba ayer por lo que está sucediendo. Los vecinos estaban muy nerviosos, gritaban y advertían de que “esto no va a quedar así”. “Haremos una concentración para que el delegado del Gobierno sepa que no se nos puede tratar así. ¿Él no ha venido aquí de noche?, pues que venga ahora también y vea cómo nos tratan, como animales, como si esto fuera Palestina”, añaden.
El presidente de la asociación de vecinos del Príncipe Alfonso, Abdelkamil Mohamed Kamal, subía de noche a la barriada para hablar con los vecinos y se unía a la protesta unánime de ellos. Los vecinos se quejan por las formas empleadas. “¿Quieren detener a quienes tiran las piedras? ¡Pues que lo hagan!, ¡pero por qué tienen que venir a intimidarnos a todos, yo trabajo, yo no tiro ninguna piedra... por qué me tienen que tratar como un delincuente!, ¿somos sólo los del Príncipe los que cometemos delitos, no ocurre en Hadú, en Los Rosales, en el centro?, ¿Por qué siempre a nosotros?”, gritaba otro residente.
Los presentes rodeaban a los periodistas de esta Casa, todos querían hablar. También las mujeres. “¿Tú eres madre?, entonces entenderás lo que pasa cuando ves a tu niño llorar porque descubre a estos policías que llegan con las pistolas y pagan con todos lo que hacen unos. Que entren a detener a quienes tiran piedras pero al resto no porque todos no hacemos lo mismo”, exclama. “Yo a mis hijos no les compro pistolas de juguete y les educo... luego ¿qué?, salen a la calle y ven esto. Cuando se produjo la movida yo estaba en casa y los niños estaban en la escuela de árabe, salí como loca a por ellos para recogerlos y ellos estaban llorando viendo a los policías disparar... ¡eso es normal! Vivo en el Príncipe, y ¡qué!, ¿por eso todos los vecinos tenemos que ser culpables?”.
Otro vecino contaba cómo había salido de su casa con las manos en alto para que no le confundieran con cualquier ‘lanza-piedras’ y había quienes advertían que ya han dado quejas a la Policía del trato que dicen reciben de algunos. Los vecinos no generalizan. Por ejemplo cuentan que a primera hora de la tarde llegaron agentes de Ceuta, estuvieron en la barriada pidiendo documentación, y no hubo enfrentamientos. “Vinieron de forma educada, no en plan Rambo, registrando de mala manera a los ancianos, a las personas mayores que están en los cafetines jugando al parchís.. qué daño hacen para que les traten así, ¿ves normal que registren a tu propio padre, de 80 años?... ¡qué va a tener él, piedras!”, exclama otro joven.
En la mezquita de la calle San Daniel señalan las muestras de los tiros de material antidisturbio y en la iglesia del Príncipe asoman las pintadas contra la Policía, al igual que en los callejones. Mientras los vecinos hablan, hay algunos grupos reducidos de jóvenes, que en algunos casos rozan la adolescencia, que recogen piedras del suelo, y, con las caras completamente tapadas, marchan unidos hacia la explanada del Reina Sofía. Es la otra cara paralela a la que los vecinos están denunciando. Protestan quienes denuncian la situación, pero callan quienes, con la cara tapada, marchan con piedras para posicionarse detrás de las barriadas que con contenedores van montando a las puertas del barrio. Ubican además contenedores en forma de zig zag para evitar la entrada de los vehículos en línea recta. A estas personas -menores por su estatura y apariencia ya que tapan el rostro- son las que se refiere el jefe superior de Policía. “Que los detengan, que averigüen quiénes son y los detengan, pero que al resto no se nos meta en el mismo caso”, denuncian. “Con una investigación se hacen las cosas bien, pero así no. ¿Ha pasado algo con la Guardia Civil el tiempo que ha estado aquí, hemos tenido algún enfrentamiento con ellos... a qué no? Ellos no nos tratan mal, si detienen a uno que ha hecho algo que no debe hacerse ninguna persona de bien se va a meter con ese agente, pero lo que no pueden hacer es venir aquí como si fueran Robocop, con las pistolas en alto, disparando, señalando a todos sin diferenciar”, advierte. Mientras habla unos chicos se llevan a un niño en brazos hacia el Hospital. “Le han disparado con estos cartuchos y ese chico estaba ahí, sin hacer nada, sólo mirando. Luego cuando venga su padre y se entere ¿cómo quieren que se ponga?”, lamenta.
La unanimidad de los vecinos concentrados en el corazón del Príncipe señala que no está en contra de la Policía. Quieren dejarlo claro, como también quieren señalar que quieren ser escuchados para que se sepa que hay agentes que, según sus palabras, no están haciendo las cosas con respeto. “¿Harían lo mismo en el centro, entrar así por la calle Real con las armas, disparando, con niños delante, mujeres, las tiendas abiertas?, ¿a qué no lo harían, por qué entonces aquí sí?”, apostillan.
Durante los altercados que se registraron durante la tarde y noche de ayer no se produjo detención alguna pero sí que además de los dos agentes señalados por el jefe superior Torres como heridos en la trifulca, hubo dos menores que recibieron el impacto de material antidisturbio. Ya por la noche desde las azoteas de los pisos se lanzaban piedras a los coches que se acercaban a la barriada, sin diferenciar quién era quién.

