Actuará el sábado por la noche en el Casino de Ceuta y antes, por la tarde, impartirá una clase de danza Baladi
La danza del vientre vuelve a ser protagonista este fin de semana en el Casino de Ceuta. En esta ocasión, la actuación correrá a cargo de
Reme López, más conocida como Rakhshanda. Será el sábado por la noche, pero antes impartirá un taller de danza Baladí de 17:00 a 20:00 horas. Rakhshanda es directora y profesora de la escuela Danzavima y ha desarrollado distintos trabajos como coreógrafa, entre ellos, el cuento de Aladín para el musical de DisneyFantasy.
–¿A quién va dirigido el taller de danza de vientre que va a impartir el sábado en el Casino de Ceuta? –A todas las personas que tengan el deseo de bailar. Está dirigido a personas de todas las edades, de todas las complexiones físicas, a hombres y a mujeres. A todas las personas, porque todas tienen piernas, brazos, cabeza, rodillas...
–¿También hombres? No se suele asociar a los varones con este tipo de danza, aunque bailarines masculinos ‘haberlos haylos’. –No se imagina cuántas veces me preguntan eso cada semana. Los hombres también bailan y muy bien. Ocurre como en el flamenco o en la salsa. En todos los bailes, normalmente siempre hay más mujeres. A las mujeres les gusta más bailar, pero los hombres también pueden hacerlo. De hecho, bailan; hay bailarines hombres muy famosos, que bailan muy bien y que van por todo el mundo impartiendo talleres. Para bailar se necesita tener una templanza, una dedicación... No mirar el reloj.
–Del reloj también le quería hablar. El taller que impartirá es de 17:00 a 20:00 horas. Tres horas. Habrá que tener una cierta forma física para aguantar todo ese tiempo. –La verdad es que sí porque a mí me gusta estar en una clase intensa, pero si veo que las alumnas están agotadas, lo vamos haciendo más suave. Siempre es muy fácil bajar el nivel. A mí me gusta empezar desde arriba y la primera mitad del taller hacerla muy ‘cañera’. Y la segunda mitad, dedicarla a hacer lo que hemos aprendido, pero poniéndole ese arte, ese duende, ese pellizco.
–Y por la noche, su actuación. –Por la noche, el espectáculo. Efectivamente.
–No sé los alumnos, pero la profesora sí que debe tener una cierta forma física para aguantar. –La verdad es que no me canso. No me canso en absoluto. Puedo bailar horas y no me canso. Más cansa bailar y hablar dando clases.
–¿Cómo se convierte Remedios López en Rakhshanda? –(Risa). Lo primero es tener la claridad mental de que te gusta muchísimo, de que puedes y te quieres dedicar a ello. Si te encanta y lo tienes claro en tu cabeza, ya sólo es ponerte manos a la obra. Eso es así para cualquier proyecto que quieras poner en marcha. Cuando lo tienes muy claro en tu cabeza y lo deseas de verdad, hacerlo no es nada.
–¿Cuándo lo tuvo claro usted? –Antes de recibir mi primera clase de danza del vientre, por el camino me imaginaba a mí misma moviendo los brazos, muy alegre... Cuando yo llegué a clase y descubrí que había una técnica, que hay que contar los tiempos, que hay que contraer, que hay que tener en cuenta la colocación postural... me sorprendió mucho. Rápidamente le cogí el gustillo. Pensé: esto no es diversión, esto es trabajo, esto es dedicación, pensar, esto es concentrarse... Me encantó. Queda raro dicho así, pero el único flechazo que me ha dado ha sido ése (risas). Estaba cansada de trabajar ocho horas, ahorrar todo lo posible y salir lo menos posible. Quería tener algo más, tener alguna ilusión. Trabajaba en una oficina, de administrativa. Como tenía muy claro que me encanta bailar, empecé a buscar clases de baile. Y de todos los que pobré, el que más me gustó fue la danza del vientre. Era salir de la rutina y hacer algo más que trabajar ocho horas diarias.
–¿Eso fue hace nueve años? –Hace diez. Nueve años dando clases y diez desde que conozco el baile.
