Más de 70 inmigrantes marroquíes han entrado a nado o en balsas en Ceuta durante toda la madrugada, ante la indiferencia de
Marruecos cuyos agentes, literalmente, han mirado para otro lado.
Se ha vuelto a repetir la famosa crisis del Tarajal, cuando a finales de abril y en una sola tarde accedieron a la ciudad un centenar de personas. La diferencia es que en esta ocasión ha sido por
Benzú. Desde el inicio de la madrugada y durante toda la noche, las entradas han sido constantes, en goteo y sin actuación por parte del vecino país, cuyos agentes se quedaban en la playa o apostados en las inmediaciones charlando y sin hacer nada mientras sus compatriotas arriesgaban la vida.
Jóvenes, muchísimos menores y hasta dos familias han ido entrando durante toda la noche. Algunos lo hacían en ropa interior, otros con traje de buceo, muchos con la ropa que vestían, algunos ayudados de flotadores y, lo más curioso, dos familias al completo a bordo de un par de balsas playeras. En concreto dos hombres, dos mujeres y cinco niños pequeños, alguno incluso de corta edad, que han podido salir sin pega alguna de Marruecos para llegar a Ceuta arriesgando sus vidas. Han llegado hasta la playa a pie del espigón sanos y salvos. Ha sido sin duda la imagen de esta jornada porque viene a demostrar la mirada hacia otro lado y la inacción marroquí.
Otro episodio más de la tensión entre España y Marruecos
Y es que lo que se ha vivido esta madrugada ha sido la crónica anunciada de la clara tensión existente entre España y Marruecos que se escenifica en Ceuta por capítulos. De todas estas entradas en goteo, sin obstáculo alguno, ha sido testigo FaroTV. Hasta las seis de la madrugada habían conseguido entrar más de 70 personas. Han llegado sobre todo varones, pero también alguna mujer y mucho menor de edad. En el
lado español se han movilizado todas las unidades de la Guardia Civil que estaban operativas así como la Cruz Roja, que no ha cesado en sus viajes continuados para llevar mantas, atender a todos los que fueron concentrados en el control de Benzú y verificar su estado de salud. Al menos dos nadadores han tenido que ser evacuados al Hospital Universitario al presentar hipotermia. El resto ha sido trasladado a las naves del Tarajal en distintos viajes dada la cantidad de personas que había llegado a la ciudad. Allí cumplirán el periodo de cuarentena.
Es sin duda una de las mayores entradas de inmigrantes a nado ocurrida solo en horas. Cada vez eran más los marroquíes que se apostaban cerca de la playa para, viendo que no había vigilancia, bordear el espigón. Parecía como si se estuviera produciendo un efecto llamada y jóvenes, menores, así como familias al completo se arrojaban al mar con lo puesto, aprovechando que Marruecos no ejercía su función de guardián de frontera lo que se traduce en un claro riesgo para los que solo buscan escapar de su país y de la miseria.
Segundo guiño de inacción en la frontera
Lo sucedido en Benzú es el segundo guiño claro que hace Marruecos a España en cuanto a su inacción a pie de frontera. Se ha visto perfectamente cómo los agentes no actuaban a pesar de que, delante de ellos, sus compatriotas se arrojaban al mar. Tampoco salían embarcaciones. La Guardia Civil, atónita, solo podía recibir a los nadadores a los que guiaba con sus linternas para evitar males mayores. Marruecos miraba hacia otro lado y a la Guardia Civil le tocaba ejercer el papel de receptor de todos los que venían a Ceuta. A pie de playa los recogían y eran entregados a la Cruz Roja para su traslado a la frontera. Todo ha sucedido en Benzú aunque, prácticamente a la misma hora, cinco inmigrantes entraban por el espigón del Tarajal a nado o casi a la carrera. Han sido entradas aisladas porque la presión más importante tenía lugar en el camino que une Beliones con Benzú. Ha sido una noche de brazos caídos, de no actuar y de entradas que podían haber terminado en tragedia. Algunos nadadores, quizá temerosos de lo que pudiera ocurrir, intentaban seguir nadando en vez de llegar a la playa.