Una familia de Ceuta ha denunciado ante el Juzgado de Guardia que uno de sus miembros, interno preventivo en el Centro Penitenciario de Fuerte Mendizábal, no pudo asistir el domingo pasado al funeral de su padre a pesar de que tenía autorizada su salida de prisión.
La familia exige la depuración de responsabilidades en este caso y espera que este hecho no quede impune porque fue “demasiado grave” y la Administración demostró “muy poca humanidad y empatía”, “causando un daño gratuito” a unas personas que de por sí ya atravesaban unos duros momentos. Los afectados consideran que se ha “jugado con los sentimientos del interno y de la familia”.
La denunciante entiende que esta situación produjo una “gran angustia” a la familia y en el propio interno ya que este permiso respondía a una “situación extraordinaria y con tinte humanitario”. Además, el texto de la acusación recoge el agravante de que habiendo accedido un juez al traslado al cementerio de Sidi Embarek, “no se haya cumplido la resolución dictada” judicialmente por la cual se autorizaba la salida del interno antes de las 15.00 horas. Aparte del incumplimiento de la orden judicial que esgrime la familia, sostiene que se ha vulnerado duramente el derecho del interno recogido en el artículo 161 del Reglamento Penitenciario relativo a la concesión de permisos.
Tras cumplir los trámites legales y ser concedida la autorización para presenciar el entierro de su padre a las 15.00 horas, la familia comprobó que, llegadas las 14.50, la Policía no llegaba al cementerio. “Preguntamos a la prisión si se autorizó la salida, nos manifestaron que sí, pero que estaba pendiente de una firma del jefe de Incidencias”, relataron sus parientes.
Sobre las 15.20, una dotación policial llegó a Sidi Embarek, recordaron sus seres queridos, “diciendo que iban a traerlo, que hubo un retraso y que iban a bajarlo al cementerio rápidamente”.
Puesta de nuevo en contacto con el centro penitenciario, “nos manifestaron sobre las 15.30 que estaba pendiente el asunto de una firma de prisión”.
Sobre las 16.30 horas, el círculo más próximo del interno estableció otra vez comunicación con la cárcel recibiendo una novedad en su respuesta que así lo reproducen en la denuncia: “Ellos –la prisión– habían hecho lo posible para su excarcelación, pero el furgón de la Policía era el que llegó tarde y que como ya no es hora y el sepelio era a las 15.00, ya no podían hacer nada, habiéndoles explicado que la familia se ha quedado allí esperando, siendo la prisión la que nos manifestó que ya no era hora; yéndose en este momento los familiares y hasta el agente de Policía que se quedó en espera del traslado”.
Ante la prolongada espera, los servicios funerarios procedieron a enterrar al difunto y sus parientes se quedaron “esperando noticias de prisión y marchándose del lugar a las 16.45 horas ante las manifestaciones de la prisión”. Familiares, amigos y vecinos permanecieron más de 40 minutos aguardando a pleno sol que se solventase esa descoordinación sin poder dar sepultura al fallecido.
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