Torres: “Han intentado acorralar a los policías”

El jefe superior de Policía, José Luis Torres, señaló anoche a esta redacción que los incidentes ocurridos en la barriada Príncipe Alfonso se debieron a que un grupo de individuos comenzaron a apedrear al dispositivo policial que se encontraba en ese momento realizando sus labores de patrulla y vigilancia. Como consecuencia del mismo dos policías resultaron heridos, y uno de ellos necesitó atención médica en el servicio de urgencias del centro hospitalario. Reflejó que con posterioridad al apedreamiento un grupo numeroso de personas realizó un ataque frontal contra los agentes lanzándoles nuevamente piedras y montando barricadas, intentando, según sus propias palabras, acorralar a los policías, por lo que no tuvieron más remedio que utilizar el material del que disponen para poder defenderse. Esta es la versión que da la Policía Nacional.
Por Luis Aznar

La tangana del sábado, en el origen del episodio de ayer

El enfrentamiento que se produjo en la noche del sábado, del que ayer informó este medio, figura como antesala de lo ocurrido en la tarde noche de ayer. De lo sucedido el sábado no se ha producido detención alguna. De hecho los policías han señalado que los autores del lanzamiento de piedras eran jóvenes de corta de edad que se dieron a la fuga por los callejones. Esas personas de corta edad son referidos como adolescentes, igual que los que ayer vio este medio armados con grandes piedras y ladrillos. Ninguno fue identificado por las fuerzas de seguridad que tuvieron que realizar un disparo al aire de fuego real a modo intimidatorio. Ayer un vecino de la barriada dijo que había visto a un policía cargar su pistola, pero este extremo no fue confirmado por la Jefatura. Sí volvieron a producirse detonaciones, lanzamiento de petardos y lanzamiento de piedras desde la azotea. Las detenciones son prácticamente imposibles ya que el desarrollo urbanístico de la barriada imposibilita la localización e identificación de las personas que han podido participar en lo que son considerados como atentados contra las fuerzas de seguridad. El problema de la inseguridad en la barriada vuelve, de nuevo, a enquistarse y tras unos meses de relativa calma, sin que se hubieran producido apenas ataques se vuelven a repetir hechos de este tipo. La Policía da su versión y los vecinos otra, sin que ambas encuentren un camino unido para buscar soluciones. De nuevo la asociación de vecinos del Príncipe advierte de que se hará una manifestación ya que no pueden permitir que se esté tratando de esta manera a un vecindario que, dicen, está viéndose humillado. Ponen de ejemplo en el trato a la Benemérita.

Incendio de una furgoneta y más piedras

Pasadas las nueve de la noche y cuando parecía que la barriada había recuperado cierta normalidad, sin policía en las calles, pero con el ánimo demasiado caldeado, se prendía fuego a esta furgoneta estacionada en el antiguo depósito de agua. Los Bomberos acudieron a sofocar las llamas sin problema alguno y también subió la Policía. De nuevo volvieron a producirse más pedradas que se estaban repitiendo hasta pasadas las diez y media de la noche.