–¿Y dónde ocurrió? –En una academia de Málaga que ya no existe. Fue con mi profesora, que sigue siendo mi profesora, Serta. Fue la primera que me dio clase y con la que sigo recibiendo clases. He tenido profesoras muy buenas años y años, como Esalim, pero con Serta empecé y es la que me contagió su ilusión.
–¿Y Remedios López quién es? ¿A qué se dedica cuando no baila? –Laboralmente, sólo me dedico al baile. Estoy todo el día dedicada a las clases, al espectáculo, a crear coreografías y hacer publicidad, que también me lleva mucho tiempo. Y coser, también coso mucho (risa). Remedios López nació en Málaga y adora desde siempre bailar. Cuando descubrí las clases de baile, dije: Esto es lo mío, ¿cómo no lo he hecho antes?
–¿Y de dónde viene el nombre Rakhshanda? –Fue porque no quería poner Reme López en la publicidad. Pensaba que cuando me anunciaran así, iba a parecer que era una cantante de copla española (risas). Por eso escogí un nombre más del estilo de lo que estoy haciendo. Busqué un nombre en Internet. Quería uno que empezara por ‘R’, igual que Remedios. Y escogí RakhShanda, que me parece muy sonoro.
–¿Tiene algún significado o alguna historia detrás? –Siempre que pensaba en un nombre, me imaginaba que lo iban a decir y que yo salía al escenario muy grande. ‘RakhShanda’, se llena la boca al decirlo. Significa ‘brillante’, pero no lo elegí por su significado sino porque me pareció muy artístico.
–No se conforma sólo con la danza del vientre. También aprendió el estilo egipcio, folclórico, percusión, bailes latinos... –Cuando uno se mete en el tema del baile, lo suyo es conocerlo todo. También bailo mucha salsa, que me encanta, adoro el flamenco, estoy aprendiendo las sevillanas del Conservatorio, que son muy difíciles... Ya tienes que darle a todo. Cuando empiezas, ya nunca es suficiente. Es como cuando te comes una palmera de chocolate, no la quieres compartir, la quieres toda para ti (risas).
–¿Qué aspecto de la danza del vientre cree que le atrae más a sus alumnos? –Su motivación principal es expresarse con la música, evadirse de sus tareas diarias, dedicarte al baile y a ti. También, por supuesto, como deporte, para fortalecer el cuerpo. Se fortalece mucho la musculatura. Una forma de evadirse es el arte.
También hay alumnas que vienen porque quiere hacer amigas, porque quieren pertenecer a un grupo de amigos.
–El taller que impartirá en el Casino de Ceuta es de danza Baladí. ¿Qué significa Baladi? –Baladi significa ‘municipio’, ‘municipal’, ‘pueblerino’, ‘cateto’... Es un adjetivo que se puede utilizar en sentido positivo como negativo. Danza baladi se refiere a la gente que estaba en el campo, en el medio rural, y que tiene emigrar a la ciudad para sobrevivir. Por las noches, después de cenar y cuando ya han terminado su trabajo, se reunían para recordar sus bailes del campo, sus raíces. Es un baile que no es muy artístico, no tiene mucho desplazamiento ni es muy plástico. Es muy en el sitio, es mucho de cadera, mucho de ondular, es muy improvisado, no es coreografiado. Improvisa el músico y la bailarina.
–No es la primera vez que el Casino de Ceuta acoge una actuación de danza del vientre. ¿Está de moda? ¿Sólo ocurre en Ceuta? –En Málaga, cuando yo empecé hace diez años, había muy poca danza del vientre. Al principio había muy poca variedad y poco a poco se va a inundar porque, como tienen tantos beneficios, a la gente le encanta. La pueden practicar las personas de 60, 70, 80 años o las niñas de cinco; a todo el mundo le gusta expresarse a través de la música, comunicarse. Sacar tu interior, que es muy gratificante. La gente lo va a ir probando y cada vez va a querer más. El interés por el baile del vientre no es moda pasajera, se va a quedar.