La presión ejercida por las motos de agua, el descaro de sus pilotos y la comisión de delitos de forma constante no encuentra descanso en Ceuta pero tampoco en el
litoral marroquí más cercano a la ciudad autónoma desde la que parten en dirección a la costa esñpaola. Un vídeo grabado por un joven en la playa de Castillejos ha terminado convirtiéndose en el reflejo de cuál es la situación y su gravedad. Varias motos se aproximan a la orilla en donde hay bañistas, pero también chicos prestos a ser recogidos para
su introducción en Ceuta, por lo que se calcula que pagan hasta 3.000 euros. Una lancha de la Marina Real marroquí intenta parar el acoso de las motos persiguiendo a sus pilotos pero a la vez intentando no causar una auténtica tragedia llevándose a alguno de esos jóvenes por delante. Lejos de tener miedo, de verse amedrentados por la situación, los pilotos de motos de agua siguen acercándose a la orilla para hacer sus cargas. Esto es lo que está pasando a diario en Ceuta pero también en
Marruecos, lugares en donde la presión alcanza un nivel sin medida. Esta misma semana se apreciaba la salida de autobuses cargados de adultos de distintos puntos del país vecino que pretendían salir en travesía irregular y que, una vez retenidos, son devueltos a sus lugares de procedencia.
Los intentos son diarios y constantes, se suceden día tras día, sin descanso. La presión de las motos de agua acercándose a la orilla en busca de menores o jóvenes para cargar en sus vehículos ya es una imagen habitual. Las Fuerzas de Seguridad marroquíes no pueden hacer mucho más para detener este auténtico efecto llamada que ha superado los recursos disponibles. La
Guardia Civil sortea jornadas diarias de presión parando el mayor número de entradas posible, igual que hace Marruecos, pero la situación ha terminado por superar los límites hasta dejar en evidencia el control existente. A los intentos diarios de pases de personas se suma la inseguridad entre los demás bañistas.